Cuando te acuerdes de mí

TU, YO Y EL FRÍO

—Digamos que no terminé muy bien con ellos, así que me fui. — le digo la verdad a medias para no lastimarme más con el tema.

— ¿Qué fue lo que pasó?

—No me dejaban crecer, ya éramos una familia toxica a niveles nucleares, mi padre le daba más importancia a lo que todos fueran a decir menos a lo que su hija quería, le obsesionaba el hecho de que yo fuera mujer… me asustaba de todo, no podía vestirme bien porque temía que unos secuestradores me llevaran y pidieran rescates, se volvió un horrible paranoico, ¡para todo! Mi mamá sufrió mucho con él y con su forma de ser y a pesar de que parece que ya no se aman ella… ella simplemente lo eligió a él.

— ¿Tu querías que tu mamá se mudara sola contigo?

—Sí, quería sacarla de ese horrible entorno pero ella esta aferrada a esa vida, no importa cuento le hagan daño o cuan feo le hable, ella siempre querrá estar con él, y yo ya no quería sufrir viendo esa escena tan enfermiza, aunque quería ayudarla ella no tomaba mi mano para poder sacarla del hoyo.

—Debió ser duro dejarlos.

—Lo fue, es lindo que los padres te protejan, pero cuando ya quieren invadir tu vida y tus decisiones cuando eres mayor ya se vuelve un acto de sobre protección enferma, “no escuches esa música” “no te maquilles así” “No digas cosas así, la gente hablará mal de ti” “No vayas a fiestas si tienes que entrar a la casa de la persona” “No vayas a antros, te pueden violar” No… no… no… Me canse ¿sabes? Un padre normal no se quejaría de que su hija escuche Opera, me estaba asfixiando, así que la Universidad aquí fue mi escape.

—No pareces una mala chica.

— ¡No lo soy! Es que… jamás digo groserías, no tomo, no fumo… ni me gustan las fiestas ni tener tantos amigos, soy solitaria y siempre evito pelear, pero para ellos jamás seré la hija perfecta, a pesar de ser todo lo que ellos querían, nunca quedaron satisfechos y nunca lo estarán, así que llevo un par de meses sin hablar con ellos. —Lo miro con los ojos cristalizados y sonrió levantando los hombros resignada.

—Mi padre y mi madre se están divorciando porque mi padre le fue infiel, — me dice de repente y le miro compasiva. —Mi padre tambien es algo toxico, lo cierto es que mi abuelo no le dejó las empresas a él y siento que me tiene un poco de coraje por ello, ya no me habla, ya no come en casa con mi madre y a veces me siento mal por tener que casarme con Zoe y dejara mi madre sola ¿sabes? Ella no se merece lo que está pasando.

—Lo sé, es una mujer magnifica, me atrevería a decir que es como mi tercera madre, desde niña me consiente, pero tambien debes seguir con tu vida, tu mamá quiere lo mejor para ti. <<Por ejemplo yo>>, pienso y sonrío ligeramente.

—Lo sé, es magnífica; aunque ella no aprueba mi matrimonio lo ha respetado, y si me permites darte un consejo… creo que deberías llamar a tus padres, las personas aprenden de sus errores y después de todo ellos te aman, no te digo que vayas y regreses a lo mismo, solo… habla con ellos e ignora los problemas, no sabes cuándo será la última vez que los veas o platiques con ellos Lina.— me dice tan serio y con su sonrisa me obliga a decir que sí.

—Los llamaré, te lo prometo y siento mucho lo de tus padres, siempre los he admirado, criaron a un buen hijo.

—Es cierto soy genial. —Dice sin pelos en la lengua y los dos reímos, cuando regresamos la mirada al camino nos damos cuenta que llegamos a un bosque.

— ¿Dónde estamos?— pregunto buscando a alguien con la mirada y él hace lo mismo.

—Platicamos tanto que no nos dimos cuenta donde nos metimos…. No tengo ni idea de donde estamos, espera… le mandaré un mensaje a Alberto para que venga por nosotros. — Saca sonriente su celular y se pone serio. — No hay señal, creo que moriremos en medio de la nada, ¿quieres decidir donde enterraré tu cadáver?— lo oigo y me da un ataque la risa, entonces él hace lo mismo.

—Definitivamente tú morirás primero, yo soy más fuerte que tú. — le molesto y me siento en el pasto cansada.

— ¿Quieres apostar para ver quien morirá primero? Sería épico, apostaría con un cadáver. —Me molesta y se deja caer a mi lado.

— ¿quieres saber qué es lo que pasara? — Él asiente y sonríe encantadoramente. — Tú morirás de frio y cuando eso pase yo haré una fogata y me alimentaré de tu carne, así tendré más energía y tú estarás llorando en el paraíso de los tontos diciendo “Si tan solo la hubiera escuchado” —sobreactúo y él contiene un ataque de risa que me contagia.

— ¿Y serías capaz de comerte todo de mí?— pregunta de repente ¡obvio! Con doble sentido y me sonrojo al instante.

—No… para que Zoe no se sienta triste le mandaré lo que iba a tener en la noche de bodas. — contesto y de nuevo se ríe ahogadamente. —Tenemos que recordar por donde llegamos, hace mucho frio aquí. — Y entonces de nuevo saca su caballero interior y se quita su chaqueta para ponerla en mis hombros.




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