Cuando te acuerdes de mí

UN DÍA EN TIERRA, DIEZ AÑOS EN EL MAR

Pero aunque su beso es exquisito y me hace saber lo que siente por mí, tambien sé que no debería hacerlo de nuevo, mi compromiso era no volver a dejar que lo hiciera hasta ver un cambio en su actitud y respuestas certeras, así que con todo el dolor de mi corazón lo alejo de mí.

—Francisco no puedes seguir besándome así tan… tan impulsivamente, ¿Qué es exactamente lo que quieres?— él baja la mirada intentando buscar las palabras exactas pero le cuesta. — necesito que me lo digas, no podemos continuar así.

—Lina yo…— se detiene y me paro buscando tambien una forma de hacerle sentir lo que intento transmitirle.

— ¿Quieres saber qué es lo que yo quiero? Quiero terminar mi carrera aquí, quiero ser más fuerte y menos inocente, quiero hablar más con otras personas olvidando el miedo que mis padres dejaron en mí, quiero aprender a estar sola y si algo en el destino y el universo se mueve y lo permite quisiera tener una vida contigo, por años he soñado con una, ¡rayos! Hasta sé el nombre de los hijos que no hemos tenido Francisco, — le digo exaltada y él me mira sorprendido. —Si… ya sé suena muy enfermo, pero eso es lo que quiero, ¿y sabes qué? estoy pensando seriamente en cambiar de ideales, porque tú tienes otros planes y eso no piensas cambiarlo, pero después me besas y no sé qué pensar, yo… yo siempre te he amado, desde los ocho años he estado muy segura, pero justo aquí en este bosque se va a resolver esto, como cuando encierras a dos personas que se odian en una habitación para que se arreglen las cosas, así que ¿Qué es lo que quieres?

—Esto es muy difícil para mí, de mi dependen muchas personas, no es algo que decida a la ligera Lina, siento que tú eres libertad, mi mente me lleva siempre a ti, no te conozco del todo y me había conformado con esa carta del yo niño que te amaba, y ahora estas aquí frente a mí y tú me cuentas cosas que ni yo sé de mí, eres como mi ancla a la felicidad, si te levanto a mi barco quedaré a la deriva, no quiero lastimarte, solo disfruto antes de entrar por la puerta de lo que me condenará por muchos días. Si yo no acepto las empresas que mi abuelo me dejó yo… yo haré que despidan a mucha gente inocente, así que… Zoe y su padre son los únicos que pueden ayudarme a sacar a flote el trabajo de esas personas. —Me explica desesperado y camina hacia mí rodeando mi cintura y acaricia mi mejilla. — Mi Lina… me hubiera gustado que mi abuelo le dejara esas empresas a mi padre, solo así yo no estaría obligado a estar con Zoe. Te diré lo que quiero, quiero una oportunidad contigo, salir al cine, besarte sin culpa, tomarte de la mano por el campus, decirte lo mucho que me encantas cuando sonríes y decirle a todas esas hienas que te rodean que eres mía, después si todo funciona quisiera proponerte matrimonio y escuchar los gritos de emoción de mi madre, porque sé lo mucho que lo desea, tener un par de hijos y ponerles los nombres que tu habías pensado y vivir contigo… pero no es lo mismo saber lo que quiero y saber que no puedo. —El me mira de una manera triste y dolorosa, sé que no miente porque me mira a los ojos, como cuando vez algo que no puedes comprar y no puedes tenerlo, una lagrima se me escapa y bajo la mirada. Él que siempre pensaba primero con el corazón estaba sacrificando su felicidad por la de miles de personas, ese era el Pancho del cual yo estaba enamorada, y por eso mismo no iba a rogarle más, ya era lo suficientemente doloroso para él. —No llores cariño, te quiero proponer algo… disfrutemos estos días, el campamento luciérnaga, la Universidad, este bosque… solo regálame mi última felicidad estas dos semanas, sé que Zoe se casa por interés, así que yo lo aré tambien; solo que será para algo más grande.—Lo cierto es que sí él se estaba sacrificando a vivir una vida triste con esa mujer para que esas miles de personas tuvieran una mejor calidad de vida yo tambien podría sacrificar un poco de tiempo por una sola persona, por Pancho, entonces continuó.— Te aré una enorme promesa, quiero que sepas que yo siempre te amaré, y sí algún día me vez con Zoe donde sea quiero que pienses que lo hago por un bien, y que siempre serás la única con la que quise hacer lo que siempre quise. Si pudiera te daría mi corazón en un cofre justo como en esa película de piratas, solo así sabría que tú cuidarías de él mientras yo me voy a cumplir mi maldición.— de nuevo me besa y esta vez es él quien deja caer una lagrima que ambos saboreamos, una pequeña gota salada llena de tristeza y sacrificio.— ¿Entonces? ¿Me dejarás disfrutarte? — me pregunta con un nudo en la garganta y mi corazón se rompe.

—Para eso estamos los amigos. — le respondo irónica y los dos reímos por mi respuesta, nos alejamos ligeramente y una voz femenina nos exalta.

— ¡Ahí están par de estúpidos! — Nos grita Geraldine cansada. — ¡El conserje de la Universidad me dijo que los vio caminando hacía este bosque, me digo que la gente siempre se pierde aquí!




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