Cuando te acuerdes de mí

REGLAS ROTAS

—No puede ser, ¡en verdad nos dejaron en un bosque en medio de la nada!— grito algo espantada y Geraldine se ríe de mi drama.

—Lina este no es un bosque común, tiene límite ya que es parte del campamento, los muros del lugar no están muy lejos, así que dejemos de perder tiempo y mejor busquemos. —Le oigo decir totalmente convencida y me relajo, entonces ella cambia su cara y de repente ya no parece la linda rubia que conozco. — ¡Esa maldita cabaña va a ser mía! — grita y comienza a buscar en todos lados a los fantasmas que brillan en la oscuridad, con forme pasa el tiempo yo encuentro dos, después Geral quien ha perdido la razón comienza a encontrar los demás con una demencia impresionante, en su cabello hay pedacitos de ramas y algunas plantas de los tantos arbustos donde buscó, y cuando encuentra el ultimo para completar la palabra “ganaste” comienza a gritar como demente y prende la luz neón que nos dio Marisol, ella toca el silbato para dar finalizada la cacería y nos invita a ir con ella, todo esto sin que yo termine de creer la fuerza de voluntad de Geral por querer una cabaña.

— ¡Ya tenemos ganadoras señoritas! ¡Y es el equipo!.... ¿Cómo se llama su equipo? — Nos pregunta y Geraldine responde de inmediato.

— ¡Las mocosas! — le grita llena de emoción y me hace reír por su nueva actitud.

—Si… ¡Las ganadoras son “Las mocosas”! — Mete la mano a su bolsillo y saca las llaves con un listón de regalo. — Aquí tienen las llaves de la cabaña de lujo,—Justo en eso se juntan los demás equipos a esperar su turno en la cacería de Fantasmas.—Aprovechemos que han ganado para que escojan a sus dos compañeros de otros equipos. —Nos explica y sonríe mirando alrededor. — por favor elija señorita Geraldine.

— ¡Escojo a Alberto y a Pancho! — grita feliz y me sonríe a sabiendas de que yo quería ignorar la existencia de Pancho.

—Perfecto… ¡Pasen adelante el señor Pancho y el señor Alberto!

— ¡Si vinieron! — nos dice Pancho feliz y abraza a Geraldine por su Azaña, después pasa conmigo, cruzamos la mirada por una fracción de segundos y me abraza como si nada hubiera pasado, Alberto pasa y hace lo mismo chocando los cinco con Geral, cuando viene a mi lado me sonríe dulce y tomando mi cara con ambas manos me da un beso en la mejilla, un detalle inesperado que no me deja indiferente, después de todo Alberto es un hombre apuesto y no puedo juzgarme a mí misma porque me llamen la atención los músculos bien formados.

Cuando nos alejamos de toda la gente Marisol nos guía a la un lugar súper apartado del bosque donde está la cabaña de lujo, y mientras más nos acercamos al lugar más iluminado se ve por las increíbles luces que posee la cabaña.

Lo gracioso y un tanto incomodo es que por alguna razón los cuatro sabemos todo lo que Pancho ha escogido, no es tonto; él sabe que todo se lo cuento a Geral y él todo se lo cuenta a Alberto, así que un enorme silencio incomodo nos rodea en lo que llegamos directamente a la perfecta cabaña.

Al bajarnos del autobús nos maravillamos por todo el lujo que nos rodea, hay una pequeña alberca y aguas termales, aun lado la enorme cabaña con grandes espacios.

—Muy bien afortunados, los dejamos para que disfruten no sin antes avisarles que la cabaña tiene una de las mejores vistas en el segundo piso, ahí encontrarán ya servida su cena, los horarios están sobre sus camas, ¡así que sean puntuales el día de mañana! Abajo hay un garage donde encontraran un automóvil, así podrán transportarse hasta el centro del campamento, ¡disfruten! —Marisol se despide sonriente y sube al autobús.

— ¡Gracias por esto Geral! ¡Muero de hambre! ¡Vamos a cenar!— grita Pancho y yo me relajo para aligerar el ambiente.

—Tal vez Geral encontró la mayoría pero yo encontré el último fantasma…— les digo y se ríen.

—Claro… si Lina no hubiera encontrado ese fantasma alguien que no era Geral lo hubiera encontrado, así que gracias tambien Lina de mi corazón. — me apoya Alberto y pasa un brazo por mis hombros, tal vez creerían que yo quería darle celos a Pancho, pero no; está vez comenzaba a sentirme comida con la idea de gustarle a Alberto, tal vez porque ya no tenía por qué ilusionarme con él, al fin ya sabía cómo terminaría mi historia con él. Geral al oír lo que su primo dice ríe como loca.

—Claro Beto… tú le agradecerías a Lina el simple hecho de pasar a tu lado, — nos dice contenta y abraza a Pancho tambien para aligerar la situación, quien por cierto me mira como si yo fuera una traicionera, pero ¿Por qué? bueno… si sé por qué… ¡pero bueno! Él es quien se casará.

Entramos a la cabaña y las luces amarillas inundan de brillantes todo a nuestro alrededor, por unos minutos olvidamos los pequeños problemas y admiramos todo.




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