Cuando te acuerdes de mí

COSMOS

En momentos se queda callado para comer pero después se activa de nuevo y habla cual canario, en verdad me esfuerzo por darle por su lado pero es casi imposible, él todo el tiempo quiere hablar de cosas y hacerme sonreír, de repente levanta los ojos al cielo y sonríe, él siempre mirando lo que los demás no pueden ver.

— ¿Crees que sea posible tocar una estrella? Es decir… si busco un cohete y voy hasta donde hay una… — me pregunta perdido en esos pequeños puntos de luz.

—No, es imposible. — le digo mirando mi comida y él baja la mirada a mí.

—Explícate cerebrito. — me dice casi con dulzura y sonríe mirando mis ojos a la espera de que lo ilumine.

—Todas las estrellas que alcanzas a ver en el cielo son fantasmas.

— ¿Te refieres a que cuando uno muere se transforma en estrella?— me pregunta con la única intención de molestarme y hacerme reír, pero sé que no sabe nada, le aviento una migaja de pan a la cara y sonríe aún más encantadoramente.

—No, te lo diré más claro. — carraspeo y me pongo de pie, miro el cielo y le señalo una. — ¿ves esa estrella de ahí? — él se para y se pone a mi lado, asiente y me mira. — Esa estrella está a millones de años luz, nuestra humanidad no ha creado una nave capaz de viajar a esa velocidad, así que si tomamos un cohete y vamos a la velocidad máxima que conocemos y cruzamos esos millones de años luz, cuando lleguemos esa estrella ya se habría muerto, lo mismo pasa a esta distancia, la luz que tu ves de esa estrella tardó millones de años en llegar aquí hasta tus ojos, pero en realidad la estrella murió hace mucho, tu solo estás viendo el fantasma de esa estrella.— Le explico maravillada por el tema que me apasiona y lo miro a él quien no me había quitado la vista en toda mi explicación.

—Es maravilloso… ¡entonces, un ejemplo!... Si una raza alienígena mirara nuestro planeta desde 66 millones de años luz de distancia… ¿estaría mirando a los dinosaurios? — pregunta mirándome esperanzado por su hipótesis y sonrío.

—Sí, creo que si— le confirmo y él sonríe satisfecho.

— ¿Cómo es que sabes todo eso? Es que, en verdad estoy impactado.

—Pues soy una amante de la Astronomía, todo el tiempo veo documentales y cosas sobre el espacio, es un tema apasionante.

—Genial… eres increíble, ¿y para qué sirven esas estrellas?

—Pues cada estrella que resplandece en el cielo es un sol como el nuestro…

— ¡No!— me grita sin poder creerlo y sonrío porque él parecía no saberlo. — ¿Cómo nuestro sol?

—Bueno… no exactamente, nuestro sol es una estrella de Tipo –G, aun así todas las estrellas que ves parpadeando es porque tienen planetas a su alrededor…

—Espera… espera… espera… ¿Me estás diciendo que cada estrella es un sol y que cada uno tiene planetas a su alrededor?— asiento al verlo tan emocionado por la información y continua. — ¡Es que hay millones de estrellas! Eso solo significaría una cosa… Si cada estrella tiene sus planetas… aumentaría la posibilidad de que esos planetas albergaran vida, ¡Alguno debe ser, es decir, no sé puede decir que no si no hemos explorado más allá de lo desconocido!

—Así es, el Universo es magnífico, casi no sabemos nada de él pero nos llena de maravillas. — entonces me mira.

—Eso es justo lo que me pasa contigo. —Sus palabras comienzan a incendiar mi interior y de nuevo nos miramos con un deseo enorme de besarnos, pero esta vez él se gira de nuevo al cielo. —Es gracioso, tantos miles de estrellas y planetas, de materia oscura… de silencio lleno de color, de meteoros y basura espacial, de tanto nosotros dos somos como unos pequeños microbios que no saben aceptar lo que quieren. — lo miro un poco desconcertada ya que me ha hundido en el problema que únicamente el alberga.

—No Pancho, yo estoy muy segura de lo que quiero, desde los ocho años lo sé, te quiero a ti, sin tapujos ni mentiras, te quiero a ti y tus gustos raros, quiero tu falta de aprendizaje y tu cabello ondulado que siempre esta revuelto, tu eres el microbio que no sabe lo que quiere. — le digo sincera y con suma tristeza en mis palabras y él me mira sin tener armas para defenderse. —Me iré a dormir, estoy cansada de buscar fantasmas. — Le miro una vez y veo que él captó la indirecta, me alejo bajando los hombros y entro a una habitación perfecta y hermosa, cobertores morados y ventanas doradas, entro al baño y lleno el jacuzzi; me dejo caer en el agua caliente que se deshace de todos mis problemas e intento alejar mi mente de Pancho, sabía que era como Geral me había dicho, era momento de dejarlo ir.




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