Cuando te acuerdes de mí

NUESTRO ULTIMO ENCUENTRO

—No digas tonterías, uno siempre tiene otras opciones Francisco…— le digo alejándome de él y veo su cara de dolor.

—No me llames así…

— ¿No? Pues a tu futura esposa parece molestarle que te digamos Pancho, y eso es lo que quieres, ¿Por qué no le dejas las empresas a tu padre? ¡Tienes esa opción!

—No puedo…

— ¿Por qué no?

—Lina basta. — responde cansado y esta vez yo insisto enojada.

—No… quiero que me digas por qué.

— ¡Porque él quiere venderlas! ¿Contenta? Él quiere tirar todo el trabajo de mi abuelo a la basura por que siempre se odiaron, mi abuelo confió en mi para hacerme cargo, si yo no lo hago lo defraudo, lo que mi padre quiere es ser inversionista y dueño de otras empresas adquiriendo estas, está loco… se iría con la mujer con la que le fue infiel a mi madre y no obstante le quitaría su casa, la ha amenazado por años día y noche Lina, con el dinero yo podría comprarle una casa nueva a mi madre, mandaría al diablo a mi padre, y no defraudaría la confianza de mi abuelo.

—Entonces no me coquetees, quédate con la tranquilidad de tu abuelo quien está en el paraíso, quédate con tus empresas y con tu novia multimillonaria… deja de herirme más y sobre todo deja de actuar así de celoso con Ulises.

—Él no te gusta…

—A ti tampoco te gusta Zoe y te casarás con ella, yo solo sé que Ulises no me lastimaría, no como lo estás haciendo tú.

— ¿Por qué no eres capaz de comprender el sacrificio que estoy haciendo? A mí me gustaría que todo fuera más fácil, pero no lo es, me encantaría…

—No quiero escucharte más, estoy cansada de oír que no serás nada para mí y me haces sentir como un ser que ruega amor Francisco, yo… ya no quiero pensar más en ti, lo hago todo el tiempo para que al final tu no me recuerdes y no te quedes jamás conmigo. ¿O es que no lo comprendes aun? ¿No entiendes la magnitud del daño que me estás haciendo? Yo te amo y mientras más huyo de ti más te encuentro ¿Qué se supone que tengo que hacer?

—Solo dame este día contigo, solo este día… yo te prometo que después de esto desapareceré y no te molestaré más.

— ¿Por qué quieres esto?

—Porque tú eres el ancla a mi pasado, tú me conoces mejor que nadie en este mundo y sé que cuando me case me tendré que olvidar por completo de ese niño que sonreía únicamente para ti, tendré que madurar y olvidarme de lo que me apasiona y ser un empresario con cara dura, y tú serás todo lo que yo quise ser, tendrás la carrera soñada y los amigos perfectos, hasta tal vez una cita más formal con Ulises, no quiero jugar con tus sentimientos… solo quiero despedirme adecuadamente de ti, para que en un futuro si me ves pienses y sepas que yo siempre querré estar contigo y que nunca seré tan feliz como cuando llegaste y me contaste sobre mi verdadero yo.

— ¿Solo hoy?— le pregunto y él sonríe.

—A partir de este Lunes… ya no iré a la Universidad Bellerose, empezarán los preparativos de la boda y me piden tiempo para organizar todo, así que hoy es el último día, este momento… los dos aquí en esta cabaña, es nuestro último encuentro.

Y cuando me dice eso me hace recordar todo el tiempo que pasé buscándolo y el sentimiento de amor incondicional que le tengo, más allá del motivo por el que se casará, lo veo y caigo en cuenta de que es ¡Francisco! Mi príncipe, mi mejor amigo, mi gran amor, mi todo, no puedo dejar salir una lágrima que limpio al instante.

—Solo hoy olvidaré que te casarás… pero, a partir de las doce me escucharás.

—bien…—responde tranquilo sin saber que pasará comienzo a fingir que no pasa nada.

— ¡Oye Pancho! Ya dejó de llover, podríamos ir a recorrer el área de niños que está solo en el campamento, lo vi desde la terraza, ¡preparo unos sándwiches y vamos!— grito emocionada y voy a la cocina a prepararlos, él no sonríe, es más porque sabe la realidad que oculta mi destrozado corazón.

Ambos salimos y damos una larga caminata al campamento infantil, al principio callamos y después él intenta pensar lo que dirá.

— ¿Cuál es el sueño más extraño que has tenido?— pregunta mirándome con curiosidad y yo sonrío un poco forzada por seguir con la farsa.

—Pues… Una vez soñé que venía a un parque parecido a este con mis padres, entrabamos a un salón y había más de quince ataúdes blancos, yo pensaba que era algo como una exhibición, pero cuando me acerqué y vi de cerca los ataúdes se abrieron y comenzaban a salir hombres disfrazados de vampiros, todos comenzaban a correr y yo perdía a mis papás, solo recuerdo que desperté y corría a la cama de mi madre para dormir con ella.




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