Estrella-
—Anna, se que te acabo de dejar en tu trabajo pero quería hacerte una pregunta ¿Podrías acompañarme al supermercado? Te recogeré cuando salga del trabajo.
—Está bien, no tengo ningún problema en acompañarte. Si hay un cambio de planes te avisaré.
—Vale. Nos vemos más tarde.
—Bye.
Termino la llamada y salgo del auto. Hoy será un día agotador en la firma, tengo un nuevo caso que defender pero estoy segura de que saldrá bien.
Camino hacia una cafetería, un poco de café no me vendría mal. Espero que más cafeína en mi sistema disminuya el inquietante dolor de cabeza
—Buenos días, ¿Qué puedo ofrecerte? —pregunta una animada chica esperando mi orden.
—Un...
—Va a querer un capuchino con tres sobres de azúcar, gracias —me interrumpe una voz a mí espaldas —¿Sigues tomando el mismo café? Recuerdo que solía ser tu favorito.
—Si, aún es mi favorito —confirmó mirándolo a los ojos —¿Qué haces aquí? ¿Estas siguiendome?.
—La palabra adecuada es acosó, pero sí. En general significan lo mismo —responde haciéndome reír.
—Hablo en serio, Christopher —le digo sonriendo.
—Pasaba de casualidad por aquí. Resulta que vivo en el edificio que está sobre esta cafetería.
—¿Te mudas permanentemente a la ciudad? —pregunto curiosa.
—Aquí tiene su orden —me extienden mi vaso de café.
—Gracias —lo tomo y le doy el dinero.
—Si, voy a estar en la ciudad de manera permanente. O al menos de forma permanente por el momento. Todos nos hemos mudado otra vez para acá —salimos de la cafetería.
—¿Y eso a que se debe? —bebo de mi café.
—Planeamos volver a conquistar sus corazones —me atragantó con el café.
—¿Qué acabas de decir? Es un chiste ¿Verdad?.
—Lo que oíste. Estrella, volví para reconquistar tu corazón —se acerca más a mí —El leve sonrojo en tus mejillas me dice que voy por buen camino.
—Eres un tonto —me alejo de él caminando hacia la entrada del bufete.
—¡No me rendiré, Estrella! ¿Sabes por qué? —grita. Me detengo en la puerta del edificio y volteo a verlo, se encuentra al otro lado de la calle —¡Porque sigo enamorado de ti!.
—... Así que díganme ¿A cuál de los dos le tienen miedo en realidad?. La voz de Hannah resuena en mi mente.
Podrán decir muchas cosas malas sobre ella, pero tiene un evidente don, puede ver las cosas como son realmente. ¿A cuál de las dos cosas le tengo miedo? ¿A terminar con el corazón roto, o perder la oportunidad?.
¡Estúpida Hannah! Hasta cuando no estás cerca haces que cuestione mis decisiones.
Okay, imagina que esto es otro caso más que tienes que comprender. Debes analizar cada de detalle antes de tomar una decisión.
En el momento en que terminamos nuestra relación lo hicimos en muy buenos términos, dejando la posibilidad de poder continuarla. En ese instante estaba segura de que eso era lo que quería, volver con Chris, aunque esa posibilidad estuviera tan distante. Ahora que la oportunidad está frente a mí, estoy dudando.
¿En serio tengo que tomar una decisión? No, debería hacer lo que dijo Anna. Tengo que dejarme llevar y que mi corazón decida.
Eso sonó demasiado cursi para mi gusto.
Coloco el bolígrafo sobre el escritorio y masajeó mi frente. El dolor de cabeza por la resaca y la indecisión van a matarme.
—Supuse que en algún momento del día ibas a dejar de fingir que no duele —abro los ojos de golpe sobresaltada. Chris está sentado frente a mí.
—¡¿Qué demonios?! No puedes asustar a alguien de esa manera —regaño —Además ¿Qué haces aquí?.
—Vine a traerte esto —coloca una caja de pastillas y una botella de agua frente a mí.
Compro esas pastillas y el agua solo para mí. Mi corazón se conmueve. Podría besarlo en este momento.
¿Yo pensé eso? Necesito tomarme esa pastilla con urgencia, ya estoy delirando.
—Gracias, en realidad lo necesitaba —agarró la caja y sacó una pastilla.
Él me ofrece la botella destapada y le sonrió en modo de respuesta.
—Lo note desde que te vi en la cafetería. Fue evidente para mí que te dolía la cabeza —una sonrisa triste aparece en sus labios —. Aún puedo leerte a la perfección —no respondo.
¿Qué debería decir? No se me ocurre nada que argumentar, solo que mi corazón no ha dejado de latir apresuradamente.
—Buenos días, Collins —aparece mi jefe en la puerta de mi oficina.
—Buenos días, señor Callaghan —observó a Chris de reojo.
Sensacional, me van a despedir por tener a mi ex -novio en mi oficina en vez de trabajar. ¡Que gran día!.
—¿Cómo va tu día? —el señor Callaghan pregunta amablemente. Me coloco frente a Chris evitando que lo vea fijamente.
—Muy bien señor, haciendo mi trabajo —simuló seguridad.
—No esperaba menos de ti —me sonríe —. ¿Qué tal te pareció la mejor abogada de la firma, Christopher? —quedó en shock.
¿Se conocen? Y yo tratando de esconder a este idiota para no hacerle pasar un mal rato.
—Muy impresionante, Bill —Chris se levanta de la silla —. Cuando me hablaste de ella pensé que sería mucho mayor, no que tendría 26 años —el señor Callaghan se ríe de su comentario.
¿Bill? ¿Acaba de llamar por su nombre a mí jefe? Me va a tener que dar muchas explicaciones.
—Esa es la primera impresión que causa Collins, todos la subestiman por su edad pero al momento de enfrentar una demanda es la mejor. Deja sorprendidos a todos —me halaga —Collins, él es Christopher, será nuestro nuevo jefe de relaciones públicas. Disculpa por no haberlo presentado antes.
—Ya nos conocemos —dice Chris sonriendo. Le dedicó una mirada asesina —Nos conocimos está mañana en la cafetería de al frente —agrega y mi respiración se normaliza.