Brianna-
Observó detalladamente la habitación vacía. Todas mis pertenencias se encuentran en cajas esparcidas por toda la habitación, las cuales serán llevadas a un despótico para su almacenaje. Lo poco que puedo llevarme se encuentra en mi maleta, nos dijeron que no era necesario empacar mucha ropa porque al llegar a la nueva casa tendremos todo lo necesario.
Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Es una escena tan desgarradora que no creo poder explicarlo en palabras. Esto confirma que la vida como la conocíamos llegó a su fin.
Esté problema es mucho más grande de lo que pudimos controlar, mucho para poder afrontarlo solo nosotras cuatro.
—Oye ¿Estás bien? —la voz de Estrella aumenta mis ganas de llorar.
—No, nunca pensé que esto llegaría a pasar, todo se salió de nuestras manos sin previo aviso y no se como sentirme —limpió mis mejillas —. En esta habitación, en este departamento, en esta cuidad hay tanto de nosotras que es difícil dejarlo ir.
—No es el lugar, son las personas. Yo estaba igual que tu hace unos minutos, pero recordé que mientras estemos juntas podemos hacer nuevos recuerdos, podemos dominar una nueva cuidad —me ánima —, no tienes que pensar en lo que dejamos atrás, cualquier en que estemos todos juntos será mágico y perfecto, ya lo verás.
Me abraza.
—A veces olvidó lo sabia que eres —bromeó.
—Es mejor que no lo olvides —sonríe —. Creo que al irnos podremos conseguir un poco de paz, ya no vamos a preocuparnos por cambiar nuestra ropa, la pintura del auto y mirar a todas partes al salir.
En eso tiene razón. Dejaré de comer mis uñas por la ansiedad, a tener pesadillas en las noches, a sentir que me observan a cada momento y por primera vez muchos días podré descansar.
—Mi cabello agradecerá el cambio de aires, si seguía con esa angustia iba a terminar calva —Estrella ríe llenándome de ánimos.
—¿Están listas? —Chris se asoma por la puerta —. Es hora de irnos y tenemos que dar muchas vueltas antes de tomar el avión.
—Si, estamos listas —respondo tomando la mano de Estrella.
Hannah y Jazmín están en la sala con una expresión de tristeza. Acabamos de ponerle puntos suspensivos a nuestra estadía aquí, quién sabe cuándo será el día en que podamos volver a sentirnos seguras en este lugar.
—Podemos ir con tranquilidad por la cuidad, Carlos se encuentra encarcelado hasta que se dicte una fecha para el juicio y que el juez le ponga precio a la multa y espere el juicio en su casa —explica Marcus —. Aún así no podemos confiarnos, no sabemos si actúa solo o tiene un cómplice. Iremos todos en un mismo auto, a medida en que vayamos recorriendo la ciudad solo bajarán del auto los que sean necesarios, los demás esperarán ahí ¿Entendido? —todos asentimos —. Bien, andando.
Salimos del departamento uno a uno sin mirar atrás. Llegamos al estacionamiento, subimos a una camioneta negra que nunca había visto.
Los chicos se sientan en la maletera junto con las cuatro míseras maletas que llevamos de equipaje, nosotras en el asiento de atrás y Marcus solo adelante.
El viaje es silencioso, el sonido de la radio es lo único que se escucha. Me gusta esa canción pero no estoy de ánimos para cantarla.
Todo me parece tan triste y melancólico que siento que estoy en la parte en que la protagonista de una película cree que la vida no tiene sentido y se da por vencida. Me di por vencida en el instante en que el detective Hammond confesó que Carlos tenía todo planeado para raptarnos. De solo pensarlo las náuseas me consumen y empiezo a sudar frío.
¿Qué sucederá en su perturbada cabeza? ¿Qué clases de pensamientos sádicos tendrá para estar a un paso de querer matarnos?.
La primera parada es el bufete de Estrella. Ella baja del auto dándonos una última mirada.
—Brianna, baja los seguros y está pendiente de subirlos cuando volvamos —me limito asentir y cierra la puerta.
Hago justo lo que me pide.
Observó a Jazmín y a Hannah, están recostadas juntas. Una con los ojos cerrados y la otra pendiente de cualquier movimiento o compartimiento extraño.
Va hacer difícil para Hannah acostumbrarse a su nueva vida, más de lo que será para todas. Nosotras seguiremos haciendo nuestro trabajo a la distancia, utilizando las computadoras de los chicos para comunicarnos. Los millonarios dueños de alguna empresa tienen sus medidas de seguridad difíciles de penetrar. Nótese el sarcasmo.
En cambio Hannah, no tendrá ningún tipo de contacto con la estación por su seguridad. Ayudará ocasionalmente al detective Hammond en algún caso, de forma teórica, pero no la quiere involucrar completamente por si hay alguien de la policía ayudando a Carlos. Si, hasta el detective empezó a desarrollar teorías conspiradores respecto a Carlos, aunque le otorgó el beneficio de la duda, hay muy pocas cosas que el dinero no puede comprar y Carlos posee muchísimos dinero.
Enfocó la vista en la calle, las personas caminando tan tranquilamente me causan envidia. He intentado con todas mis fuerzas no buscar culpables, no caer en ese viejo instituto humano de querer echarle la culpa de nuestra reciente desgracia a alguien, pero hay momentos en que no puedo evitarlo, en que quiero gritarle y preguntar ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¿Cómo pudo involucrarnos en esto? Qué tuvo que pensar en las consecuencias de sus actos porque no solo la afectan a ella, sino a todas. Además de recriminarle el estándar tan bajo que tiene para llevarse a alguien a la cama. Pero no puedo hacerlo, ella debe de estar luchado con sus demonios internos, quienes le hacen las mismas preguntas, e incluso unas peores.
No es justo para ella, cómo no es justo para ninguna de nosotras.
Veo a Marcus y Estrella salir del edificio. Cuando están lo suficientemente cerca subo los seguros de auto.
Ellos entran sin decir una palabra, Estrella ni siquiera nos mira. Este silencio sepulcral está matandonos a todos pero no sabemos que decir para romperlo, no se me ocurre nada bueno para decir en estos momentos.