Hannah-
—Buenos días, Hannah —me sobresalto encarando al dueño de la voz.
Alex se sienta en la encimera, mi pulso se relaja.
—Buenos días —saludo como si no me hubiera asustado hace unos segundos —, ¿Quieres una taza de café?.
—Por favor —pasa la mano por su cabello.
Tomo una taza de repisa vertiendo el líquido humeante en ella. Cuando terminó lo coloco frente a él, junto con la leche y azúcar.
—¿Qué haces despierta tan temprano? —pregunta meneando su café.
—Estoy acostumbrada a despertarme a esta hora —subo los hombros.
—¿Tú preparaste el café? —asiento.
—Luego de inspeccionar cada rincón de la cocina buscándolo —noto las ojeras bajo sus ojos —. Qué hay de ti, ¿Por qué te levantaste tan temprano? —sorbo mi café.
Delicioso.
—No puede dormir en toda la noche.
—Brianna y tú se divirtieron —digo juguetona —. Acataron muy las órdenes de Marcus, porque no sé oyó nada.
—Ojalá hubiera sido eso —lamenta cerrando fuertemente los ojos. Río —. Estuve dándole vueltas a una conversación que tuvimos —mira fijamente la taza de café entre sus manos —, no podía cerrar lo ojos sin recordar ese instante —murmura contrariado.
Lo miro incapaz de decir una palabra, cada parte de mi pide a gritos más información, pero me limito a tomar el resto de mi café, y a mirarlo fijamente esperando que continúe.
—¿Recuerdas cuando Anna intento suicidarse? —suelta de repente.
—Por supuesto —imito su acción —, cómo olvidarlo.
—Estoy tan confundido —suspira —. Tenía tanto miedo de que volviera a intentarlo, sin embargo no hice nada para prevenirlo, solo me quedaba ahí mirándola, preguntándome si su mundo se estaba desmoronando, si pensaba volver a intentarlo —confiesa —. Tenía tanto miedo, y aún así me quedé como un cobarde. ¿Y si lo hubiera intentado? ¿Y está vez no lograba llegar a tiempo para salvarla? ¿Cómo viviría sin ella? —suelta unas lágrimas —. Es que no se qué estaba pensando, fui un completo idiota.
—¿Ella quería...? —dejo la pregunta en el aire.
—No.
—Entonces, ¿A qué viene este arrebató?.
—Cada vez que cerraba los ojos soñaba con ese momento, pero no llegaba a tiempo para salvarla. Ya no era el dolor de la pérdida de su padre lo que la orilló a ese extremo, fue la presión de tener que vivir todo esto lo que acababa con ella; pero luego me despertaba, la veía durmiendo tranquilamente a mí lado y un sentimiento de culpa y millones de preguntas crecían en mi interior. ¿Y si está vez no hubiera podido salvarla? Si por mi negligencia ella hubiera... —coloco mis manos sobre su boca.
No puedo seguir escuchando esto. Alex llora en completo silenció, mis ojos pican queriendo unirme a él.
—¡No digas eso! ¡No vas a perderla! Ninguno de nosotros la perderá —aseguro —. Brianna ya no es esa niña de 17 años que no sabía cómo manejar el dolor, esa horrible experiencia la convirtió en una persona fuerte. ¡Te aseguro que no se dejará vencer de esa manera!.
—¿Cómo lo sabes? —quita mis manos de su boca —. ¿Cómo estás tan segura?.
—Porque lo he visto. Tú no estuviste con ella después del accidente, no la viste romperse en pedazos y luego armarse, yo sí estuve ahí y puedo dar fe de que no lo hará.
—Quizás si hubiera estado con ella luego del accidente tendría un poco de tranquilidad, pero éste es el karma que debo pagar por haber decidido dejarla —ríe sin gracia.
—No digas eso...
—Es la verdad, Hannah —corta —. Ninguno de nosotros se merece su perdón, mucho menos su cariño; decidimos dejarlas luego de esa experiencia traumática para todos, nos fuimos como los cobardes que somos.
—No digas eso, cada quien maneja el dolor de forma diferente. Y sí, ustedes decidieron irse pero no puedes torturarte por el pasado, solo te queda aprender de él.
Alex limpia el rastro de lágrimas de sus mejillas, suelta una risa.
—¿Eso no lo dice el mono de Rey león?.
—Si, pero eso no lo hace menos cierto —suelta otra risa.
Asiente repetidas veces tomando un sorbo de su café.
—Gracias por escucharme.
—Gracias por contarlo.
—Como no iba hacerlo si tú penetrante mirada no se apartaba de mi. Me sentí obligado a decirlo, técnicamente —bromea.
—Eso es una total calumnia —volteo los ojos —. Se notaba a leguas que querías decírmelo, solo te di un empujón.
—Al igual que aquella vez que me "animaste" a tener una cita con Brianna —recuerda.
—Si mal no recuerdo, estabas tan nervioso que no podías hablar, los primeros días eras tan conversador como una radio, pero en ese preciso momento te quedaste en silencio. Cuando la viste salir de la casa de Jazmín, no podías dejar de mirarla.
—Y recuerdo que literalmente me empujaste hacia ella.
—Ese golpecito hizo salir todas las palabras que tenías atoradas en tu pecho. Luego de esa cita, Brianna nos confesó que estaba enamorada de ti, ese empujón de mi parte fue lo que te trajo hasta aquí —sonrió —. Imagina lo lejos que te llevará esté.
Niega sonriendo.
—¿Te estás dando el crédito de mi relación con Brianna?.
—Por supuesto, aunque no tienes que agradecerme.
—¡Ya no aguanto más! Tengo que preguntarte —exclama Jazmín llamando la atención.
—¿No puedes esperar a los comerciales? —se queja Brianna apuntando el televisor —. Ya viene la parte en que el capitán América sale sin camisa.
—¡Ese hombre es hermoso! —exclamo sin apartar la vista de la pantalla —. ¿Cómo puede haber un hombre tan perfecto en este mundo?.
—Y lo triste es que está muy lejos de nuestro alcance —lamenta Brianna —. Aunque estoy segura de que si me viera alguna vez, se enamoraría de mí.
La observó mirar la televisión. La conversación con Alex me dejó un mal sabor de boca, he estado todo el día detallando cada acción de Brianna, buscando alguna señal o la mínima cosa que me indique que algo anda mal.