Jazmín-
—¿Tienes suficientes fotografías? —escucho la voz de Brianna.
Miro en esa dirección.
—Si, al menos por hoy —responde Hannah mirando las fotos.
—Yo me atrevería a decir que tomaste de más. Ya sé cómo se siente ser una súper estrella rodeado de paparazzi —bromea Ethan a mí lado —. Sin importar a dónde mirará ahí estaba el flash —me extiende dos bolsas de malvaviscos.
—No exageres —Hannah voltea los ojos.
—No exagera ni un poco —apoya Chris avivando la fogata —. Esa fue una experiencia que no había vivido.
—No fue mi intención darte una experiencia única, pero no tienes que agradecer.
—Muy chistosa, Hannah. Sabes a lo que me refiero —la mira con el ceño fruncido.
—Por supuesto. De nada por eso —continua viendo las fotos. Sonrió.
Ella nunca cambia.
—Creo que tenemos todo —Estrella mira las bolsas de malvaviscos y galletas —. Tiene que ser suficiente para nosotros. .
—¿Dejaste algunas para cuándo llegan Marcus, Tamara y Casie?.
Caminamos devuelta a la fogata.
—Si, aunque tenemos que comprar más.
—Deberíamos enviarle un mensaje a Marcus pidiéndole que compre más, ya que está en la cuidad —Ethan y Estrella me miran.
—No sería mala idea. La madre de Tamara vive en todo el centro de la cuidad.
—Esta bien. Iré a llamarlo —Estrella me entrega sus bolsas y entra a la casa.
—¿Okay? —digo viéndola alejarse —. No se porqué pero eso me pareció extraño.
—A mí también me lo pareció, pero puede ser nuestra imaginación.
—Quizás —subo los hombros.
Pongo las bolsas sobre la mesa.
—Saquemos los malvaviscos y colócalos aquí —me extiende un bol —. Y luego llévalas a la mesa.
—Esta bien.
Lo lleno con los malvaviscos.
—¡Alex! ¡Bajame! —volteo a ver a Anna.
Alex la lleva sobre su hombro mientras da algunas vueltas.
—¡Tienes que cumplir con el reto! —exclama Hannah riendo.
—¡En ese momento no estaba pensando con claridad! —grita Brianna. Su cara está totalmente roja —. ¡Bajame!.
Cualquiera que los viera ahora no creería que tenemos 26 años, somos profesionales y exitosos en nuestras áreas.
Parece que no hay edad para los juegos entre amigos.
—¿También quieres jugar? —Ethan se coloca a mi lado.
—Espero que estés diciendo eso en broma —sonríe —. Porque si no te golpearé.
—Todas ustedes son tan violentas —exclama riendo.
—Según Hannah, es parte de la supervivencia.
—Es un dicho muy de detective —ambos reímos.
—Si, así es —lo miro sonriendo.
Cuidadosamente coloca un mechón rebelde detrás de mí oreja.
—¿Segura que no quieres jugar? —murmura mirándome fijamente.
—No de ese modo —respondo sin pensar.
—Te ves tan hermosa con esta luz —dice de repente —. La luz del sol al atardecer realza cada parte de tu rostro. Es tan hermoso —me sonrojo.
—Esta luz a todos les sienta bien. Además no te parece extraño que haya sol pero no sientas calor, ¿Cierto? —suelto nerviosa.
¡¿Por qué dije eso?! Debería de golpearme.
—Si, muy extraño —responde sonriendo.
Siempre ha tenido esa hermosa habilidad de seguir la corriente de mis boberías.
—Justo ahora quiero besarte.
El hilo de mis boberías no termina.
Su sonrisa se ensancha acercándose hacia mí.
—¿Y qué te detiene?.
—Por alguna razón no puedo moverme —estamos tan cerca que nuestras respiraciones se unen —, es como si estuviera paralizada.
—Hacia años que no te paralizabas ante mí.
—Si mal no recuerdo, tú eras quién tenía dificultades para hablarme —recuerdo.
—Ese es parte de mí encantó —rió —. Esos momentos de absoluta vergüenza nos trajeron hasta aquí.
—¿Te arrepientes de haber hecho todas esas escenas penosas?.
—Ni por un segundo —sonrió.
—¿Tanto querías hacerme reír? —pregunto mirando directamente sus ojos.
—Quiero hacerte feliz.
Sus ojos azules se ven sumamente hermosos, al igual que el resto de su rostro.
¿Cómo una simple luz solar puede resaltar la belleza de una persona a niveles excepcionales?.
Es como si todo su potencial estuviera oculto, y no hablo de Ethan su potencial no está para nada oculto, para luego resaltarse bajo esa luz.
Colocó mis brazos alrededor de su cuello, acerco su frente con la mía gozando de cada sensación.
—Tengo que confesar que adoro de cada momento íntimo que tenemos —susurra.
—Me pasa lo mismo —sonrió —. Estando junto a ti tengo fe de que todo va a estar bien.
Me sonríe.
—Haré todo lo que esté en mi poder para hacerte sentir así —besa mi frente —, para que todo siempre esté bien.
—Te amo mucho —acarició.
—¿En serio? —pregunta sonriendo.
Sonríe como si fuera la primera vez que me escucha decirlo.
—Si, muchísimo —le doy un beso casto.
Me pega más a su cuerpo, me levanta rápidamente haciéndome reír.
—Dilo otra vez —pide sonriendo.
La luz que desprende el atardecer nos da de perfil, iluminando su sonrisa aún más.
Todo a nuestro alrededor desaparece, solo somos nosotros dos. Inmersos en una burbuja, en un momento, unidos por nuestros corazones.
Sumamente perfecto.
—Te amo muchísimo —hago lo que me pide.
—Suena increíblemente hermoso saliendo de tus sabios. Nunca me cansaré de escucharlo.
—Ni yo de decirlo —su sonrisa se agranda.
Colocó ambas manos en sus mejillas, me acerco aún más a su rostro, tanto que nuestras narices de rozan.
—Te amo, Ethan. Amo todo lo que eres, cada parte de ti —sus ojos destellan alegría —. Hasta podría decir que nunca amaré a nadie como te amo a ti.
—Yo tengo que diferir —me interrumpe —. También amarás a nuestros hijos, los amarás tanto como a mí.
—¿Nuestros hijos? —mi corazón brinca de emoción.