Cuando te Encuentre

Capítulo 31

Hannah-

—Buenos días —saluda Alex bajando por la escalera.

—Querrás decir, buenas tardes —me mira confundido. ¿Será que aún está somnoliento? —. Son las cuatro de la tarde —apunto al reloj de la pared.

Mira en esa dirección analizando unos segundos lo que acabo de decir.

En efecto, no se ha despertado del todo.

—Les dije que tendrían suerte si me veían para el almuerzo —repite —. ¿En dónde está Brianna?.

—En la biblioteca —vuelvo a ver la televisión —. Jazmín, Estrella y ella están trabajando.

—Que responsables —dice sentándose a mí lado.

—Ni me lo digas —continuó cambiando los canales.

Su vista se fija en la pantalla.

—No te parece extraño que ambos pasemos tanto tiempo solos —lo miro de reojo —. Me refiero a que hemos tenido muchos momentos como éste, en que no hay nadie más que solo los dos.

—¿Aún estás un poco dormido? —pregunto mirándolo.

—Posiblemente —no quita la vista de la televisión. Contengo una risa.

—Puede que si tengas razón —reanudo mi acción. ¿Por qué no hay nada bueno que ver? —. Hablando sobre esos momentos, somos los que más tiempo pasan solos, por alguna razón. Aunque no tengo idea del porqué.

—Yo tampoco —me mira con una sonrisa —. No eres buena dando explicaciones, tu explicación se fue a la mierda —suelta una carcajada.

Lo imitó.

—Pero me entendiste, y ese era el punto —lo miro sonriendo.

—Tantos años conociéndonos me dan la habilidad de entenderte.

—Taylor y tú son los únicos que lo hacen —admito —. Cuando estaba en la estación de policía tenía que pensar muy bien lo que iba a decir antes de abrir la boca. En ese momento tienes que saber exactamente lo que vas a decir, y explicarte de la mejor manera.

—Extrañas tu trabajo, ¿Cierto?.

—Muchísimo —observo mis manos —. Verlas a ellas realizar el suyo con tanto esmero a pesar de la distancia me da ánimos, pero el mío no es tan sencillo —subo los hombros —, tienes que estar ahí para poder dar el máximo. No es algo que puedas hacer a través de una computadora —suspiro.

—Tranquila. En el momento en que menos lo esperes, estarás de vuelta en tu escritorio con tu arma en la cintura —se burla.

—Ya que lo mencionas, mi arma está en la habitación —Alex me mira sorprendido —. Hammond me dejó traerla por seguridad, y me dio la orden de solo usarla si es estrictamente necesario.

—Que mal. Imagino que querías ir disparándole a la gente —bromea. Suelto una carcajada.

—Por supuesto —le sigo el juego —, disparar es lo qué más extraño de mi trabajo —rió.

Alex me sonríe. Luego toma el control remoto.

—¿Quieres ver algo en específico? —pregunta cambiando los canales.

—Cualquier cosa está bien —observo su perfil.

Luce tan relajado y tranquilo que produce una extraña sensación de calma.

—¿Tú extrañas el trabajo?.

—La verdad es que no —rió —. Estás vacaciones improvisadas me agradan. Sin embargo, no he descuidado de mis deberes.

—Entonces tampoco he notado cuando tú estás trabajando.

¿Acaso estoy ciega?.

—Parece que no. Tienes que prestar más atención a los que viven contigo.

—Tienes toda la razón.

Nuestra conversación es interrumpida por el rugido de su estómago.

Río a carcajadas.

—¿Prepararon algo de comer? Porque me muero de hambre.

—Pude escucharlo —digo aún riendo —. Vamos, te prepararé algo —me levanto del sofá.

—¿Y la comida de Tammy? —lo escucho decir a mis espaldas.

—Tamara no cocino hoy. Cómo todos estábamos dormidos hizo sándwiches para ellos, y nosotros tenemos que preparar los nuestros.

Entramos a la cocina. Camino directo al refrigerador.

—Entiendo. Y no tienes que molestarte, prepararé un aperitivo para Anna y para mí —se acerca al refrigerador —. Debe estar cansada por trabajar, un descanso no le haría mal, y podría preparar algo para Jazmín y Estrella, sería un lindo gesto —sonríe.

—Si, lo sería. Te ayudaré —saco el pan —. Será mi buena acción del día.

Reprime una risa.

 

 

 

 

 

 

 

 

—En serio se los agradezco, lo necesitaba —dice Jazmín con la boca llena.

—Lo mismo digo —Anna le da otra mordida a su sándwich.

—¡Está tan delicioso! Podría comerme todos los que quedan —exclama Estrella.

Anna, Jazmín y Alex miran a Estrella con recelo y acercan sus platos más a ellos.

Suelto una risa.

—No lo decía literalmente —voltea los ojos.

—Es mejor estar alerta —justifica Jazmín —. Pero tengo que admitir que está deliciosos —mira a Alex —, eres el mejor preparando aperitivos.

—Tengo mucha suerte, ¿No lo crees? —bromea Anna mirando a Jazmín.

—Por supuesto que sí.

Alex tiene la vista fija en el perfil de Anna. Ésta le sonríe a Jazmín, y a Alex se le iluminan los ojos.

—¿Y eso que están trabajando a esta hora? —pregunto de repente.

—Estrella me despertó diciéndome que teníamos que adelantar trabajo porque en nuestro próximo destino no hay internet.

—¿Acaso vamos a una selva en el amazonas? —pregunta Jazmín —. No vamos para allá, ¿Cierto? —se enfoca en Alex —. ¡Por favor dime qué no! —ruega.

Suelto una risa.

—Claro que no. Hay otros lugares en el planeta en dónde no hay internet —dice Estrella.

—Lugares en medio de la nada. No creo que exista un hermoso lugar sin internet.

—Mientras haya televisión yo estaré bien —Anna sube los hombros.

—Igual yo —la apoyo —. Además no se cual es tu escándalo si ni siquiera tienes por dónde navegar en internet.

Jazmín abre la boca para responder pero luego la cierra.

Subo la ceja.

A veces se le sale lo estúpida.

—Tienes razón —admite —. Supongo que estoy acostumbrada hacer esa pregunta.

—Hace casi un mes que no vemos nuestros teléfonos —recuerda Estrella con la mirada fija en la pared.



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En el texto hay: reencuentro, comediaromantica, amistad

Editado: 26.01.2021

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