Brianna-
—¿Podrías echarme bloqueador? —se lo extiendo a Alex.
—Eso no tienes que preguntarlo. Tener una excusa para acariciar tu cuerpo es una oportunidad única.
—Lo dices cómo si tuvieras años sin ponerme un dedo encima —volteo los ojos.
Se coloca detrás de mí. Quito el cabello de mi espalda.
—No lo hago desde anoche, es muchísimo tiempo —murmura cerca de mí oído erizando mi piel.
Muerdo mi labio inferior.
—¿Por dónde quieres que comience? —besa mi hombro.
—Por dónde quieras —digo con los ojos cerrados.
—Eso sonó comprometedor, espero que lo repitas más tarde en la habitación —muerde mi oreja haciéndome jadear.
—¡Oigan! Dejen esas cochinadas para la noche, ¡Hay niños presentes! —exclama Taylor desde la piscina.
Me sonrojo mirando en su dirección.
—¡No soy una niña! —replica Casie.
—Tienes 17, eres una niña.
—Cumpliré 18 el mes que viene -se cruza de brazos.
—Pues cuando tengas 23 años empezaré a verte como una adulta.
—Faltan seis años para eso —voltea los ojos.
—Aún tienes tiempo para disfrutar ser una niña.
—Además no se para que quieres crecer —cuestiona Jazmín —. Ser adulto es una mierda —come un pedazo de piña.
—¡Oye! Las malas palabras están prohibidas —regaña Taylor —. Primero aquellos con sus cochinadas y ahora tu lenguaje.
—¡Nosotros no estábamos haciendo ninguna "cochinada"! —me quejó.
—Todos vimos los besos y las caricias —se burla Chris.
—No hubo besos o caricias —suelto.
—Las intenciones estaban, y podías sentir la tensión sexual desde aquí —señalan su silla al otro lado de la piscina.
Los espectadores sueltan exclamaciones y risas en apoyo.
Siento mis mejillas sonrojarse aún más.
Volteo a mirar a Alex quién está reprimiendo una risa.
Golpeó su hombro.
—¡¿También vas a reírte?! —suelta la carcajada que tenía reprimida —. ¡Deja de burlarte! —vuelvo a golpear su hombro.
Alex extiende los brazos en mi dirección, y cruzó los míos sobre mí pecho.
—¿Estás molesta? —me mira sonriendo, aparto la vista —. Si, estas molesta —lo escucho sonreír mientras me abraza.
Coloca sus brazos en mi cintura al mismo tiempo que pone su barbilla en mi hombro.
—Te ves hermosa cuando estás molesta —suelto un bufido.
—Típica frase de hombre —hago un puchero —, podrías haber pensado en algo mejor.
—¿Quieres que piense en algo mejor?.
—Ese no es mi asunto.
Suelta una risa risita.
—Estás molesta —asiente para sí mismo.
—Eres muy inteligente —me limito a decir.
—Solo fue una risa inocente, no para hacerte molestar.
Volteo los ojos.
¿No quería verme molestar? Yo también puedo jugar este juego.
—No estoy molesta —digo segura —. No fue algo para enfadarme —le dedicó una sonrisa fingida.
—No se porqué pero tengo el presentimiento de que estás pensando algo macabro.
—¿Por qué lo crees? —ensanchó la sonrisa.
—Por tu sonrisa de guasón —señala mi rostro —. De solo verla me da escalofríos.
—No tienes nada que temer, amor. Solo se me ocurrió la idea de implementar una cosita que vi en la TV.
—¿Y eso sería...? —me mira con recelo.
—Que no tengo porqué molestarme, simplemente te dejaré sin sexo por una semana —toco su mejilla.
—¿Que carajos...? —murmura incrédulo.
Casie rompe en carcajadas.
—¡No digas cochinadas frente a mí bebé! —reprende Taylor.
—Estás bromeando, ¿Verdad? —mi mirada es inexpresiva —. Por favor dime qué es una broma —suplica.
Contengo una carcajada.
Esto es mucho más divertido de lo que creí.
—¡Por supuesto que es una broma! —exclama Casie. Volteo a mirarla —. Aunque pensándolo bien su rostro no me dice nada —me observa detalladamente —. Está semana vas a volver a tener una relación amena con tu mano, lo siento.
—Las duchas frías ayudan —aconseja Ethan. Alex voltea a mirarlo —. Solo fue una sugerencia, no era para que te pusieras así. Sentí como si quisiera matarme.
—Hasta yo lo sentí, amigo —apoya Chris —. Da miedo cuando se lo propone.
Sonrió ante su ridícula conversación.
—¿En serio vas hacerme eso? —la voz de Alex es suave, combinado con su gesto de tristeza y un puchero.
Puede ser tan tierno cuando se lo propone.
—¿Qué pasa si digo que si? ¿Te buscarías a otra? —digo en el mismo tono que él.
Esa pregunta no tiene nada que ver con la conversación, pero como a toda mujer a veces se me sale un poco mi lado tóxica.
Ser mujer no es sencillo, ni siquiera nosotras nos entendemos.
—Estoy pensándolo —volteo los ojos —. Sabes que no, he decidido tener una relación más cercana con mi mano derecha y tomaré muchas duchas frías —rió —, pero no pasaré de ahí.
—Me alegra escucharlo —sonrió.
—Este es justo el momento en que me dices que todo fue una broma —me mira expectante. Pasa las manos por su cabello —. Parece que no es una broma, ¿Acaso es una prueba? —suelto una carcajada —, ¡Claro que es una jodida prueba!.
Está broma inocente se me está escapando de las manos.
—Si, es una prueba —le sigo la corriente.
—Lo sabía.
—Y para hacerla más difícil, dormiré en ropa interior y no podrás tocarme.
Me mira boquiabierto.
—Volveré hacer un adolescente hormonal que se la pasaba fantaseando contigo.
—¡¿Qué tu qué?! —me sonrojo.
—¿Qué? —me mira inocente.
—Que fantaseabas conmigo —siento mis mejillas aún sonrojadas.
—Aún lo hago —dice casual —, pero claro antes todo era imaginación, y eso solo incrementaba mis ganas de recorrer tu cuerpo —sus ojos se oscurecen.
Mantengo la mirada fija en él. Todo mi cuerpo reacciona por si solo, cada parte de mí grita que me arroje a sus brazos y que entre besos y caricias subamos a la habitación.