Capítulo 36

Estrella-

—¿La carretera que mencionaste queda cerca de aquí? —volteo a mirarlo.

—Si, está en aquella dirección —señala un grupo de árboles con su mano libre.

—¿Cómo pudiste caminar varios kilómetros en la noche? —me burló.

—Estaba ebrio, en ese momento sentí como si fuera invencible —sube los hombres —. Sin embargo, a la mañana siguiente no aguantaba el dolor en las piernas.

—No eres tan invencible como crees —digo riendo.

—Muy graciosa —finge una sonrisa.

—Vamos, llévame hasta allá —jalo su mano.

—¿Para qué quieres ver una carretera aburrida?.

—Para poder imaginar mejor ese momento.

Lo escucho reír a mis espaldas.

—Eres caprichosa, ¿Lo sabías?.

—Por supuesto que sí. Afortunadamente me casaré con un hombre que me ama así —le sonrió.

—Y también eres manipuladora —suelto una carcajada.

—Callate —respondo entre risas frenando al borde la carretera —. ¿Es aquí? —pregunto aunque es obvio.

—Si —dice mirando el asfalto.

—Tenias razón, no tiene nada de interesante —concedo.

—Te lo dije pero, cuando tienes una idea en la cabeza no hay quien te haga cambiar de opinión.

—A veces me saca de quicio que me conozcas tan bien —admito.

—¿Quieres ir a casa?.

—Si. Nos hemos tardado demasiado, espero que Marcus no lo haya notado —digo un poco asustada.

—Tranquila, a esta hora debe de estar dormido. Ese hombre cae como una piedra, no hay fuerza en la tierra que logré despertarlo —asegura.

—Suenas muy convencido.

—Lo estoy —sube los hombros.

—Creo en ti, pero no soy de las que tientan a la suerte —jalo su mano se regreso a los árboles.

—¡Oliver! ¡¿A dónde carajos vas?! —escucho que gritan cerca de nosotros.

Me detengo en seco.

—¿No dijiste que no habría personas cerca de aquí? —murmuro mirando a los dos sujetos caminar en nuestra dirección.

Uno de ellos me parece conocido.

—Dije que no había una casa a kilómetros. Sin embargo, muy cerca de aquí hay un mirador turístico en dónde organizan algunas fiestas y reuniones ocasionalmente —no dejo de mirar a los sujetos —. ¿Estrella? ¿Estás bien? —ignoro lo que dice y enfoco la vista en un sujeto en particular.

—¡Oliver! ¿Cuánto más vas a tardar? —vuelve a gritar el segundo sujeto.

—¡Ya voy! ¡Carajo! ¡No me dejas orinar tranquilamente! —exclama el mencionado "Oliver" detrás de un árbol. El segundo rompe en carcajadas.

—¡¿Cuánta concentración necesitas para orinar?! —se burla el segundo —. Oye, ¿Escuchaste lo ridículo que es tu amigo? —dice en dirección al auto.

Una figura un poco más alta sale del lado del conductor caminando en dirección a su amigo.

—Oliver, corta esa mierda y sube al auto —dice en seco dejándome sin aire.

Camino lentamente en dirección a Chris sin apartar la mirada de él. 

Mi corazón late rápidamente, las ganas de gritar, llorar y salir corriendo se apoderan de mí. Con solo escuchar su voz, el miedo toma el control. 

Esa sensación ya tan conocida que creí que había dejado atrás junto con la vida a la que estaba acostumbrada, esa sensación que solo podía producir su presencia, esa sensación de tener cerca a...

—Carlos —dice Oliver saliendo detrás de los árboles —, quita esa cara de gruñón. Si sigues así Jazmín no querrá tenerte de vuelta —Carlos presiona la mandíbula.

—Jazmín se irá de mi vida solo si yo se lo permito —dice molestó.

—Hey, chicos —el segundo capta su atención y también la mía.

Nuestras miradas se cruzan y una alarma se enciende en mi —. ¿Esa chica no les parece conocida?.

Carlos da un paso adelante con la mirada puesta en mí.

—Estrella... —murmura lo suficientemente alto para que pueda escucharlo.

El miedo se adueña de mi, ninguna idea coherente aparece en mi mente. Fui una estúpida, no debiste salir de la casa, no debiste romper la única regla que habían establecido, así que lo único que puedes hacer en este momento es; correr.

Salgo corriendo hacia los árboles tirando con fuerza de la mano de Chris. 

Escuchar mi nombre salir de sus labios fue como un disparo en una competencia de atletismo.

Evitó la mayor cantidad de ramas posibles, intento recordar en dónde dejamos el carrito de golf pero mi vista está tan nublada como mi mente.

—¡Por aquí! —la voz de Chris es como un faro en la niebla que se ha sumado en mi interior.

En cuestión de segundos encontramos el carrito, subimos rápidamente en él.

El sonido de las pisadas de nuestros seguidores están cada vez más.

—¡Creo que se fueron por allá!.

Volteo en esa dirección esperando ver algún cuerpo acercarse, pero Chris arranca el carrito alejándonos de ahí.

No dejo de mirar atrás, el temor de que nos estén siguiendo, o hayan encontrado la forma de seguirnos no se aleja de mi. Además de la culpa por haber arrastrado a Jazmín al hoyo del que nos costó salir.

—¡¿Qué hicieron qué?! —el grito de Marcus hace retumbar las paredes.

—Llegue a Estrella a conocer mi lugar secreto —repite Chris —. Pero no pensé que sucedería algo así —dice con pesar.

—¡Ni siquiera pensaste! Ahora están expuestas nuevamente —pasa las manos por su cabeza —, ¡Ese desgraciado debe de estar buscándolas por todo el campo!. Y esta vez no las dejará ir —murmura la última parte.

—Marcus —sus ojos preocupados se encuentran con los míos —, ¿Qué vamos hacer?.

Se queda unos segundos en silencio analizando mi pregunta.

Mientras yo, ruego en silencio porque encuentre una manera de sacarnos del hoyo en que nos metí.

—Mañana a primera hora saldremos a preparar todo para irnos —mira a los chicos quienes están a su espalda —. Adelantaremos los planes e iremos a la próxima ubicación, por eso necesito su ayuda —asienten —. Alex, Ethan y Chris irán conmigo, cada uno estará encargado de una tarea que tendrá que desempeñar correctamente antes del medio día. ¿Entendido? —los mencionados asienten —. Taylor y Hannah estarán encargados de la seguridad de las chicas. Ninguna tiene permito acercarse a la ventana siquiera —se voltea a ver a Tamara —. Amor, estarás encargada de comprar provisiones —Tammy asiente —, y Casie, te quedarás aquí con tu hermano —vuelve a enfocar la mirada en nosotros —. Ya todos saben lo que tienen que hacer, espero que esta vez no me decepcionen.