Brianna-
—... Cómo noticia del día tenemos el caso de allanamiento de morada de una residencia ubicada en la colina sant. Angus. En la residencia se encontraban tres mujeres y una menor de edad disfrutando de un poco de repostería, cuando la ex-pareja de una de las víctimas forzó la entrada manteniéndolas cautivas. Se han reportado hasta los momentos dos heridos y un fallecido, la policía no ha dado detalles de las identidades de ninguno de ellos...
Apagó el televisor.
—¿Te importa? Estoy viendo eso —reclama Jazmín acostada en la cama.
—Estuviste ahí en vivo, ¿Y también quieres verlo por televisión? —la miro incrédula.
—Quiero saber qué dirán de mi —se lleva una cucharada de pudín a la boca.
—Vas a dejar al hospital sin pudín —cambia el tema Hannah —. Te has comido 6 desde que llegamos aquí.
—Cuando estoy nerviosa me da hambre, no me juzguen —voltea los ojos.
—¿Puede ser más dramática? —bromea Estrella haciéndome reír.
—El doctor dijo que tenía que comer algo por la pérdida de sangre —se justifica.
—¿Pérdida de sangre? Solo tuviste una contusión leve debido al golpe que tuviste —la mira incrédula.
—Me golpee contra una manija de los gabinetes, te tienes que compadecer de mi dolor —exagera.
Hannah la mira boquiabierta.
—No puedo con ella —dice para sí misma —. Estrella tiene el labio partido, un moretón en la mejilla y un golpe en la cabeza por la caída, y no la veo devorar el hospital.
—Cada quién maneja el dolor de forma diferente —responde seria y suelto una carcajada.
—Disculpen —el detective Hammond se asoma por la puerta —, siento interrumpir pero tengo que llevarme a Brianna a declarar.
Todas posan la mirada en mí.
—¿Casie está bien?.
—Si, acaban de terminar de interrogarla. Estaba muy conmocionada pero no es para menos, estar en el lugar y momento equivocado puede causarte represalias.
Trago fuerte.
Quizás debí hacer algo más protegerla.
—¿Estás lista? —me mira amablemente.
—Si, lo estoy —me levanto con fingida tranquilidad.
Camino junto al detective hasta la salida sin que se note el temblor de mis piernas. Al salir de la habitación busco entre todos los rostros que hay en la sala de espera a la única persona que puede darme la fuerza suficiente para relatar lo que ocurrió.
—¿Estás buscando a Alex?.
—¿Soy muy obvia? —respondo sin dejar de buscarlo.
—Esta en la delegación —anuncia haciendo que lo mire —. Le pedí que nos acompañará y está allá esperándote.
Le sonrió mientras salimos del hospital.
—Eso es muy amable de su parte.
—Me imaginaba que no podrían hablar si no estaban ellos presentes —lo miro de reojo —. He interrogado a muchas víctimas de casos como este, afortunadas que pudieron sobrevivir ilesas, y a pesar de ello se quiebran con la misma facilidad que las sobrevivientes.
"Sobrevivientes", por poco soy denominada de ese modo. Una sobreviviente a manos de un degenerado, con una amiga muerta de un disparo en la cabeza, otra probablemente torturada y además de eso, haber pasado por una, o múltiples, violaciones.
¿Quién querría vivir después de eso?.
—¿Brianna? ¿Estás bien? —la voz del detective me saca de mis pensamientos.
Enfoco la mirada en la patrulla que está frente a mí. ¿En qué momento llegue hasta aquí?.
—Tan bien como puedo estarlo —me limito a decir y entro al auto.
Me recuesto en el asiento con la mirada fija en la ventana.
—Andando, Coleman —ordena y el auto se pone en marcha.
Observó las calles, las tiendas, las personas, todo aquello que no había podido apreciar. Llevo solo dos días en este pueblo, es la localización en que menos tiempo estuvimos, y también de la que pude ver más que los alrededores de la casa.
Es la primera en la que puedo apreciar como vive verdaderamente la gente de aquí.
Por un segundo pude olvidar a dónde iba, que esto no es un simple recorrido por la cuidad. Fue hermoso mientras duró.
Nos detenemos frente a una estación de policía.
El detective abre mi puerta y bajo rápidamente.
Las personas que pasan por ahí me miran como si fuera una criminal en custodia, mi rostro demacrado, mi ropa manchada con gotas de sangre, mi cabello despeinado y la falta de vida de mis ojos no ayuda a mi estado de inocencia.
Sonrió al darme cuenta que realmente parezco una criminal, en vez de una "sobreviviente".
Entramos a la estación y el bullicio causado por esta me golpea de repente. Teléfonos sonando, oficiales gritando, criminales esposados mirándote con odio, llantos de bebés.
¿De dónde vendrá ese llanto? ¿Y qué carajos hace un bebé aquí?.
En fin, tantas personas, tantos rostros y aún no encuentro aquel que tanto he buscado.
—Es en aquella puerta —me señala el detective —. El oficial que te va a interrogar llegará en unos minutos, puedes esperar ahí —asiento y camino a paso lento hasta allá.
Todo me parece tan irreal, como si estuviera en un mal sueño del que no puedes despertar.
—... En otras noticias, la policía ya ha revelado el nombre del agresor del caso de allanamiento a la residencia ubicada en la colina de sant. Angus. El agresor se llamaba Carlos Centineo, quién entro a la residencia en dónde se quedaban las víctimas entre las 11:30 am de este día 7 de noviembre, encontrando a las cuatro víctimas, tres mujeres y una menor de edad, en la residencia solas. La policía llegó a tiempo gracias a un avistamiento y llamado de alerta por parte de una de las víctimas, pudieron detener al agresor antes de que sucediera una tragedia. La policía no ha dado el nombre de las víctimas para proteger su identidad en estos momentos de recuperación. Para más información sobre este caso visitar nuestra página web...