Cuando te observa (#1 trilogía Secretos olvidados)

Capítulo XIII

Capítulo XIII:

Noviembre – 2020

Liz

Choco mi espalda en contra de la pared. Zayn me va dejando besos húmedos en todo mi cuello, mientras que de mi boca salen pequeños gemidos, intento hacer silencio para que nadie nos escuche, pero eso a Zayn nunca parece importarle.

Él ahora se está abrochando su pantalón, ni siquiera me mira, algo a lo que ya estoy acostumbrada. Zayn puede ser frío y toda la cosa, pero sé que me quiere y tiene su propia manera de demostrarlo. Después de todo, ya estamos juntos desde hace un año y medio. Aunque creo que… soy la única que lo considera así. No me lo pidió de manera formal, porque él no está para esas cursilerías.

—¿Salimos hoy? Tengo turno hasta las cinco —le pregunto algo distraída, mientras me termino de abotonar la camisa.

Él se nota inexpresivo y no responde nada. Se dirige a la puerta y antes de abrirla, él voltea.

—Sabes que estoy ocupado —dice cortante e indiferente, igual que todos los días desde que llegué a trabajar aquí.

—Claro —también digo cortante, para que también se dé cuenta que eso me molesta. Pero él, no parece entender y sale de la pequeña habitación.

Dejándome en la soledad, igual que todos los días en los que nos podemos ver. ¿Debo decirle qué me siento sola sin él? ¿Debo decirle que de verdad me causa molestia que no me preste atención? O el amor ya se acabó.

—Ashh… parezco una adolescente pidiéndole a su enamorado que no la deje. Estoy siendo estúpida, él tiene trabajo, y yo también, por lo…

La puerta se abre de golpe, dejando ver a Eva sudada y con el pecho palpitándole tan fuerte que se le puede salir el corazón.

—¡Ahí estás! —chilla, señalándome con su dedo.

—¿Qué pasa? —pregunto, avanzando hacia ella.

Eva frunce el ceño y con una mano se estruja el pecho.

—Tengo asma y me haces correr hasta aquí —me reclama bajando más la voz. Se endereza y tira de mi brazo para sacarme de ese cuarto de limpieza.

—¿Qué pasa? —vuelvo a preguntar, a la vez que intento zafarme de su agarre.

—¿Olvidas qué tienes que trabajar? —se escucha molesta.

—Es mi hora de descanso.

Ella me suelta y voltea para enfrentarme.

—Sé lo que estás haciendo, y lo sé desde hace mucho. Te vas meter en problemas, Luz.

—Ya sé que lo sabes —digo sin tomarle importancia. Intento seguir caminando, pero ella me detiene, soltando suspiros tensos.

—¿Quieres saber lo que le pasó a las últimas dos trabajadores?

Eso último capta mi atención, aprieto la mandíbula para dar a entender que es serio de lo que estamos hablando.

—Creí que eso no se mencionaba.

Ella me mira obvia—. Al principio, creí que esto no tendría importancia, porque eres inteligente y no lo permitirías, pero veo que resultaste más tonta que todas aquí.

—¿De qué hablas? Yo solo…

Se cruza de brazos volviendo a su expresión enojada—. No te le vuelvas a acercar, las cosas no van a resultar nada bien. Ni siquiera lo conoces lo suficiente, como para decir que estás enamorada de él.

—Estamos desde hace más de un año.

—Pero ¿lo conoces? ¿conoces a su familia? ¿a sus amigos?

Sus palabras hacen que se me revuelva el estómago—. Dijo que no era necesario. —Ahora me apena decir eso, pero no voy a dejar que ella me mandonee así.

—Trabajas aquí ilegalmente, Luz. Si tenemos una inspección o si llegas a desaparecer, no va a ver ningún rastro de que estuviste aquí. Y yo tampoco puedo decir nada, porque pierdo mi trabajo.

—¿Qué tiene que ver mi relación con una desaparición?

Eva aprieta sus brazos cruzados y da una mini patada en el suelo.

—Diana no desapareció así por así. Debes tener en cuenta que no todo lo que se ve lindo y exitoso de esta empresa, es lo que de verdad ocurre dentro. A veces tienes al enemigo más cerca de lo que crees.

—¿Dices que él es el enemigo? Porque ya me asusta lo que dices.

Eva vuelve a fruncir el ceño y desliza su mirada por el pasillo de al lado.

—Solo te digo que te concentres en trabajar, porque tu tiempo de practicante terminó. Sé responsable, Luz. No confíes en cualquier tipo que te dice unas palabras lindas.

—¿Por qué estás tan en contra de lo que hago?

—Porque ya perdí a dos de mis amigas así, no quiero…

También me molesto—. ¿Qué les pasó?

Vacila un momento, volviendo a mirar a los costados—. Ambas tenían… así como tú… una relación con un alguien del trabajo. De la nada, de un día para el otro, Diana y Amely dejaron de venir. Las busqué, pero jamás las volví a ver, es como si la tierra las hubiera tragado.

Mi cuerpo reacciona de inmediato, recorriéndome cada cosquilleo de electricidad debido a los nervios. No quiero pensar en qué cosa les pudo haber pasado a esas chicas, pero ese no puede ser mi destino.




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