Cuando te observa (#1 trilogía Secretos olvidados)

Capítulo XVIII

Capítulo XVIII

Liz

—Te amo.

Él sonríe y me rodea la cintura en un abrazo íntimo, haciendo que nuestros cuerpos choquen.

—Es la tercera vez en una semana —dice sonando orgulloso.

Le doy un golpecito en el hombro.

—Si quieres no te lo digo más.

—¡La cena está lista! —grita la molestosa de Miranda desde el primer piso.

Es muy pesada, incluso después de que Seth habló con ella. Siempre terca y prefiere quedarse a perder tiempo.

¿Debería hacer algo?

—La quiero echar a la calle, pero no quieres —me reclama Seth—. Es tan molesta —resopla.

Ladeo mi cabeza—. No, no hay nada de malo en ser gentil.

—Ella no ha sido para nada gentil.

—No hagas lo que no quieres que te hagan.

Levanta una ceja—. Estás muy inspirada hoy.

—Consejo sabios.

Él desvía la mirada a la puerta por un instante, y luego regresa su vista hacia mí, fijando sus ojos en los míos, como si indagara algo.

—¿Bajamos? —pregunta.

Asiento—. Sí, tengo hambre.

Me da una mirada decepcionada, pero me suelta y me señala el camino. Le doy una sonrisa de suficiencia y salgo de la habitación.

Bajando las escaleras, me llego a dar cuenta de lo mucho que hubiera querido vivir en una casa así mucho antes. Curioso, se podría decir que es la misma casa que me imaginaba a los quince años cuando renegaba con mis padres y decía que me faltaba poco para ir a la universidad; terminar la carrera y ganar dinero. Pero… lamentablemente no siempre llegas a obtener lo que sueñas, mucho más si llegas a ser marcada de por vida, con mentiras y unos cuantos detalles sin pulir.

¿Llegaré a obtener lo que quiero?

Espero que sí, porque mis sueños no son los únicos rotos.

Una hora.

Llego hasta el comedor y encuentro a Miranda sentada muy estéticamente, con los brazos descansando en la superficie de la mesa, y descubiertos por la camiseta corta que lleva. Tiene un gran plato de comida delante de ella. Está revisando su celular, así que no nota mi presencia.

También me siento sin hacer ningún ruido, como si no estuviera ahí. Algo simple, porque Miranda actúa como si yo no estuviera ahí sentada, como si mi presencia simplemente no importara y fuera mínima, siendo innecesaria.

Me fijo en la mesa, y en mi lugar no hay nada, al parecer, para ella solo existen dos personas que comen en esta casa.

—Dijiste que harías la cena —le recuerdo.

Ella no deja de mirar su teléfono.

—Aquí no vas a vivir de gratis, princesita. Si quieres comer, entonces cocina —responde de manera insignificante.

—Eres insoportable.

—Mira quién lo dice. La zorra que se metió con mi novio.

—No es así. —Con ella es muy fácil perder la paciencia.

—¿Entonces cómo es?

—Yo lo amo en serio.

—Repítelo hasta que te lo creas.

Me levanto bruscamente de la silla y me dirijo hasta la cocina. Los últimos días con ella han sido de los peores. Tener BPD puede causarte daños emocionales fuertes, hay días en los que me bajoneo hasta por el suelo, y la presencia de Miranda, y cierta presión, solo lo ha empeorado mucho más.

—Al menos haz un esfuerzo por caer bien —aclaro.

—Tal vez es simple, pero no quiero.

—Aprende a comportarte.

—¿Crees qué podría hacer algo que dañe tu relación perfecta?

—No es una relación perfecta.

Hacemos silencio por un momento, demasiado incómodo para ser soportable. Miranda no es de las mejores personas que he conocido.

—Es curioso —dice.

—¿Qué es curioso?

—Tanto tiempo aquí, y no te he preguntado cómo está papá, hermanita.

 

Bryce

—Es un error lo sé, pero no fue a propósito. —Intento defenderme de la furia de Ethan lo mejor posible; pero no tengo tantas posibilidades de salir invicto, no con él.

Ethan se pasa las manos por el cabello varias veces, paseando por toda mi habitación, con la desesperación y el nerviosismo sintiéndose en el aire. Cada exhalación es más fuerte que la anterior, está nervioso y muerto de miedo, y simplemente no lo quiere aceptar.

—No quieres hacerlo, lo sé, pero… —Señala el papel que me dio antes, que se encuentra encima de mi cama— … si te entregué eso, es por algo ¿no? Para que Jily destruyera todo con TÚ ayuda.

—Lo siento —solo puedo murmurar.

—Todos hemos perdido algo, Bryce, y tú no eres la excepción. Estamos a tiempo de arreglarlo, ¿puedes cooperar un poco por favor?




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