Cuando tu Eras el

Capitulo 5.1: No sabia que me podia pasar?️?

(Perspectiva de Alex)

🌅 Mañana en casa

Alex se despertó con la garganta seca y la cabeza pesada.
Intentó incorporarse, pero el cuerpo no le respondía.
Su madre entró al cuarto con una expresión preocupada.

—Tenés fiebre. No vas a ir al colegio hoy.

—Estoy bien… —murmuró Alex, aunque sabía que no era cierto.

Su padre apareció detrás con una taza de té.

—No discutas. Hoy descansás.

Alex suspiró.
Miró su celular.
Pensó en Nicole.
En el recreo.
En lo que habían hablado anoche.

No quiero que piense que la estoy ignorando.

Escribió un mensaje con los dedos temblorosos.

Alex:
Perdón, Nicole.
Hoy no voy a poder hablar en el recreo.
Me enfermé.
Lo siento mucho.

Lo envió.
Y cerró los ojos.

🕰️ Día lento

Las horas pasaron lentas.
Alex dormía a ratos, se despertaba con la voz de sus padres entrando y saliendo del cuarto.

—¿Querés sopa?
—¿Te pongo hielo en la frente?
—¿Tomaste el té?

Todo le parecía borroso.
Pero había algo que no se borraba:
el recuerdo de Nicole sentada frente a él, con esa sonrisa tímida.
El mensaje que le había escrito la noche anterior.
La forma en que le dijo “me importás”.

¿Por qué me importa tanto?
¿Por qué me siento mal por no verla hoy?

🚪La visita inesperada

Cerca de las cinco de la tarde, su madre entró con una sonrisa distinta.

—Alex… te vinieron a visitar.

Él abrió los ojos, confundido.

—¿Quién?

—Una chica. Muy dulce.

La puerta se abrió.
Y ahí estaba ella.
Nicole.
Con una bolsa en la mano.
Y una mirada que lo desarmó.

—Hola —dijo ella.

Alex se incorporó como pudo.

—Hola… ¿qué hacés acá?

—Perdón por las molestias.
Te traje esto. Son medicamentos… para ayudarte.

Alex la miró.
Y por primera vez en el día, sonrió de verdad.

—Gracias.
En serio.
Sos muy dulce.

—¿Puedo quedarme un rato?

—Claro. Sentate donde quieras.

Nicole se sentó en la silla cerca de la cama.
Alex la miró y soltó una broma.

—Parecés una acosadora.

Nicole lo fulminó con la mirada.

—Estúpido.

Ambos rieron.
Pero luego Nicole se puso seria.

—Me preocupé por vos.
Le pedí tu dirección a tu abuelo.

Alex se acomodó en la almohada.

—No pasa nada.
Seguí siendo así de amable.
Es muy bueno.

—Eso mismo me dijo él.

—No se lo creo —bromeó Alex.

Nicole miró alrededor.

—Tu habitación es linda.

—Gracias. Aunque está hecha un desastre hoy.

Conversaron un poco más.
Nada profundo.
Solo palabras suaves, miradas que decían más que las frases.

Nicole miró la hora.
Ya era momento de volver.

Se levantó despacio.

—Me tengo que ir.

Alex la miró.

—Gracias por venir.

Nicole sonrió.

—Gracias por dejarme quedarme.

La puerta se cerró.
Nicole ya se había ido.
Alex se quedó mirando el techo, con el corazón latiendo más rápido de lo normal.

¿Por qué me siento así?
¿Por qué me dolió que se fuera?
¿Por qué me dan ganas de volver a verla ya?

Sus padres entraron al cuarto con una taza de té y una sonrisa cómplice.

—¡Qué linda chica! —dijo su mamá, dejando el té en la mesa.
—Se ven muy lindos juntos —agregó su papá, guiñándole un ojo.

Alex se tapó con la sábana hasta la nariz.

—No digan pavadas…

Pero no podía dejar de sonreír.

Cerró los ojos.
Y en ese silencio tibio, lo admitió para sí mismo:

—Creo que… estoy empezando a sentir algo por ella.




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