Cuando tu Eras el

Capitulo 8:Cuando el Corazon se vuelve Ruido?️

Nicole estaba tranquila en el aula, concentrada en su cuaderno.
Estaba terminando unos apuntes para la exposición de literatura.
Subrayaba con cuidado, decoraba los márgenes con pequeños dibujos.
Cuando terminó, sonrió.
Por fin tendría el recreo libre.

Pero su alegría duró poco.

—Che, ¿hiciste la tarea de sociales? —preguntó Hengely, desde el pupitre de al lado.

Nicole se quedó helada.
La sonrisa se le borró de golpe.

—¿Qué tarea?

—La del resumen del capítulo cinco. Es para hoy.

Nicole se giró hacia ella, con los ojos abiertos.

—¿Vos la hiciste?

—Sí… ¿por?

—¿Me la pasás? ¡Por favor! Me olvidé por completo.

Hengely suspiró, pero asintió.

—Dale, pero copiala bien. Y rápido.

Nicole se dejó caer sobre el pupitre, frustrada.

—Y yo que pensaba salir a comprar algo dulce…

—¿Querés que te traiga algo? —ofreció Hengely.

—¿En serio?

—Sí. Total, es un mandado.

—Gracias. Te debo una.

Nicole le dio unas monedas y volvió a concentrarse.
El aula se vació poco a poco.
Solo quedaron ella, su cuaderno, y el reloj que parecía correr más rápido que nunca.

🍃 En otra parte…

Alex estaba sentado en un banco del patio, desayunando tranquilo.
No pensaba en Nicole.
No pensaba en nada.
Solo quería un momento de paz.

Hasta que alguien se le acercó.

—¿Vos sos el novio de Nicole o qué? —preguntó Dan, con tono casual.

Alex levantó la vista, masticando aún.
Lo miró sin expresión.

—¿Y a vos qué te importa?

Dan se cruzó de brazos.

—Solo quiero saber. Porque si no lo sos, capaz me acerco.

Alex dejó el desayuno a un lado.
Se levantó.

—No te acerques. No le hablés. No la mires.

Dan se rió con incredulidad.

—¿Perdón?

—Te lo digo en serio. No quiero que estés cerca de ella.

—¿Y vos quién sos para decidir eso?

—Soy alguien que la quiere. Y no necesito que vos la confundas.

Dan dio un paso más cerca.

—¿Y ella sabe que la querés? ¿O solo lo decidiste vos?

Alex apretó los puños.

—Ella me eligió. No necesito tu aprobación.

—¿Te eligió? ¿Después de que la hiciste llorar el otro día?

Alex se quedó en silencio.
La mandíbula tensa.
Los ojos fijos.

—Eso fue un error. Y lo estoy arreglando.
—Pero vos no sos parte de eso.

—Yo no hice nada. Vos sos el que se pone como loco cada vez que alguien se le acerca.

—Porque no confío en vos. Porque no me gusta cómo la mirás.

—¿Y si a ella sí le gusta cómo la miro?

Alex dio un paso más.
Ya estaban cara a cara.

—Entonces que me lo diga ella. No vos.

Dan lo empujó apenas con el hombro.

—Estás enfermo de celos.

—Estoy cansado de que te metas donde no te llaman.

—Y yo estoy cansado de que te creas dueño de lo que no es tuyo.

Algunos chicos empezaron a acercarse.
La tensión era visible.
Las palabras eran cuchillos.

—No sos lo que ella necesita —dijo Dan, con frialdad.

—Y vos no sos lo que ella merece —respondió Alex, sin temblar.

Nicole seguía escribiendo, tranquila.
El aula estaba en silencio, y por fin sentía que todo estaba bajo control.
Hasta que Hengely entró con una bolsita de chuches y una cara que no traía buenas noticias.

—Acá están tus dulces… pero te tengo un chisme.

Nicole levantó la vista, sonriendo por las golosinas.
Pero la sonrisa se desvaneció al ver la expresión de Hengely.

—¿Qué pasó?

—Alex y Dan están discutiendo. Por vos.

Nicole se quedó helada.
Otra vez.
Como si el mundo se le congelara en los pies.

—¿Qué?

—Están en el patio. Se dijeron cosas feas. Todos los están mirando.

Nicole cerró el cuaderno sin terminar.
Se levantó de golpe.
Bajó las escaleras rápido, con el corazón latiendo como si quisiera escapar.

Cuando llegó al patio, los vio.
Alex y Dan frente a frente.
La tensión se podía cortar con los dedos.

Las voces eran duras.
Las miradas, afiladas.

Nicole se detuvo a unos metros.
Los ojos ya húmedos.
El pecho apretado.

Se acercó despacio.
Y con los labios temblando, como una niña herida, dijo:

—P-por favor… no se peleen…

Su voz se quebró.
Un sollozo se escapó sin permiso.

Alex y Dan se quedaron en silencio.
La miraron.
Y por un segundo, todo se detuvo.

Nicole bajó la mirada.
Se dio la vuelta.
Y corrió.

Subió las escaleras.
Entró al aula.
Se sentó en su pupitre.
Y lloró.

Alex dio un paso para ir tras ella.
Pero Dan lo detuvo.

—Yo también quiero hablar con ella.

Alex lo miró, molesto.

—No es asunto tuyo.

—¿Y por qué sí es el tuyo?

—Porque yo la lastimé. Y no voy a dejar que lo hagas vos también.

Dan no se quedó callado.

—No sos el único que siente algo por ella.

Alex apretó los puños.
Pero no respondió.
Solo quería llegar a Nicole.

En ese momento, una profesora apareció.

—¡Ustedes dos! A dirección. Ya.

Ambos se quedaron quietos.
La mirada de Alex seguía clavada en la escalera por donde Nicole había desaparecido.

🧍‍♀️ En el aula…

Hengely subió enseguida.
Entró despacio, sin hacer ruido.
Y la vio.

Nicole estaba sentada en su pupitre, con la cabeza apoyada en los brazos.
Lloraba en silencio.
Los hombros le temblaban.
Las chuches seguían sobre la mesa, intactas.

Hengely se acercó sin decir nada.
Se sentó a su lado.
Le puso una mano en la espalda.

—Ey… ya está. No pasó nada grave.

Nicole no respondió.
Solo soltó otro sollozo.

—No es tu culpa —dijo Hengely, con voz suave.
—Ellos se pelearon porque no saben cómo manejar lo que sienten.
—Pero vos no hiciste nada malo.




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