Cuánto vale quererte

Capítulo 7: La relación perfecta

Edgar:

Estaba en mi oficina trabajando cuando mi teléfono sonó, se trataba de Anabelle mi prometida. Dudé antes de tomar el teléfono. La verdad ni yo mismo me explicaba que hacía en una relación con esa mujer, sin embargo ya me había acostumbrado. Todo empezó cuando terminé mi relación con la muner que amaba: Elizabeth, o mejor dicho ella destrulló nuestra relación, me humilló frente a mi familia y todos nuestros conocidos el día de nuestra boda. Fui el hazme reír de todos y lo sucedido salió incluso en la noticia, mi buena reputación quedó por el suelo cuando todo el mundo vio que mi casi esposa me había sido infiel, incluso en mi propia empresa la gente murmuraba cuando me veía pasar. Yo intenté centrarme en el trabajo, cosa que no sirvió de nada, cada día salía de la oficina y me iba a algún bar, bebía hasta emborracharme, algunas noches regrresaba a mi casa a mirar nuestras fotos juntos y otras simplemente amanecía en los bares. Yo no sabía que hacer para olvidarla, mi mente era un torbellino de emociones como puedes odiar a alguien y al mismo tiempo extrañarla, quererla abrazar y humillarla y hacerle sentir tan miserable como ella te hizo sentir a ti. Difícil verdad y así era exactamente como me sentía, en un minuto quería venganza, quería no verla nunca más y al siguiente quería tenerla en la cama, abrazarla, sentir su olor de nuevo. Pero no era tan pendejo como para perdonar una humillación de ese tipo. Mientras eso ocurría Anabelle que era la prima de Elizabeth, casi su hermana se me aparecía en la casa con sopa preguntándome como estaba, me enviaba mensajes disculpándose en nombre de su prima. Yo jamás la mandabs a entrar a mi casa y tampoco respondía sus mensajes, detestaba a Elizabeth y a toda su familia. Así pasaron tres meses en ese ir y venir, tres meses en los que solía encontrarme a Anabelle en todos lados y en los que parecía estar preocupada por mí y como sobrellevaba la situación. En una ocasión fue tal la borrachera que cogí que terminé amaneciendo en el hospital. Allí estaba Anabelle cuando desperté. La miré asombrado.

—No puedes seguir así o acabarás con tu vida, Elisabeth no se merece tanto—exclamó.

—Quiero estar solo—le dije mientras ella se puso de pie, tomó su chaqueta y salió mirándome con nostalgia y yo me quité el suero que tenía y empecé a destruir la habitación de hospital, lanzando todo y destruyendo lo que me encontrara.

—¡Elizabeth! ¡Maldita Elizabeth! —grité como un loco en un ataque de ira e impotencia. Terminé pagando los gastos médicos y me marché. Se suponía que era un hombre inteligente, ne sobraba el dinero, había miles de mujeres que deseaban ocupar el lugar de Elizabeth y allí estaba yo con el alma acabada y el corazón hecho pedazos.

Un día como tantos fui a beber a un bar pero no recuerdo como desperré en un lugar desconocido, cuando miré a mi lado había una mujer desnuda allí acostada, dormida, me miré bajo la sábana blanca y yo también estaba sin nada de ropa y cuando me fijé en la cara de la mujer era Anabelle, no sabía que había pasado y no recordaba absolutamente nada, sin embargo allí estaba. Me levanté y me fui, nunca ni siquiera me había llamado la atención ella, no la llamé, no pregunté, no respondí sus mensajes siguientes sin embargo unas fotos de nosotros se filtraron en internet justo un mes después de lo ocurrido, una foto de nosotros acostados juntos, sin ropa para regar más la situación. Ese mismo día ella apareció en mi casa reclamándome que había sido yo quien había publicado esas fotos y mostrándome una prueba de embarazo positiva y simplemente ne tocó asumir la responsabilidad de sus actos, me comprometí con ella públicamente y luego perdió al bebé cuatro meses después, sentí lástima de ella y me quedé allí, con la esperanza de un día volver a ver a Elizabeth y que tan siquiera sintiera celos y le doliera ,que pensara que la había superado y que no me importaba en lo más mínimo sin embargo ella jamás apareció... Mi relación con Anabelle era puro espectáculo, todos creían que nos amábamos pero casi nunca teníamos intimidad y menos hacíamos cosas de pareja, creo que los dedos de la mano me sobraban para contar las veces que había estado con ella pero parece que eso a ella no le afectaba y a mí menos, tenía mis relaciones pasionales en la calle y una novia para presentar en el ámbito social, luego de Elizabeth jamás había vuelto a enamorarme verdaderamente y tampoco tenía ganas de conocer a nadie a profundidad y por eso continuaba allí, sin amor, sin planes a futuros y con una mujer que parecía dar la vida por mí y me obedecía en absolutamente todo lo que le decía. Una relación perfecta para alguien que no tiene intenciones de volver a sentir nada por nadie.

Tomé la llamada de Anabelle:

—Mi amor recuerdas que te invité hoy a cenar con mi familia, aquí en la casa de mi abuela—exclamó.

—Sí, pero... —iba a inventar una excusa para irne a beber solo a algún bar de la ciudad, pues además de que lo había olvidado digamos que esa familia no me caía tan bien después de todo lo ocurrido.

—Mejor que ya no vengas—exclamó y me dejó asombrado pues ella siempre vivía rogando porque pasáramos tiempo juntos.

—Y eso por qué—pregunté.

—No quiero que te sientas mal, te cuento para que no te tome de imprevisto Elizabeth ha regresado—me quedé helado ante sus oalabras puedo jurar que me dio una pequeña punzada en el pecho y que mis labios temblaron un poco, no fui capaz de pronunciar ni una sola palabra.

—¿Cariño? ¿Me escuchas? —preguntó Anabelle.

—No te preocupes iré a la cena, ver a Elizabeth no me afecta en absolutamente nada—exclamé colgando la llamada mientras me quedé perdido en mis pensamientos.

Hola. Qué creen de la relación perfecta de Edgar y Anabelle, seguramente que todos le creímos que volver a ver a Elizabeth no le afectará en nada.... Los estaré leyendo, mañana será el próximo capítulo veremos que tal ese reencuentro...




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.