Capítulo 8: Mi ex tiene una hija

Las palabras de Anabelle rezonaban en mi mente, Elizabeth había vuelto, estaba allí de nuevo y eso de alguna manera me enojaba y estresaba, ni siquiera puedo describir lo que me hacía sentir, aunque la tarde parecía estar tranquila mi mente estaba demasiado inquieta, cada minuto estaba en espectativa de lo que sucedería. Me tuve que ir a mi casa pues no me concentraba un minuto en el trabajo y tomar un par de copas antes de ir a la cena de la familia de Anabelle. Al llegar mi prometida me esperaba en el enorme portal, simplemente me dio un beso pues ya le había dicho como me molestaban las excesivas muestras de cariño.

—Vamos dentro, ya están todos en la mesa—pronunció y respiré profundo antes de entrar. Miré hacia todos lados y no, no estaban todos, faltaba la persona por la que había ido ese día a esa ceja, Elizabeth no estaba allí pero no podía preguntar o iban a pensar que aun no la superaba.

—Buenas noches—saludé sin mucho cariño como era habitual que hiciera siempre.

—Toma asiento hijo, que bueno que llegas—dijo la madre de Anabelle y yo me senté—estamos esperando a mi madre para cenar, que no quiere que nadie toque nada de lo que preparó hasta que llegue su invitada—opinó dejando salir un suspiro de frustración. —Ya se ha perdido el respeto y todo en esta familia—agregó esperando entablar una conversación conmigo donde habláramos mal de Elizabeth o reviviéramos el pesado pasado cosa que no sucedió.

—Han pasado muchos años todos extrañábamos a Elizabeth—dijo la otra tía de Elizabeth .

—La extrañarías tú aquí nadie olvida lo que hizo—se pronunció Anabelle y unos pasos se sintieron acercarse, levanté la vista y mis ojos se quedaron fijos en ella, allí estaba bajando las escaleras con un vestido rojo vino brillante, ceñido al cuerpo y unos altos tacones, el cabello suelto y la cabeza en alto como si fuera la dueña del mundo, su vista se dirigió a mí no más de tres segundos y luego la apartó. Cada paso que daba sentía que mi corazón se contraía al punto de pensar que me iba a dar un ataque cardíaco. Su rostro se veía juvenil, suave, lleno de vida, ni siquiera parecía que habían pasado cinco años, la única diferencia era que esta vez estaba más arreglada, con joyas costosas y un vestido de diseñador. Su abuela salió de la cocina antes que terminara de llegar abajó pero lo que más me sorprendió fue cuando miré al lado de Elizabeth.

Pensé que mi ex había venido sola, pero no, la acompañaba una pequeña niña de unos cinco años, que aunque era muy parecida a su madre tenía los ojos verdes igual que los míos y una mirada profunda. Me quedé atónito, ni siquiera sabía que había regresado hasta hace unos minutos que escuché a Anabelle y a toda la familia hablando de su regreso, hacía cinco años que no la veía luego de nuestra trágica boda fallida.

—Hola Mili—dijo la abuela dirigiéndose a la pequeña que le sonrió—siéntate aquí a mi lado—agregó.

—Cariño, hace años que no veíamos a Elizabeth, seguro tampoco sabías que tenía una hija—agregó mi prometida quien era prima de mi ex y todo eso es una larga y complicada historia que contar.

—Ni idea—dije mirándola mientras tomaba un trago de vino, sin embargo, ella no dirigió ni un solo segundo su vista hacia mí.

—Deberías haber traído también a tu esposo—intervino mi prometida haciendo un poco más tensa la situación.

—No me he casado—respondió ella suspirando sin mirarnos mientras tomaba con delicadeza una copa, al parecer también le había incomodado un poco la pregunta.

—Pero tienes una hija—comentó mi pareja de forma indiscreta, yo le choqué el brazo con el codo intencionalmente pero no me entendió que esperaba que dejara de hacer comentarios incómodos y continuó—debes tener un novio o algo. A ver Mili cómo se llama tu papá—preguntó dirigiéndose a la niña que abrió sus bonitoa ojos enormes.

—No lo sé, pero mamá me dijo que vive en esta ciudad—agregó haciéndome toser forzadamente mientras en mi cabeza comencé a sacar algunas cuentas...