Cuarentena

Día: 5

– No está, no está. Lo perdí. – comencé a desesperarme. Saqué y volví a meter las cosas en mí mochila unas siete veces contadas. No estaba ahí.
– ¿Sucede algo, Jaeny?
– Mí diario, no está en mí mochila.
– ¿Perdiste tu diario? – se posicionó en cuclillas frente a mí.
– ¡Yo no lo perdí, alguien lo sacó de mí mochila!
– Oigan, chicos, ¿qué pasa? – Dustin se acercó al oír los gritos.
– Jaeny perdió su diario.
– ¿Por eso eran los gritos? ¿Un diario? 
– No es sólo un diario. Ahí escribo mis pensamientos, lo que me pasa, lo que creo de la gente, – siento cómo el tono de mí voz va en aumento – ¡Y si cae en las manos equivocadas pueden decirle todo a todos! – sostenía una hoja en mis manos que acabé partiendo en dos. Parecía una desquiciada.
– Jaeny, primero que nada, respira. Pareces una psicópata que escapó del manicomio. – cierro mis ojos, inhalo y exhalo – Así, muy bien. Ahora, ¿Cómo se te ocurre traer algo tan personal y privado como un diario íntimo?
– Siempre lo llevo a todos lados. Escribo en él todo el tiempo, todo lo que veo, escucho, hablo...
– Ok, ok, ok, ya entendí. No necesito una lista.
– Tienen que buscarlo, por favor.
– Jaeny, no podemos. Ya es media noche; cada curso debe estar en su sector a ésta hora. Si nos movemos, nos sancionan. – Dustin señaló el cartel de las reglas para justificar lo que acababa de decir.
– ¡Rayos!
– Oh, vamos, hermano ¿En serio? ¿Rayos? Usaba esa expresión cuando tenía siete años. – inconscientemente comencé a cantar Seven Years en mí mente.
– ¿Qué tiene de malo decir rayos? ¿Quién le puso edad a las expresiones? – oh no, Jake va a crear de todo esto una teoría filosófica sobre la vida que acabe en moraleja.
– ¿Podemos enfocarnos en lo importante? Gracias.
– Tienes razón, lo siento. – Jake agacha la cabeza avergonzado. – ¿Cómo es tu diario?
– Rojo opaco con una especie de solapa de cuero. Tiene mis iniciales escritas con marcador en el frente, lado izquierdo superior.
– Wow, qué específica.
– Tomaré eso como un cumplido.
Dustin y mí hermano hablaron con la directora sobre quedarme con ellos en su sector a causa del golpe en mí rodilla. Sorprendentemente accedió; buscaremos el diario en la mañana.

– Jaeny; Jaeny, despierta. – entreabrí los ojos y vi el rostro de Jake en primer plano a unos cinco centímetros de distancia, no voy a mentir, me asusté. Ahogué un grito cubriendo mí boca con las dos manos cuando me jacté de que nadie había despertado aún. 
– ¿Qué hora es? 
– Shhh, susurra.
– Lo siento, ¿Qué hora es? – repito, ésta vez en voz baja, casi muda.
– Las 8:00 AM. Tenemos dos horas para buscar antes de que se despierten.
– De acuerdo ¿Y Dustin? – giro mí cabeza a los lados mientras lo busco con la mirada.
– Está buscando desde las siete. – abrí los ojos como platos. ¿Se levantó a las 7 AM para buscar mí diario? Impresionante. – Por cierto, la directora dejó estas muletas para ti. Las encontró entre las cosas perdidas.
– ¿Cómo alguien puede perder un par de muletas?
– No lo sé; vamos a buscar. – me ayudó a ponerme de pié y me sostuve con las muletas, parecían hechas a medida para mí.
Nos dividimos los cursos: yo buscaría entre las cosas de 1°, 2° y 3°, y ellos en los superiores.
Vaciamos mochilas, bolsos, cajas, bolsas, todavía me sorprende todo lo que los estudiantes traen a la escuela. Creo que podría contar con los dedos de mis manos la cantidad de libros de estudio que ví. Con razón sus mochilas pesan tanto.
Ya había pasado hora y media desde que empezamos a buscar, no lo encontramos. Estoy segura de que lo traje, nunca sale de mí mochila, va conmigo a todas partes; es imposible que lo haya perdido de vista. 
– ¿Algo? – Dustin se acercó a nosotros luego de revisar la última mochila de los alumnos de 5°.
– No, ¿y tú? – analicé lo que dije luego de decirlo, y me pareció ilógico que, si él lo hubiera encontrado, viniera a preguntar si lo hallamos primero. Por la expresión que puso, claramente había pensado lo mismo. – Olvídalo. ¿Qué hacemos ahora?
– Tal vez en las cosas perdidas. Quizás alguien lo encontró y lo llevó allí. 
– Oye, chico fantasía, te llaman del mundo real, exigen que vuelvas. ¡Hello! Esto es la secundaria, nadie encuentra un diario íntimo sin llave y lo lleva a "objetos perdidos" sin darle una ojeada primero. – la ironía de Dustin me hizo sonreír, pero mí sonrisa se borró automáticamente cuando supuso que ya lo leyeron.
– Jeany, ya no sé ni lo que digo; mí cabeza no piensa con claridad a éstas horas de la mañana.
– Tu cabeza nunca piensa con claridad, Jake. – Dustin hizo el comienzo de una carcajada y se tapó rápido la boca con la mano ante la mirada asesina de mí hermano. – Chicos, necesito encontrarlo. Tiene cosas muy personales escritas.
– Tranquila, traje mí varita mágica, en un simple bibiti babiti bu apareceré tu diario en éste instante. – su ironía se volvió algo irritante para la gravedad de la situación.
– Hablo en serio, Dustin.
– También yo. – arqueo una ceja – A ver, pequeña Montgomery, ¿qué quieres que haga? No lo encontramos, no puedo hacerlo aparecer por arte de magia.
– Hace un momento parecías muy convencido con tus perfectas líneas de hada madrina de Cenicienta. – me fulminó con la mirada.
– Como sea, no hay nada que podamos hacer más que dormir. En diez minutos se despertarán todos. Mejor volvemos a nuestros lugares antes que la directora vuelva y comience a hacer preguntas.
– ¿Sobre qué debería preguntar, señor Rosser? – la directora estaba justo detrás suyo. Justo cuando pensaba que no podía ponerse peor.



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En el texto hay: misterio, drama, amor

Editado: 15.04.2019

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