¿Es posible no haber podido dormir durante tres días? Estos chicos van a volverme loca.
Recapitulemos. Baile con Gillespie; beso con Austin; ¡Y ahora Dustin Rosser, el chico que detestaba cuando llegué a ésta escuela, ¿Intentó besarme! Esto es demasiado para mí cabeza, debo estar delirando. Podría preguntarle si ha intentado... ¡¿Qué es lo que estoy pensando?! Claro, Jaeny, acércate y dile "oye, disculpa que te moleste, sólo tengo una pequeña duda ¿Has sentido deseos de besarme?". Claro que sí, idiota, eso sería muy eficiente.
Oh no, ahí viene.
– ¿Todo en orden, pequeña Montgomery? – se agachó un poco para remover mí cabello con su mano.¿Cómo puede actuar tan natural?
– Hola, Dustin. ¿Qué hay del beso? ¡Es decir, calendario! ¿Qué hay de nuevo en el calendario? – exagero una sonrisa para disimular esperando que no haya escuchado lo del beso.
– Mmm... No lo sé, no he revisado hoy. ¿Estás bien? ¿Segura? Te noto algo pálida... – ¡Qué gran actríz, Jeany! Te hubieras ganado el premio a la peor actuación del año.
– Sí, estoy bien. Increíble. Nunca me he sentido mejor. – malditos nervios.
– Si tú lo dices... Iré con Jake a jugar a las cartas ¿Vienes?
– ¡No! – Dustin abre los ojos como platos; lo he asustado. – Es decir, sí. En un momento los alcanzo.
– Ok... – me dedica una última mirada mientras da unos pasos a espaldas y luego voltea hacia donde se dirige.
Estamos almorzando con los amigos de mí hermano, incluyendo a Dustin, lamentablemente, mientras terminamos una partida de truco. Volví a ganar; los muchachos ya no quieren jugar conmigo, dicen que hago trampa, sólo porque preguntaron por mis estrategias y les advertí que un mago jamás revela sus secretos. A pesar de que los míos han sido revelados desde que perdí mí diario...
Me he dado cuenta que en estos días estuve platicando con personas, con las cuales no me esperaba tener tema de conversación. Casi no he tenido tiempo para concentrarme en mis pensamientos; lo cual es bueno, porque no le desearía ni a mí peor enemigo un día completo en mí cabeza. O tal vez sí... Podría imaginarlo en distintos escenarios y hacer que sufra. Voy a tenerlo en cuenta.
Marc fue a revisar el calendario para decirnos que haremos hoy. Está tardando demasiado ¿Qué tanto puede estar fijándose? Creo que está volviendo.
– No hay nada.
– ¿Qué clase de actividad es esa?
– ¿Es un juego?
– ¿Banda de rock?
– No, idiotas; no hay nada escrito en el día quince. No tenemos actividad para hoy.
Echo un vistazo desde donde estoy hacia el calendario. Los estudiantes están alborotados quejándose con los tutores; Dustin, quien también estaba observando la situación, se puso de pie y se alejó del grupo ¿Qué es lo que pretende hacer?
Sale de los vestidores con una chaqueta negra y una capucha del mismo color, cubriéndole la mitad de su rostro, a la altura de sus ojos marrones; toma un micrófono en mano y los estudiantes destacados de informática ponen una base de hip-hop.
– Todo el mundo venga y preste atención. Les ofreceré gratis un poco de improvisación; comienzo rapeando, estoy improvisando, partiendo por aquella rubia que me está observando. Sigo paseando los altavoces zumbando, con el colorado que se ha quedado flipando. – Los chicos y yo, sentimos curiosidad al igual que todos y nos acercamos. – Se calienta el microphone, no sé lo que hago, pero parece que les gusta así que sigamos rapeando, trapeando; rondando; viajando, aterrizo en Montgomery que me está señalando ¿Qué les parece si reparto frases de vida? Un poco de romance, nada de sida. Sólo decirles que puedo tener fortuna, pero mí corazón siempre le pertenecerá a una. – me ve entre el público y por un segundo parece haberse perdido – Sigo hablando, sigo delirando; escupo las ideas que me van brotando. – me mira – se dice que una chica de cabello castaño ha enamorado a un joven hace más de un año. – me guiña el ojo y vuelve su mirada al público.
Unos minutos después de terminar su "show", se acercó a mí; comencé a aplaudir.
– Impresionante ¿Cómo aprendiste a hacer eso?
– No lo aprendí.
– Pero lo que acabas de...
– Sólo comencé a hablar y surgió eso. Las rimas ni siquiera fueron buenas.
– Creo que toda la secundaria Rosemarie difiere.
– Oh ¿Eso crees? – ¡De nuevo está acercándose!
– ¿Desde cuándo hablas italiano?
– Mí abuela era italiana. – Sigue acercándose; ya no puedo retroceder, la pared está detrás mía. Observa mis labios – Un giorno potrò baciarti.
– ¿Cuándo me dirás lo que significan esas palabras?
– Cuando sea apropiado decirlo en español. – Se aleja sin más, dejando mí mente llena de dudas.
Definitivamente debo hacer un curso de italiano.