Cuarentena

Día: 19

¿Conoces esa sensación? Es un vacío y culpabilidad constante que aparece cuando alguien importante en tu vida desaparece. Tu cerebro empieza a maquinar mil opciones en las que esa persona no se hubiera ido. Luego caes en la cuenta de que no manipulas el tiempo y que lo hecho, hecho está.
Desperté al lado de Jake, Dustin se llevó sus cosas lejos de nosotros y durmió en el otro extremo del gimnasio.
– Debes dejar de mirarlo de esa manera. Se dará cuenta. – Jake sigue de espaldas a mí.
– No estoy mirándolo. ¿Y tú qué sabes? Ni siquiera estás viéndome.
– Es lo que has hecho durante casi toda la noche. – ¿Cómo no me dí cuenta que estaba despierto? – Jeany, ya olvídalo ¿Sí?
– Pero no puedo. Él cree que aún tengo ese pensamiento sobre cómo es.
– Mmm... ¿Es eso o hay algo más?
– Es eso ¿Qué más? – Jake se voltea para verme de frente, con una ceja arqueada.
– Si tú lo dices... – volvió a la posición anterior para continuar durmiendo.
Una vez que confirmé que estaba dormido, regresé mí vista hacia donde se encontraba Dustin... ¿Dónde está? Miré hacia los lados, sus amigos también se habían ido, ¡Genial! Jake estando de espalda sabe lo que hago, yo parpadeo dos veces y me pierdo todo.
Unos minutos después, regresaron al gimnasio, cada uno a sus respectivos lugares. Dustin pasó por al lado de su sector y siguió caminando hasta llegar al calendario de actividades; tomó un marcador, escribió algo en uno de los días vacíos, y regresó con su grupo a "dormir".

– Creo que debes ir. – Jake estaba por llevarse un trozo de panqueque a la boca y se detuvo para hablar. – No puedes pasar ni un día más sin molestarlo. Y yo quiero mí show de comedia gratis de vuelta.
– ¿Ahora somos tu show de comedia?
– Uno muy tierno, pero sí. – Regresé la vista hacia Dustin, aparentemente se encuentra bien. – Le importa lo que tú piensas de él, siempre ha sido así con las personas que quiere. Sabe actuar con indiferencia y frialdad cuando no quiere demostrar que realmente le duele. – Supongo que tiene razón, es su mejor amigo, debe conocerlo.

Ya es la hora del almuerzo y aún no veo la manera de acercarme a hablar con él. Aunque mí hermano insista en que va a perdonarme, no puedo evitar sentir miedo de que se vaya y me deje parada allí, con las palabras en la punta de la lengua. No parecía interesado en mis explicaciones cuando intenté hacerlo. Aún así, no pierdo nada con intentarlo.
Me armé de valor, me puse en pié y me dirigí con paso firme hacia donde él estaba. Al llegar, todos sus amigos me observaban de arriba a abajo, comencé a sentirme nerviosa.
– Vaya, vaya... Pero miren a quién tenemos aquí. – El chico que hablaba se paró junto con dos más y se acercaban a paso lento. 
– Parece que se adelantó Halloween, encontré una bruja. – Los demás se rieron ante el comentario, excepto Dustin, quien permanecía ajeno a la situación. 
– ¿Sabes? Tengo una gran idea. – tomó un mechón de pelo y comenzó a hacer un rulo con su dedo. Lo golpeé en la mano para que la sacara. – ¿Por qué no regresas a tu lugar y escribes cosas malas sobre nosotros? Al parecer, opinar sobre las personas, es tu hobbie favorito. 
– Dustin. – ni siquiera se volteó a verme. – Dustin, escucha. Eso que escribí no se acerca a lo que realmente pienso ahora de ti. Dame la oportunidad de explicarte, por favor.
– No necesito escuchar nada, Janneth, vete. – me llamó por mí nombre completo... Quedé estupefacta al escucharlo tan frío y distante. Él nunca había sido así conmigo.
– Ya lo oíste. Vuelve a tu alcantarilla, rata. – se cruzó de brazos y avanzó hacia mí hasta que estuve lejos de allí.
Jake me vió acercarme llorando y se incorporó rápidamente para abrazarme. 
– No va a perdonarme, Jake. – dije entre sollozos. Me acarició el pelo y me abrazó más fuerte.
– Le gustas, Jeany. Va a perdonarte. 
– Eso es mentira. Imposible que yo le guste a Dustin Rosser.
– Lo dices como si fuera inalcanzable. Sólo es Dustin, no el próximo rey de Inglaterra. 
– De igual manera, es imposible. No le gusto a nadie. – Me golpeó en la cabeza.
– Deja de hablar de ti como si fueras sapo de otro pozo. Eres hermosa y tendrás que acostumbrarte a que las personas vean eso. – ésta vez fui yo quien lo abrazó fuerte. Dudo que haya un mejor hermano que el mío. 
– ¿Sabes qué? Tengo una idea.

Son las 11:00 PM, la directora ya ha enviado a cada uno a su sector. Casi es hora de dormir. Acabo de ver a Dustin dirigirse al baño, ya no nos acompañan profesores, les explicamos que era excesivo y algunos admitieron sentirse incómodos. Esto es aún mejor porque él está sólo en éste momento. Es mí oportunidad.
Me acerco a la directora y le pido permiso para ir al baño, accede y bajo a gran velocidad por las escaleras. Llegué al pasillo de los baños, aguardé fuera del baño de chicos a que Dustin saliera. Cuando salió y me vió allí, me observó con frialdad.
– ¿Qué es lo que buscas Montgomery?
– A ti. – rodó los ojos y comenzó a caminar. Me apresuré a sujetarlo con fuerza del brazo para impedir que avanzara. – Sé que no quieres explicaciones, pero por favor, escúchame. – se cruzó de brazos y marcaba el ritmo con su pié como si lo hiciera perder el tiempo. – Cuando escribí eso, estaba enojada contigo por lo que le habías hecho a Jake, ¿Recuerdas? Era partido de primavera, habían practicado juntos, le explicaste jugadas, prometiste hacerle un pase para que él anotara. No lo cumpliste. Tú anotaste. Jake volvió a casa decepcionado, entró a mí habitación enfurecido y comenzó a descargarse... Dijo tantas cosas sobre ti que yo también me puse furiosa, tenía mí diario a mano y escribí eso. Al otro día volvieron a la normalidad, le pediste perdón y él anotó el pase en el siguiente juego. – Dustin seguía parado allí escuchando. – Realmente lamento si lo que leíste te hirió de alguna manera, no era mí intención. ¿Podrás perdonarme? – Cuando creí haberlo convencido, se dió la media vuelta y siguió caminando. No sabía qué más hacer, entonces se me ocurrió cantar. Recordé cuando bailamos juntos Million Reasons y comencé a cantarla. Se paró en seco mientras yo seguía cantando y acercándome cada vez más hasta quedar a unos centímetros de su espalda. Se volteó y me abrazó con fuerza.
– ¿Desde cuándo cantas?
– Hay muchas cosas que no sabes de mí, Dustin Rosser.
– En ese caso, no pares de sorprenderme, pequeña Montgomery.
 



#10674 en Joven Adulto
#40108 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, drama, amor

Editado: 15.04.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.