Estando allí de pié escuchándolo, sentí que el corazón se me iba a salir del pecho. Los latidos iban en aumento, casi no podía respirar, nunca había sentido esto y no sé cómo pararlo. Tampoco sé si es real o si debería sentirme de ésta manera, tal vez estoy paranoica, pero es imposible que sienta algo tan fuerte como el estar enamorada, eso ya sería demasiado.
— No puedes tenerlo todo. — Jake y yo discutimos sobre qué haríamos si tuviéramos que elegir entre ser millonarios y vivir como tal en un pueblo pobre o ser pobre y vivir en un pueblo millonario.
— Ya me aburrió el juego. — se recuesta en el suelo con las piernas flexionadas y comienza a botar la pelota contra la pared. Parece que le divierte mucho hacer eso. — ¿Qué haces aquí?
— Estoy contigo hace más de dos horas y ¿recién ahora te has dado cuenta? — Jake ataja la pelota en sus manos y gira su cabeza para verme.
— No es que me he dado cuenta en éste momento, solo que acabo de razonar que tienes al tipo más codiciado de la secundaria total, loca y completamente enamorado de ti pero no estás con él. — se incorpora y se sienta frente a mí. — ¿Qué rayos haces aquí?
— Tienes razón. Sucede que... — bajo la cabeza y me dedico a observar mis uñas como si fueran lo más interesante del universo. — ayer se declaró, es decir, me confesó todo lo que sentía por mí.
— ¿Bromeas? ¡Es increíble! ¿Por qué esa cara? ¡Mí mejor amigo es mí cuñado! ¿Podría haber algo mejor que eso? — está sorprendentemente encantado con la noticia, querrá asesinarme cuando le diga lo que sucedió.
— Sí... El problema es que salí corriendo de allí, como hago con todo lo que me asusta. — me recuesto en el suelo tal y como Jake lo hizo hace un momento, y cubro mí rostro con ambas manos frustrada. — Soy una imbécil, ¿Por qué hice eso? Estuve años y años escribiendo historias, experiencias, fantaseando con el "príncipe azul" que nunca llegó, y ahora que tengo la oportunidad de que alguien sienta eso por mí y aún más de lo que yo pude haber imaginado en toda mí vida, escapo despavorida como si fuera una amenaza para mí existencia. ¿Qué es lo que me sucede?
— Se llama amor, hermanita. — se coloca junto a mí en la misma posición. — ¿Has oído la frase "si no duele no es amor"? — asiento — No está muy alejada de la realidad, pero no es tan literal como suena. Cuando alguien es importante en tu vida, todo lo que hace te afecta, para bien o para mal. Si no te interesa, no lo sufres. Lo que Dustin hizo, salir a la helada solo con pantalones, no puedes negar que por un momento temias que le sucediera algo malo. El sentimiento de preocupación no es igual cuando amas a la persona que corre peligro, es una desesperación constante que te impide respirar. — desvío la mirada al techo. — Sabes que tengo razón; lo amas, yo lo sé, tú también. Pero el que realmente debe saberlo, está sentado en aquel rincón creyendo que el amor de su vida lo ha rechazado. No puedes ocultar algo así, Jeany, él merece saberlo; y tú, ya deberías asumir que no podrías haber ocultado lo que eres, por siempre, detrás de los libros. Muy tarde, te han descubierto. — se voltea hacia donde está sentado Dustin.
— ¡Esto es tu culpa! Si tú no hubieras enviado a Dustin a buscarme el primer día, cuando me escabullí a la biblioteca, nunca hubiéramos comenzado a hablar.
— ¿De qué hablas? Jamás envié a nadie a buscarte, ni siquiera noté que te habías escapado. De lo contrario, yo mismo hubiera ido. — me detengo a razonar por un momento; ¿Eso quiere decir que ese día él fue a buscarme por voluntad propia? ¿Hace cuánto está sintiendo esto por mí? Creí que era reciente.
Me puse de pié inmediatamente y me dirigí hacia donde estaba Dustin; su rostro se iluminó al verme.
— Hola, Jeany, no es que no me alegre verte, pero ¿Qué haces aquí?
— Siento lo mismo. — se pone en pié sin dejar de mirarme.
— ¿Puedes ser más específica?
— Quiero discutir si es necesario; molestarte hasta hacerte enfadar; reírnos de chistes sin sentido; llorar porque el otro llora; gritar cuando anotes en el juego; emocionarnos; que te molestes conmigo por olvidar tu cumpleaños, nuestro aniversario o la edad de tu madre; abrazarte cuando sientas que nada tiene solución. Quiero esto, pero de nada vale tenerlo si no es contigo.
— ¿Lo dices enserio? — asiento y sonrío. En el rostro de Dustin aparece una sonrisa de oreja a oreja, me abraza de la emoción, incluso me levanta del suelo y me besa. Aún cuando me bajó, no dejó de besarme.
Él está realmente feliz por mí respuesta y yo igual.