Cuarentena

Día: 39

Ya es medianoche y hace unos minutos acaba de regresar la luz. 
Han confesado desde embarazos hasta infidelidades; al final, todos los "superiores" se sentían insuficientes; incluso siendo los que dominaban, pero eran dominados por sus inseguridades. Mantuvieron en secreto por tantos años esos sentimientos que al decirlos se oía como si se hubieran relajado, luego de cargar con eso y tratar de que no lo noten los demás. La mejor parte de todo esto, fue en la última confesión; los que fueron víctimas de sus insultos, burlas, rechazos, se convirtieron en una ovación que los aplaudía de pié. La verdad es que no éramos tan distintos después de todo, somos adolescentes, la vida se vuelve complicada; sobrevivimos en una sociedad que nos oprime y decide sobre nosotros, nuestras mentalidades, personalidades y aspectos. Ese momento previo a cuando vas a salir a algún lugar, te observas en el espejo y piensas "de acuerdo, me veo bien"; luego sales, ves un cuerpo conforme a la sociedad y automáticamente toda esa seguridad que sentías frente al espejo desaparece. ¿Es necesario pasar por eso? ¿Acaso somos tan influenciables que hasta permitimos que decidan sobre cómo debemos vestirnos? 
¡Muy bien, sociedad! ¡Nos ganaste! No podemos siquiera salir de nuestras casas sin pensar en el qué dirán si uso una camiseta con mí color favorito.

La directora nos levantó aún más temprano de lo normal, a pesar de  que nos hemos dormido tarde, para llevarnos a todos al teatro; al parecer quiere comunicarnos algo. 
Una vez que estuvimos ubicados en nuestros asientos, comenzó. 
— Bueno, alumnos, primero que nada agradezco a todos ustedes por haber participado del confesionario. Creo que esto será de mucha ayuda para nuestra institución, incluso para sus vidas en general. Ojalá que todo lo que han expresado en estos dos últimos días no haya sido en vano, sinó que les sirva para seguir adelante y no dejarse llevar por lo que dicen los demás. Gracias por tomarse esto enserio, estoy segura de que Jeany también lo agradece, pero no estaría de más que, aquellos que se han estado burlando, le pidieran perdón cuando se crucen con ella. Pero, antes de terminar, dejé lo mejor para el final. Dustin Rosser, ven aquí. — no comprendo porqué razón lo llama justo ahora, y creo que él 
tampoco. Se coloca a un lado de la directora con ambas manos en los bolsillos y la cabeza gacha. — Bueno, sé que tú has sido el que robó el diario y expandió los secretos de Jeany. — el rostro de Dustin se vuelve pálido, me observa creyendo que yo le he dicho, pero hago una expresión para que comprenda que no tengo ni idea de cómo se ha enterado. — Por eso, tú serás el último en confesarte. Aquí y ahora. — la directora le entrega en mano una linterna y una vez que baja del escenario, las luces se apagan; solo se observaba el rostro iluminado de Dustin. 
— Bueno... hola, ya saben quién soy así que... — hace una pausa; cierra los ojos; respira hondo; exhala y continúa desde donde se quedó. — En realidad no, no saben quién soy. Mí nombre real es Austin, Austin Gillespie. Nací en Oslo. Allí tenía mamá, papá, abuelos, tíos, primos, en resumen, todo lo que considero necesario para vivir. A la edad de doce años, mí padre... — mira al cielo; cierra los ojos; exhala y prosigue. — nos abandonó luego de una fuerte pelea con mí madre. La discusión comenzó por una rasguño que tenía el auto de papá; era nuevo, yo estaba jugando cerca y sin darme cuenta lo rayé; era algo mínimo, un poco de esmalte y no sé hubiera notado. Él la culpó a mamá; ella sabía que había sido mí culpa, pero no me delató. La pelea creció y creció, recordaron cosas del pasado y se gritaban por ello, hasta que él subió a la habitación; tomó sus cosas y se fue sin decir adiós. — el labio inferior de Dustin tembló al pronunciar esa última oración, sentí un escalofrío al ver una lágrima caer por su rostro. — Luego de ese día, nada volvió a ser igual. Mamá comenzó a beber excesivamente; fumaba; se drogaba, y se mantuvo así durante dos años. — suspira — Una tarde, cuando regresé de la casa de unos amigos, la encontré en el suelo; su cabeza descansaba sobre el sofá, mientras que el resto de su cuerpo permanecía inmóvil sobre la alfombra. Corrí hacia ella, la sostuve entre mis brazos y la sacudí rogándole que despertara, pero ya era tarde. Nunca me odié tanto a mí mismo como ese día; recuerdo que me preguntaba, y a veces aún me pregunto, ¿qué tal si no hubiera rayado el auto? Si me habría quedado adentro mirando la televisión ¡o haciendo cualquier otra maldita cosa que no fuera jugar cerca de ese 
auto! — en ésa instancia, el llanto desconsolado de Dustin fue comprensible e inevitable. Pero se mantuvo firme para seguir narrando su historia. — Cuando mí tío falleció por leucemia, mí tía y yo decidimos mudarnos y comenzar de cero en una ciudad donde nadie nos conociera. Lo primero que le pedí fue cambiar mí nombre; sentía que no lo merecía luego de lo que había sucedido. Me convertí en Dustin Rosser; creé un personaje, con casi todo lo opuesto a mí, y he estado "actuando" desde entonces. — observa entre el público, parece que busca a alguien. — Jeany, lamento que te hayas tenido que enterar así de las cosas, créeme, no era la manera en que planeaba hacerlo. Pero si te hace sentir mejor, nunca he fingido contigo, no podría. Tú sacas lo mejor de mí; eres la única que conoció a Austin Gillespie sin saberlo. — el corazón se me aceleró, sentía que debía abrazarlo, pero también tenía algunas dudas sobre él, ahora que sé quién es en realidad. 
Intentó hablarme en la salida, pero necesito algo de espacio para digerir todo esto.

 



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En el texto hay: misterio, drama, amor

Editado: 15.04.2019

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