Una pista, por fin un indicio, Martín encontró a la persona que vendió los chips, y él con un poco de presión y bueno, también ofreciéndole una cantidad de dinero, dijo lo que necesitábamos escuchar. Un nombre, alguien a quien buscar; un paso gigante, en medio del bosque del crimen que fuimos víctimas: Santiago Bulnes, la persona que compro los chips, y posiblemente el mismo que protagonista toda esta historia, sólo un clic a la ventana frente a mí, y el buscador nos proveerá la información que necesitamos.
Efectivamente, se despliegan miles de paginas con ese nombre, algunos son artículos de etiquetas, lugares y solamente dos perfiles de usuarios de las redes sociales.
- veamos los dos - Martín se encoge de hombros
Obedecí a mi amigo, el primero es un niño de doce años, gordito y en sus fotos juega pelota con dos niños más, es imposible que sea él, tendría por mucho nueve años cuando todo sucedió; el siguiente, tiene por foto de perfil un hombre trigueño, su edad marca treinta años.
- barrio la cabaña - repetí en voz alta - tenemos donde buscar
Me levante de la silla y tome mi abrigo, mis manos están sudadas y mi pulso se acelero.
- ¿piensas ir?
- tú no, puede ser él
- ¿Que piensas decirle, tu mataste a mis padres? Eso, y arriesgarte
- Nataly tiene razón, es muy rápido... deben pensar bien lo que harán
Deje mi mano sobre el picaporte, la puerta entreabierta, ellos en completo silencio y mi mente dudando, dándoles la razón, termine cerrando la puerta y dándome la vuelta para verlos.
— ok, ¿Qué hacemos? — me deje caer sobre el sillón
— entra a los mensajes — Nataly sin duda tenia una idea clara en su cabeza, cogí la tablet e hice lo que me pedía
— ¿ahora qué?
— presta... — le entregue la tablet y ella comenzó a teclear.
A los segundos el respondió
«Hola linda»
Un perfil falso, con una foto de una joven bonita que encontramos en internet y el tipo cayo en la trampa, más fácil de lo pensado; Nataly comenzó a charlar con él como si le atrajera.
«tú también me gustas, por eso te escribí»
Esperamos con ansias su respuesta.
«¿quieres que nos veamos?»
Martín detuvo la mano de mi amiga, viéndola con nerviosismo — no Nat, mejor no
— tranquilo zopenco
«si, mañana en el café paradiso... no faltes»
«ahí estaré»
¿Como se expresa un sentimiento tan profundo de rencor? Solamente se me ocurre gritarle en la cara el dolor que provoco en mí, la soledad que he sentido tantas noches, extrañando a mi mamá, deseando tanto un beso o un abrazó, algo que simplemente el me arrebato, todo asesino tiene un motivó, eso que los mueve a cometer tal atrocidad, sin embargo no encuentro una razón, si quiera que yo imagine tan grande para haberlos asesinado.
— ¿cambiamos?
— no, eres muy impulsiva y él no puede sospechar nada
Creamos un plan, ella lo atenderá y tratara de hablar con él, mientras yo me encargare de fotografiarlo.
— ¿Crees que si venga?
La puerta se abrió y él apareció, vestido de negro, su cabeza cubierta por una gorra, camino entre los demás clientes sentándose en la mesa hasta el fondo, lo observe caminar, su altura es igual, la complexión de su cuerpo, estoy más que segura que al ver sus ojos me daré cuenta si fue él; camine casi sin saber lo que sucedía a mi alrededor, todo a mi paso lo veía en cámara lenta, y con cada paso sentía retroceder, sentí una mano sujetándome, arrastrándome, alejándome cada vez más de él, en un momento todo volvió a su curso natural, vi a Nataly frente a mí.
— No, Mick no — tomó mi rostro entre sus manos — ve a tu lugar
— Nat, si yo veo sus ojos sabré si es él, solo eso necesito
— ve a tu lugar, yo me encargo
De mala gana la obedecí y espere, ella se acerco a pedir su orden como a cualquier cliente más, cogí mi celular y disimuladamente tome todas las fotografías que pude, tratando de enfocar bien su rostro, cada gesto que me parecía importante; él sujetó a Nat de la muñeca y mi corazón se detuvo, vi con pánico la acción que realizó.
Los minutos pasaron, llegando a ser horas y él no se marchaba, esperando a la chica que jamas llegaría, la situación hace que mi cabeza esté a punto de explotar, el dolor en ella no me deja tranquila, me imagino su rostro sonriendo, viéndome y planeando su próximo ataque, Nat atendía a otro cliente, no esta enfocada en lo que realmente interesa, me dirigí a él, me senté frente suyo y observe sus ojos.
Él no se sorprendió, es como si esperará a que yo llegara, al ver sus ojos descubrí lo que menos imagine, sus pupilas dilatadas, y el valor que antes existía dentro de mí, se evaporo en el aire, dejando solamente un cuerpo expuesto a todo el dolor de un recuerdo.