Esperamos días que volviera a llamar hasta que perdí la poca paciencia que tenía, me encuentro en el café, nuestro horario de trabajo no termina sino dentro de tres horas, atiendo a una señora mayor quien a cada oportunidad que encuentra entabla una conversación conmigo.
— mi nieta se parece mucho a ti — dijo mordiendo el pastelito de piña
No tenía ni la más mínima idea de que debía responder a eso, sonreí para no parecer descortes así que mi respuesta fue una sonrisa y regrese a la barra, mi atención estaba puesta en otra cosa... salir ya de este lugar y llamar a ese número telefónico.
— Hola amor... — la voz de Edwart habla detrás mío
— Hola — mi ánimo a penas y cambio un poco con su llegada
— ¿tienes mucho trabajo? — me beso en los labios y esperó mi respuesta
Hoy es uno de esos días que me cuestionó el porque estoy con él, lo amo y ese debería ser suficiente motivo para mantenerlo lejos de mí, evitar que la maldad y locura de ese asesino lo alcance también.
— sí... — me alejo de él y doy la vuelta hasta detrás de la barra — ¿te sirvo algo de tomar?
— lo de siempre
Preparé su mocachino, sentí una presión en el pecho recordando el día que perdí a mis padres, serví su bebida y me senté en silencio frente a él, lo observaba mientras hablaba.
Un joven entro al café dirigiéndose directamente donde estábamos, le entregó un sobre a Edwart y salió tan rápido como entró; lo miré mientras lo abría, era una nota, la leyó en voz baja y me miró.
— Mickeyla, tus papás... — miró de nuevo la nota y sentí que el corazón me explotaria, era una nota de él.
Le arrebate el papel de la mano, contenía simplemente una oración pero esas pocas palabras dejaban en plena luz y a la deriva la gran mentira que había creado para que Edwart no se enterara de lo que realmente sucedía con mi vida.
— sus padres están muertos — tomó mi rostro y lo elevó para enfrentarlo — ¿A que se refiere?
Estaba sin palabras, no encontraba un inicio o un escape para explicar el juego macabro del que estábamos siendo partícipes sin nuestro consentimiento, las mentiras tienen cortas las patas, repetí en mi cabeza una vez más y para mi mala suerte (si es que tengo suerte) la mentira explotó en el momento menos oportuno.
Esperaba una explicación coherente para esa oración del infierno.
— fueron asesinados hace tres años aproximadamente — recorrí con la mirada el establecimiento queriendo encontrar una salida, me resigno y confesé — estuve en un orfanato ese tiempo, ahí conocí a Nataly... escapamos el día que te conocí, nuestro plan es encontrar a quien lo hizo y hacerlo pagar.
— eres huérfana — rompió el papel — no confiarse lo suficiente en mí como para decirme ese pequeño detalle
— tenía miedo a meterte en este lodo, quería mantenerte lejos de el peligro
— ¿él mando esto? — preguntó
Asentí — nos contacto hace una semana
— avisaron a la Policía ¿Cierto?
— no... ellos no harán nada, es como si apoyarán a los criminales
— Estás equivocada, la oficial que viene a verlas parece buena persona
— sólo es una fachada
Me pidió salir de mi lugar, al estar frente a él tomó mis manos entre las suyas.
— ¿Que les dijo? o ¿Qué quería?
— nos hizo buscar una serie de pistas para llegar a él, pero... — suspiró y hable — el domingo cuando te fuiste de casa un hombre vigilaba la casa y lanzo piedras rompiendo las ventanas, entro y yo.. yo le dispare — me miró casi regañandome — inmediatamente llego Donna, pero dijo que no había nadie que estábamos imaginando cosas, por eso te digo que ellos no son confiables
— tienes un arma — apoyo su barbilla sobre su mano
Asentí pero antes de que él pudiera decir algo mi celular libro, lo revise y precisamente era la llamada que esperaba desde ya hace varios días, le mostré el celular y le especifique quien era; contesté.
— no duró mucho tu mentira — su risa era diabólica — falto algo en el sobre, revisa bien Mickeyla y sabrás donde buscarme
Mis neuronas no se detuvieron a pensar lo que había sucedido sino fue hasta que agarre el sobre y saqué de este una fotografía que Edwart no había visto aún, y fue ahí cuando descubrí que él estaba vigilando cada movimiento que dábamos, que podía estar en el lugar en este preciso instante sin que yo me percatara de su presencia.
— es la nota del periódico, la casa de su último crimen
— de que hablas
La adrenalina causaba que alzará la voz, que mi sentido palpitara tan fuerte de una manera poco natural hasta el punto de poder escucharlo dentro de mi cabeza.
— mató a los padres de otra chica, igual que a los míos la única diferencia fue que a ella la estrangulo mientras que a mí me dejó con vida para poder continuar con un juego con el cual solamente él se divierte