Cuenta Regresiva al Corazón

Capítulo 2

─ ¿No traerías a un amigo?─ le pregunto a Nathaniel, que me observa directo a los ojos de esa forma tan intensa.

─ Pronto llegará.

Toma un sorbo de su vaso y cuando lo pone en la encimera de la cocina sostiene una de mis manos observando el anillo de promesa de color verde esmeralda que había puesto ahí hace una semana.

Le sonrío cálidamente.

─ Nunca me contaste cómo conociste a este amigo misterioso─ le digo, haciendo un gesto con las manos.

Él vuelve a sonreír cálidamente.

─ Hace unos meses, mi padre tenía su moto en el taller. Una cuestión de motor y esas cosas.

Asiento y en ese momento suena el timbre.

Abro los ojos y levanto el dedo índice en el aire.

─ Ese debe ser Ronald─ suelto, levantándome de golpe y yendo a abrir la puerta.

Y abrí de golpe, pero no era Ronald.

Era un muchacho, llevaba unos vaqueros y una camisa básica, era un poco más alto que Nathaniel y me observaba con sus ojos negros tan oscuros como la parte de mi habitación que siempre intentaba ignorar.

Y se sentía fatal estarlo observando.

Era Carter Arden.

Mi ex.

Carter. Arden. Mi. Ex.

En mi casa.

Mi ex en mi casa.

Mi cara debía ser una obra de arte, empezando por su risa mientras observaba mi rostro.

Salí de la casa cerrando a mis espaldas evitando que Carter diera un paso dentro y me crucé de brazos. Podría gritarle, pero mi corazón estaba desbocado y me sudaban las manos. Me sudaba frío, era tanto el sudor que mis manos quedaron marcadas en el pomo de la puerta.

─ ¿No vas a decir nada?─ suelta él.

¿Qué?

¿Yo no voy a decir nada?

─ ¿Qué haces aquí?─ chillé por lo bajo.

─ Me invitó Nathaniel.

─ ¿Mi Nathaniel?

Y estaba a punto de rebatir.

Pero entonces caí en cuenta que Nathaniel había conocido a un muchacho hace un mes porque se había estropeado su moto en una estúpida carrera ilegal en el que al parecer este ser inmundo tercermundista había participa, por cuanto era su moto la que estaba en el taller de el padre de Nathaniel y justo la tarde que Nathaniel fue al taller este ser estaba esperando las modificaciones y fue así como se conocieron y se cayeron bien y de pronto me había quitado los sábados de película que tenía con Nathaniel porque siempre tenían que salir a algún lado.

Todo eso con mi ex.

DIOSSSS.

Carter mueve su mano sacándome de mi ensoñación y yo lo fulmino con la mirada.

─ Pudo haber sido cualquier ser en el mundo, y justo tenías que ser tú.

─ No estoy contento yo tampoco, pero tu noviecito me cae bien, no voy a iniciar algo estúpido por tí.

Mi ceño se frunció hacia sus palabras, recordando por qué lo odiaba.

Dios, claro que lo odiaba.

Tomo un respiro intentando buscar cualquier solución para este problema que se estaba generando dentro de mi cabeza y todas esas sensaciones que estaban llegando a mi cuerpo de forma tan rápida y directa que lo único que provocaba era náuseas en mi.

Quería salir de ahí, y de ninguna forma él iba a entrar a MI CASA.

─ Estás tardando demasiado en abrir la puerta, Nathaniel saldrá y eso será más incómodo que esto.

─ No me hace gracia tener que escucharte, no se si te habrás dado cuenta.

─ Me doy cuenta de todo lo que sucede en ti, siempre. Te conozco.

─ Y podría ser demasiado incómodo.

─ Ya es incómodo.

Su voz, la misma que…

Puaj.

Niego con la cabeza ignorando cualquier recuerdo que mi mente quiera evocar de él en este momento y me giro hacia la puerta, pero antes de abrir lo veo sobre mi hombro. Su rostro estaba relajado y sin ninguna emoción demasiado intensa expresada en él.

¿Acaso sólo yo sentía la necesidad de saber más?

¿Sólo yo me estaba destrozando por dentro al verlo de nuevo en mi casa, en mi puerta y a punto de cruzar mi cocina para llegar a mi patio trasero?

Era yo la que sentía todo aquello, igual que siempre.

Era yo la de emociones demasiado intensas.

─ Ni una palabra sobre nada, tú y yo nos acabamos de conocer.

Y él no dijo nada, tampoco sonrió, ni siquiera me estaba viendo a mí, mientras yo no podía apartar mis ojos de él.

Era la peor sensación.

Y siempre la provocaba él.

Justo cuando abrí la puerta el auto de Ronald se aparca frente a la casa, y sus ojos reflejan el mismo horror que el mío.

Se baja del auto con la peor cara de todas mientras que Sofía le palmea el hombro murmurando algo mientras nos ve intentando disimular su sorpresa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.