Cuenta Regresiva al Corazón

Capítulo 3

29 días antes

Querido diario:

Ayer vi a mi ex, no sé ni para qué lo escribo en este libro si tengo otros tres de tres años distintos donde hablo de él. Y estoy segura que este es un momento en la historia de mi vida que jamás olvidaré.

Son las ocho de la noche un lunes 18 de agosto y a pesar de tener que estar ya en el bar de la familia de Sofi y de lo estupenda que me veo (y sé que me veo estupenda porque estoy sentada frente a un espejo mientras escribo esto), no puedo dejar de pensar en Carter desde ayer.

¡Desde ayer!

Si Nathaniel pudiese leer mentes estaría sin ligue y con una desilusión espantosa.

¿Y lo mejor?

A esa reunión que estoy evitando a toda costa estarán ambos chicos, Carter y Nathaniel. Enemigos pero en la vida real mejores amigos.

Que horror.

Bueno, lo único emocionante que te contaré será cuando regrese de esa reunión, muy probablemente cómo Nathaniel ya no quiere saber nada de mi por el cabezota de Carter.

¿Las cosas pasan por algo, no?

Ayer podría haber mucho cambio para hoy…

···

Dejo el diario en la cama y me levanto caminando frente al espejo hasta tomar mi lip combo y arreglar todo el desastre que hice luego de morderme los labios sin parar.

La Ada de hace un año no se creería que estaría intentándolo con un chico que salió de la nada incluso después de volver a ver a la versión renovada del amor de su vida un año después de que todo se haya acabado.

Arrugo la cara y echo de mala gana el lip combo en el bolsito negro que me llevaré al bar de la familia de Sofi y me acomodo mi cabello sobre mis hombros antes de salir de mi cuarto.

Explicarle a mamá fue mucho más fácil de lo que pensé, extrañamente aceptó guardar silencio.

Increíble.

Con lo que ella odia a Carter.

─ Ya me voy─ grito.

Escucho un sonido de aceptación que viene de Dios sabe donde, entonces me doy la vuelta y salgo de la pintoresca casa.

El viento estaba fresco pero el clima no dejaba de ser caluroso.

California en agosto era así, amaba los días de verano.

La falda de mi conjunto se mueve con el viento incitando a retroceder y por ninguna razón acercarse a La Choza en este momento. Todo eso tomando en cuenta lo horrible que me espera ahí dentro.

Mis pies pesaban con cada paso.

Porque a Nathaniel lo había conocido un mes antes en una caminata por las playas de Sunset, él estaba surfeando y yo iba paseando con un bikini rojo fuego que acentuaba mi bronceado recién salido del horno. No sé como, pero Nathaniel terminó derribando, mojando todo mi cuerpo con el suyo.

Se disculpó y me invitó a salir.

Acepté porque me había parecido muy guay.

Puff.

Pero a Carter lo conocí tres años antes, cursaba un año más que yo y le encantaba la electrotecnia. Pudo haber sido el típico nerd, pero resultó ser el baja bragas 3.0 más habilidoso de todos los tiempos.

Teníamos catorce y quince, y los años incrementaron.

Comenzamos a hablar por equivocación, mi amiga que ya no me habla ni es mi amiga era su vecina. Ella nos presentó, pero ella también se metió con él.

Y mientras siempre intenté ser solo yo, otras pasaron por él. Eso hasta que simplemente se acabó. Y jamás lo pude odiar, siempre le deseé lo mejor, lo quise en mi vida y estaba dispuesta a cambiar aún cuando la de los errores no era yo.

Acabó hace un año, y lo acepté.

Aún cuando a él nunca pareció importarle, pero estaba bien con eso.

Y ahora tenía que fingir conocerlo porque la vida así lo quiso.

Idiota.

Me paro delante la pequeña puerta de La Choza y suspiro antes de entrar.

La música está demasiado alta y hay demasiada gente, intento encontrar a los chicos y me choco con Ronald antes de llegar a la mesa que claramente estoy evitando.

─ Más vale que tu novia dijo que esto era una reunión familiar─ le grito.

─ Estoy igual que tu, no estaba enterado de nada.

─ ¿Quién hace una fiesta un lunes por la noche?

─ Ya sabemos que Sofi─ ríe Ronald. Yo suspiro y reuno mis fuerzas para acercarme a la mesa donde está Nathaniel, que no aparta sus ojos de mi, y Carter que por lo contrario no vuelve pero ni a verme.

Auch.

Bien.

Al menos no dijo nada a Nathaniel.

─ Te ves hermosa─ me dice Nathaniel.

Le sonrío cálidamente e instintivamente mis ojos se van hacia Carter, quien está tomando plácidamente de su vaso sin ninguna preocupación.

─ ¿Llevan mucho acá?─ pregunto, solo por decir algo.




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