En una noche lluviosa de mayo una pequeña gatita negra con una pequeña mancha en el pecho color blanco fue tirada en una calle, trato de alcanzar a sus humanos, no los alcanzo. Estaba caminando bajo la lluvia, muy triste, buscaba donde refugiarse, encontró un pequeño lugar que le servía por el momento. Ella no entendía porque la habían dejado sola bajo la lluvia, pensaba en si había hecho algo malo que le provoco este desagradable momento.
¿Solo sería un castigo? ¿Regresarían en algún momento por ella?
En la mañana por fin dejo de llover, tenía hambre, estaba acostumbrada que en su platito había comida, ahí en la calle no había ningún platito. Trato de encontrar comida, no encontraba nada, había estado dentro de una casa toda lo que llevaba de vida, de repente de una casa un perro le ladro esta salió corriendo lo más rápido que pudo. Ahora entendió un poco más y cada que olía a uno se alejaba, comprendió que los autos eran peligrosos. Trato de acercarse a una humana para pedirle comida, la humana le grito y la espanto. Encontró lo que parecía comida, no sabía muy bueno, era todo lo que tenía, llego un gato macho mas grande que ella y se lo arrebato. La asustaron varios perros más, los carros pasaban rápido, trato de pedir comida de nuevo, tuvo que huir de una escoba, se asustó por que le tiraron algunas piedras, pasaba día tras días tratando de refugiarse de la lluvia, encontrar comida y que los humanos no la maltrataran. Un día en la mañana la lluvia era intensa, y ella ya estaba cansada, demasiado sucia y con mucha hambre, se quedó en la esquinita de una casa lo más oculta que podía. Extrañaba estar en una casa, estar calientita y con comida.
Una humana se acercó a ella, al principio le dio miedo no sabía si le quería hacer daño, la humana le mostro la palma de la mano y la gatita la olfateo, se acercó a la humana, está la abrazo, llegaron a una casa; la gatita negra se escondió un rato debajo del sillón, después un niño le dio comida y agua, se acercó, comió lo más que pudo y lo más rápido antes de que llegara algún otro animal para querérsela quitar. Regreso debajo del sillón, lo escogió como guarida. No dejaba que el niño se le acercara, tenía miedo de que la quisiera lastimar. El niño trato una y otra vez, hasta que la pequeña por fin se dejó tocar, pero solo un poquito porque necesitaba sentir un poco cariño, aún tenía miedo, los días que paso en la calle le enseño que no todos los humanos eran buenos. Un rato después estaba sentada arriba del niño, dándose un buen baño muy merecido. Tardo días para no quererse meter todo el tiempo debajo del sillón, exploro la casa, exploro el patio y decidió que este lugar le gustaba. Disfruto tener de nuevo un hogar. La llamaron Charlie. Le gusto su nuevo nombre también.
Se sentía que era gatita única la dueña de todo el lugar, así le gustaba, iban gatos y ella los corría diciéndoles que no entraran a su patio, ni a su casa. Decidió investigar más allá de su casa, por el techo se cruzó a otra casa, se bajó por una pared y llego a un enrejado por el cual pudo pasar fácilmente, camino y se encontró con otros gatos algunos intentaron conocerla y otros peleaban con ella, había carros pasando, sabía que tenía que tener cuidado con ellos. Se topo con un gran perro que la amenazó, tuvo que correr rápido para alejarse, para su mala suerte se alejó demasiado, sin poner mucha atención por donde pasaba; siguió caminando y cuando decidió que era hora de volver no encontraba el camino, se cansó de tanto andar y se quedó dormida debajo de un carro. No durmió muy bien porque de nuevo tenía miedo y debía de cuidarse de que no la molestaran. A la mañana siguiente siguió buscando el camino, había humanos que le hablaban, otros que la ahuyentaban, pero lo único que ella quería era volver a casa, comer de su plato, dormir con sus humanos. Era lo que la motivaba a seguir a delante.
Trato diferentes rutas, algunas llegaban a más peligros, pero ninguna cerca de su casa, llego la noche de nuevo tenía que dormir un rato, se despertó, camino un rato más, por fin pudo distinguir su propio aroma, llego a su casa gritando que ahí estaba, que estaba feliz de por fin haber llegado y que estaba muy hambrienta. Su humana se alegró de que regresara le dio su comida favorita y la dejo dormir todo el día.
La siguiente vez que disidió escapar no le fue mal, ya entendió por donde podía pasar y donde no. Hizo amigos gatos y gatas, con lo que le gustaba pasar un tiempo. Se paseaba de vez en cuando, siempre evitando al perro que la asusto aquella vez.
Estaba muy agradecida con su humana y decidió darle un regalo. En el jardín comenzó a buscar algo que le pudiera gustar a su humana, oyó un pequeño sonido en lo alto de un árbol, vio que era un pajarito y decidió que sería un gran regalo. Comenzó a rodearlo, ver cómo podía subir al árbol, tuvo mucha paciencia.
Subió con mucho cuidado al árbol para no asustar al pajarito, el pajarito se descuido y Charli los agarro entre sus fauces. El pajarito chillaba y luchaba lo que podía. Charli muy gustosa se lo llevo a su humana, que en cuanto vio al pajarito en sus fauces le grito que lo soltara, corrió hacia al pajarito lo tomo con sus dos manos, lo reviso si tenia heridas. Lo dejo volar. La humana regaño a Charli y así como se dio cuenta de que ha su humana no le gustaban los pajaritos.
Una gatita negra que parecía panterita estaba con su mamá, rodeada por sus hermanos que cada vez eran más. Estaban en un almacén. Comían lo que podían, buscaban donde olía a comida; nunca era suficiente para todos, siempre se quedaban con hambre. No iban muy lejos ya que había muchos humanos alrededor y muchos de ellos los corrían con escobas, con agua, aparte pasaban carros a gran velocidad, la gatita negra se aventuró y fue más lejos a conseguir comida, tuvo suerte encontró bastante pudo comer, regreso con comida, aun así, no era suficiente. No les gustaba pasar hambre, tampoco salir a buscar comida, no se sentía segura, Cada día se tenía que aventurar más a ir lejos de donde se encontraba su familia, a veces se encontraba con humanos que le hablaban, otros que la pateaban o al menos lo intentaban. Comía lo que podía y llevaba a casa lo que podía. En una esquina buscando comida una humana se acercó, se dejó acariciar y la humana la abrazo, trato de zafarse varias veces, pero la human la contuvo, le pedía que la bajara, la humana no lo hizo. Caminaron mucho tiempo hasta que llegaron a la casa de la humana, ahí fue donde la dejo bajar, trato de esconderse en donde pudo, todo era nuevo para ella, le acercaron un plato con comida y otro con agua, salió a comer con dudas, sentía el olor de otra gata, que cuando la vio se dio cuenta de que estar era muy malhumorada, no le agradaba que ella estuviera ahí, se lo dejaba ver cada que pasaba por un lado de ella, cada vez le gruñía. Cada que le servían comida procuraba acabársela toda, tenía miedo que de repente ya no hubiera más y se quedara con hambre de nuevo, la otra gata a veces dejaba comida, la cual también se comía. A veces intentaba robar del plato de la otra gata mientras que estaba comiendo, lo cual la ponía de peor humor y hacía que la persiguiera y que le pegara. Se sentía un poco extraña de estar en esa casa, con comida, extrañaba a su mamá y a sus hermanos. La gatita se llama Charli no era muy agradable, cuando salían al jardín, Charli la perseguía por todos lados queriéndole pegar, a Charli le gustaba cazarla y cuando menos lo pensaba le saltaba encima. Charli era más grande y rápida que ella y por más que quería evitarla no podía. El niño que había en casa trataba de defenderla sin embargo no todo el tiempo estaba. Tardo tiempo para que Charli la aceptara, tardo tiempo en ya no extrañar tanto a sus hermanitos.