Cuentos

La resina

 

Este conocimiento era ampliamente conocido por los antiguos agricultores que se dedicaban a la siembra del maíz.

Hoy en día sólo ciertas personas mayores de edad conocen la utilidad de la resina. Cuando cortan un árbol de ocote seleccionan los trozos que contienen resina. Luego, los parten en rajas delgadas y pequeñas a manera de que los puedan acomodar dentro de un jarro.

Posteriormente cavan un hoyo, en cuyo fondo colocan un recipiente y le tapan la entrada con una lámina perforada que sirve como coladera para que la goma resinosa que gotea, no contenga residuos de carbón, sobre esta colocan boca abajo el jarro lleno de rajas de ocote previamente encendidas.

El fuego debe ser intenso, al grado de sobrecalentar el jarro, lo que hace que comience a fluir la resina, misma que se almacena en la vasija colocada dentro del hoyo.

Le atizan durante largo rato y dejan toda la noche que escurra la resina y al día siguiente retiran el recipiente con esa sustancia pastosa y pegajosa, misma que utilizan para proteger el maíz, mezclando los granos con resina y ceniza antes de sembrarlos.

De esta forma la resina ayuda a que no se pudra el maíz y germine sin mayor problema. Además, evita que se lo coman los pájaros y otros roedores.

             

 




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