Sueño de un final

—¿Dónde estoy? —Se levanta confundida, mira a su alrededor.

No reconoce este largo pasillo lleno de columnas talladas en piedra. El techo es inalcanzable, le hace sentir diminuta, y el candelabro que cuelga en el centro es inmenso, pero no alumbra lo suficiente para llenar de luz el gran salón. Arrastra su vestido por la alfombra que cubre el centro del suelo, como si la guiara a un camino, que no parece tener final.

Sigue caminando temerosa, mira cada puerta y sigue de largo con temor a abrir alguna. Por fin encuentra una ventana, y apresura el paso para ver a través de ella. Se sorprende, le cuesta creer que se encuentra en un risco, y los pies de la montaña tocan el mar. ¿Cómo llegó aquí? Su casa queda en medio de una ciudad congestionada, no hay nada parecido cerca, ni a kilómetros del área que suele conocer.

—¿Hola? —susurra con miedo. No sabe si es conveniente hacer ruido.

Decide seguir por el alargado pasillo, y sin ánimo de mirar detalles concentra su vista hacia el frente. Una sensación de encierro le hace presión a medida que avanza, cada paso hace la ilusión que el pasillo se cierra hacia ella, volviéndose pequeño. Se detiene, puede tocar el techo con su mano, y el aire empieza a escasear. Quiere regresar pero no puede moverse, ha quedado inmóvil e incapaz de reaccionar. En su interior grita, se desgarra el alma en desesperación, pero por afuera permanece quieta, como una escultura.

Despierta exaltada, con la respiración acelerada. Siente un alivio al reconocer su cuarto, solo ha sido una pesadilla. Se levanta de la cama con la intención de ir al baño para lavarse la cara, pero algo se cae de la cama deteniendo sus pasos. Regresa para recoger el libro, no recuerda estar leyendo antes de dormir, pero el título y la portada del castillo en el risco le hacen sentir temor.