El casquillo de la bala cayó al piso. Sigue sosteniendo el arma en sus manos, sin querer mirar el resultado. No tuvo opción, no encontró otra manera. Si no acababa con ella, ella lo haría con él.
—Confíe en ti —susurra, como último soplo, mientras intenta tapar la herida de su pecho.
Él decide mirar, ya no puede evitar dejar correr las lágrimas por sus mejillas. Mira la figura abatida de aquella a quien todos temían. Fue difícil perdonar el arrebato de su amigo más cercano. Y después de saber sus planes no podía dejarla con vida, aunque le pesara en el alma, desarrolló un gran afecto por esa chica llena de odio y venganza.
Se acerca. No le importa el fuego que consume todo a su alrededor. Ella sigue con vida, y aferra su mano ensangrentada a la tela de su pantalón. No quiere morir, y lucha hasta el final por permanecer despierta.
—Lo siento —solloza él—. Tu venganza acabó.
Aunque ella lo tome como un final marcado por una bala, no será más que la mayor traición de su compañero fiel. Pero el chico sabe a lo que se refiere: ella ya tomó su venganza, ahora solo seguiría por odio, porque es lo único que conoce.
Se desploma en el suelo junto a ella. Acaricia su rostro hasta verla dormir. Lo único que puede hacer, es acompañarla en su último dolor. Hasta que el fuego los alcance.
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Editado: 19.01.2024