La luna es mi farola. La tribu mi canción, porque a ellos les cedí mi corazón. Hundido en su favor, a quien les fue entregado mi honor. Llenaron mi espíritu de alegría, y en algunos momentos los sentía. Mis memorias los mantiene firmes, aunque el pasar de los días los hizo resentirme. Me llevaron, me dejaron, y no fue suficiente con sobrecargar mis temores lejanos. Aunque llore cada noche por regresar, no lograré hacer mis miedos marchar. Sigo siendo leal, como el caballero de metal. Ese que sin dejarlo soñar, murió sin saber el mundo disfrutar.
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Editado: 01.05.2025