El tenue sabor del ayer es el tormento del hoy. Como brujas que acechan por las noches, mis pensamientos se vuelven risas resonantes que condenan mi mente. Ciclos que no paran, preguntas sin respuestas. Cada noche que llega se debate entre la idea y el sentimiento, si perdí o gané un día más. Puedo escuchar los conjuros que recitan en mi oído al acostarme. Las palabras maléficas que alimentan el insomnio. El dolor de cabeza que dejan servido en la cena. Cuánto quisiera armarme de valor y ser un cazador de brujas. Pero la inseguridad que echan sobre mí, cada día, me hace caer en el encanto del mal hechizo. La condena de no poder dormir de noche.
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Editado: 01.05.2025