La noche amenazaba con ser oscura y tenebrosa. Mas la luna se llevó el crédito al dejarse ver tan grande y espléndida. La luz blanca cae con suavidad sobre todo. Es imposible no detenerse y observar el halo de colores que la envuelve. El calor regocijante que deja el brillo blanquecino sobre los ciudadanos se hace presente. Todos bailan embobados ante el cartel que da la bienvenida al festival: “feliz noches de brujas”. A medida que avanza la noche, la luna deja pasar algunas nubes delante de sí. Es cuando las personas comienzan a darse cuenta de las ampollas que brotan de su piel. Verrugas moradas, que dejan de crecer y doler con la luz de la luna. A lo lejos se ven venir grandes nubes, que taparán por completo el necesario resplandor. Se siente el pánico en la ciudad, ya no hay festival que importe. La comezón no deja pensar, y antes de que llegue la oscuridad, ya el caos abunda en la ciudad.
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Editado: 01.05.2025