Cuentos cortos para viajes largos

Trazos y letras

1459 palabras

  • ¿Cómo es por allá?
  • Lleno de líneas.
  • No, no. Me refiero a si es bonito, cómo son las cosas y cómo se ven.
  • Pues todo está a blanco y negro.

Respiro profundo y cambio mi vista de lugar. Intento ver todo a mi alrededor, pero su voz llama mi atención.

  • ¿Qué estás haciendo? Sabes que no puedo ver tus gestos a menos que los describas.
  • A ver… acabo de mover mis ojos hacia un costado, me he mordido un labio y mi expresión debe dar a entender que estoy pensando en muchas cosas.
  • Ya veo.
  • ¿Tú que haces?
  • Espero, bueno, supongo que espero, pues no soy el personaje principal. Sabes lo complejo que es todo eso: solo existo cuando necesitan que exista, cumplo la función que se me asigna y desaparezco. Vivo con el miedo de que nunca más me vuelvan a mencionar en la gran historia.
  • Pero existes aquí, ¿por qué tienes miedo de no volver a aparecer?
  • No me conozco. No sé cómo me veo, tampoco que llevo puesto, solo sé que tengo una voz grave que llama la atención de las personas.
  • Pues has llamado mi atención sin haber hablado en verdad.

Él ríe, es extraño solo leer su risa y no poder imaginarla con total certeza. Camino por toda la hoja evitando tocar las palabras escritas en ella hasta llegar al borde. Respiro profundo e intento ver más allá del borde una vez más, me emociona pensar que algún día lo lograré, pero siento como si hubiera una barrera invisible impidiéndome cumplir mi sueño.

  • ¿Cómo es allá afuera?
  • No lo sé, pero en algún lado mencionaron que te sentías a gusto en ese lugar.
  • ¿Cómo en casa?
  • Sí, exactamente así.

Sonrío y empiezo a dar vueltas alrededor de las palabras que están escritas en la hoja.

  • ¿Alguna vez te has preguntado por qué estamos en el mismo lugar?
  • Supongo que es el designio de Dios.
  • ¿Dios?
  • Es una palabra que usaron para describir a alguien muy poderoso que va más allá de nuestra comprensión.
  • Sabes muchas cosas.
  • Solo las que me han dicho.
  • Yo solo conozco esta hoja.
  • Pero puedes ver, escuchar y hablar… sabes como suena tu voz, no solo la imaginas.

Dejo de escribir por un momento y veo hacia arriba, allá hay otro borde blanco que no me deja ver a través de él, pero, por algún motivo me relaja saber que no hay nada desconocido en mi vida… aunque también me llena de terror el saber todo lo que hay en mi mundo.

  • ¿Sigues ahí?

Las antiguas palabras se borran dando paso a las nuevas, ver eso me provoca cierta alegría, pues me hace recordar que no estoy sola en esta hoja.

  • Perdona, solo pensaba en cómo describiría mi voz.
  • ¿Cómo lo harías?
  • No lo sé, nunca he dicho algo, siempre he estado sola en esta hoja hasta que llegaste tú.
  • ¿Y si intentas decir algo?
  • No me vas a escuchar, no tendría sentido.
  • Pero, después de que tú misma te escuches, podrías decirme como es tu voz.
  • Prefiero que siga siendo un misterio.
  • Me dejarás con la intriga.
  • Será mi arma secreta.

Vuelvo a caminar por toda la hoja. Es aburrido que no haya nada diferente en el mundo, todo siempre es blanco y limitado.

  • Si fuera como tú, conocería muchos lugares, ¿no?
  • Solo sabrías como son, pero no sé si los conocerías de verdad.
  • Pero podría imaginarlos.
  • Puedes imaginarlos sin tener que dejar de ser tú.

Agacho la mirada.

  • Por más que intento, solo puedo ver una hoja en blanco.
  • ¿Entonces no tienes idea de que habrá más allá de la pared blanca?
  • Eso es lo que me emociona, pensar que hay algo que no sea una hoja en blanco.
  • Estoy seguro de que hay más que solo lo que puedes ver ahora.
  • ¿Podrías decirme cómo son esos lugares que conoces?
  • Prefiero que siga siendo un misterio.

Observo las palabras con cierto recelo. Me ha ganado esta vez, pero siento que no quiero perder.

  • Podría describirte mi voz a cambio.
  • No, creo que ya me acostumbre a imaginar cómo debe de ser.

Frunzo el ceño mientras siento una presión en mi pecho. No sé cómo responderle.

  • He ganado, ¿verdad?
  • Solo esta vez.

Respiro profundo, siento cosas dentro de mí que no sé cómo describir. Camino hacia la única esquina donde hay un par de palabras que siempre llamaron mi atención: colores y amor.

  • ¿Sabes que son los colores?
  • Conozco sus nombres.
  • ¿Cuáles son?
  • Hay una gran variedad, pero solo conozco sus nombres.
  • ¿O sea?
  • No sé cómo son en realidad… ¿podrías decirme como es el blanco?

Sonrío, supongo que es la primera vez que puedo decir que me sirve estar dibujada.

  • Es monótono, sientes que está vacío y es aburrido.
  • Sí, suena a blanco en todo su esplendor.
  • Y el negro es como una mancha extraña, es distinto al vacío del blanco, o sea, también es vacío, pero son vacíos distintos. Como que uno es un vacío enloquecedor y el otro es un vacío abrumador.
  • ¿Cada color tiene su propia definición de vacío?
  • Tal vez.
  • Sería bonito poder ver todo lo que sé.
  • Al menos lo sabes. No es tan bonito poder ver si siempre vas a ver las mismas cosas.

Suspiro. Siento que quiero derrumbarme, pero la hoja no me deja.

  • ¿Amor? ¿Qué es amor?
  • Es algo que no se puede describir con palabras, se siente.
  • ¿Sentir?
  • Estoy seguro de que sabes que es sentir. Yo no siento en realidad, solo sé que estoy sintiendo aunque no lo haga.

Sonrío pícaramente.

  • Entonces puedo…
  • ¿Qué cosa?
  • ¿Cuál es tu nombre?
  • Sven. ¿El tuyo?
  • Yo… no tengo nombre.
  • ¿No tienes?
  • Desde que tengo memoria estuve aquí, pero nunca nadie me dijo cuál es mi nombre.
  • ¿Cómo te gustaría llamarte?
  • Uno no elige su propio nombre… elige uno tú.
  • Podrías llamarte… Charlotte.
  • Me gusta.
  • Estoy sonriendo, aunque no se note.
  • Yo también lo estoy haciendo.



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En el texto hay: cuentos cortos, cuentos variados

Editado: 14.08.2021

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