El barco arribo por la mañana en la zona norte de alfa, las montañas se encontraban en la región de sur había un gran camino por delante era largo pero el más seguro. La ruta de wjindie así le decían en honor al primer aventurero que hizo ese recorrido.
Mientras edjer se preparaba para comenzar la expedición lloryan había salido dar una vuelta a recorrer la zona. Ella era una muchacha de rizos color bordo como el vino y una piel pálida como edjer pero a diferencia de el ella era una elfa pura, y contaba con una punteria digna de su raza, pues los elfos eran famoso por qué sus ojos podían ver más allá del límite humano lo que los hacia grandes arqueros ella además poseia una daga un recuerdo de su padre cuando era niña que llevaba a todos lados, nadie la ha visto usarla pero de dice que tiene casi la misma habilidad que con su arco.
–bueno blanco al menos por unos cuantos kilómetros caminaremos tranquilos no veo demonios si algunas bestias pero nada que nos complique el viaje calculo que para el atardecer estaremos frente a la montaña ya tienes todo preparado?– pregunto la muchacha.
– si ya estoy listo vamos –
Y se adentraron al bosque.
Los primeros metros fueron tranquilos, luego empezaron a aparecer unos trall unas bestias con forma de bueyes pero con dientes y una sed de sangre terribles a diferencia de los otros, no fue problema para ellos derrotarlos pero a medida que avanzaban el espeso bosque algo no andaba bien de un momento a otro todo estaba en calma y eso no era presisamente una característica del lugar.
–algo no anda bien aqui, llevamos un largo rato sin ver ninguna bestia esto no me agrada estás segura que estamos en la ruta correcta–
No termino de decir esto edjer que de repente un garrote salió de entre las ramas golpeandolo en Su pecho era un orco salvaje, lloryan lo mató de un flechazo pero empezaron a salir más y más.
–es una emboscada debemos huir– dijo la joven pero ya estaban rodeados por los salvajes demonios, los orcos eran conocidos por su ferocidad en batalla y su gran fuerza. Eran una raza originaria solo de alfa y algunos viajeros decían que tenían unas especies de ciudades aunque nunca fue comprobado algo era seguro nunca estaban solos se movían en grupo de 10 15, esto edjer lo sabía por lo que se puso espalda con espalda con la elfa y sacó sus espadas.
–Ahí solo 6 los otros deben estar escondidos– siempre suele haber más
–Ya lo sé también falta el líder pero ahora me preocupan los que veo de los que no me ocuparé después– dijo la joven y con su daga en mano se lanzó sobre uno de los orcos que se había acercado a atacar
Edjer hizo lo mismo pero con un movimiento de su espada rebanó a tres al mismo tiempo.
–Solo quedan dos– dijo el blanco pero una zumbido lo alerto era una flecha que esquivo con un rápido movimiento
–orcos con flechas esto es nuevo– pensó edjer pero al darse la vuelta vio a su compañera en el suelo la flecha que había esquivado impacto en su espalda dejándola inconsciente.
–maldita sea– se dijo a si mismo el blanco y se deshizo del orco que se aproximaba a rematar con su garrote a la joven inconsciente.
Solo quedaba uno en pie frente a ellos pero de dónde había salido esa flecha. No tardó en descubrirlo el guerrero de entre los arbustos una figura femenina salió de las sombras acompañada por el que debía ser el líder de esos orcos y un montón más de ellos. La figura que era una mujer de piel oscura con una voz serena le dijo a edjer.
–La flecha que recibió su amiga está envenenada y solo yo puedo curar ese veneno rindete ante nosotros y te prometo que la sanare.–
–por que debería confiar en alguien que hace segundos nos quiso matar–
–Lamento que estos orcos los hayan atacado pero no era el objetivo solo quería conversar con usted demonio blanco del motivo por el que está aquí, pero como usted sabrá está raza es un poco explosiva por así decirlo y aún me cuesta controlar su temperamento, le aseguro que aunque no parezca esto era un encuentro que debía darse de manera pacifica, se lo vuelvo a pedir rindase y acompañenos a nuestra aldea así podremos salvar a su compañera y conversar le aseguro que lo que tengo que decirle le interesara– dijo la misteriosa mujer.
Edjer no lo pensó su compañera estaba muriendo por lo que bajo sus espadas y se rindió ante el grupo de orcos liderados por esta extraña mujer