Cuentos de Alfa y Omega

capitulo 4

Una densa neblina cubría la rocosa cueva, niebla, humo y un olor, el olor de la sangre, en medio de turbulenta y densa niebla una figura se erigía, Edjer en un estado desenfrenado como si fuera una bestia poseída, como un animal hambriento a punto de devorar su presa, así se encontraba el, sobre el lomo del dragón empuñando la espada mágica, sus ojos se habían vuelto negros y sus ataques eran violentos no tenían objetivos claros solo eran estocadas que desgarraban la carne de la mítica bestia, estaba poseído por esa fuerza oscura, la bestia chillaba y se sacudía haciendo que el blanco volase por los aires pero al instante este mismo se volvía levantar como si una fuerza lo impulsara y arremetía de vuelta, dentro de su mente solo oía lamentos y quejas, sentía dolor y sufrimiento, una entidad oscura y negra como la noche lo abrazaba y lo invitaba a dejarse llevar, era un frenesí sangriento.

El dragón viendo que el guerrero ya estaba completamente consumido por la oscura magia de esa espada intentaba defenderse en vano, sabia que ya no había vuelta atrás nadie en el mundo diría que un solo hombre le había logrado hacer tal daño a una bestia

— humano, estas siendo consumido por la oscuridad de esa espada, ese artefacto es un recipiente de todo el sufrimiento y la tristeza de los pobres condenados yo soy su guardián no su dueño, lucha contra ella antes que sea tarde — y empezó a hablar en un lenguaje antiguo que hizo que el guerrero se tomara su cabeza gritando como si estuviera siendo aplastada por alguna especie de fuerza

La bestia seguía recitando ese lenguaje antiguo y mas loco se volvía Edjer que de un salto se trepo en la garganta del animal y empezó a clavar su espada repetidamente poseído por la locura total, la sangre brotaba a borbotones del dragón pero este ya en el suelo vencido por los repetidos ataques seguía recitando esas palabras, hasta que el frenesí paro, Edjer se freno en seco y quedo duro como las estatuas de los templos sagrados de la capital, así inmóvil quedo por unos minutos hasta que el dragón por fin termino de recitar sus palabras y el blanco dejo caer la espada y callo arrodillado, jadeando del cansancio en su cuerpo sentía como si hubiera luchado mil batallas en un minuto apenas si podía moverse y ante el, la figura de aquella imponente bestia ahora estaba en el suelo completamente herida y llena de sangre, sangre negra que emanaba de sus heridas, esta con sus ultimas palabras lo miro al guerrero que como podía se ponía de pie y le dijo

— tonto humano, tu vida se a salvado, pero ahora eres el portador de esta espada maldita, tu estado actual es por el poder de las llamas negras, un poder maldito que se nutre de la oscuridad, acaso piensas que era el guardián por que era mi espada, yo he vivido miles de años, he visto imperios nacer y destruirse, he visto mucho mas Allah del vacío de la oscuridad, pero algo debo reconocerte, no he visto a alguien que soporte tanto tiempo el poder de ese maldito artefacto debes saber que el conjuro que te hice fue solo para traerte de regreso, pero no es gratis a partir de ahora llevaras la marca del maldito, tu portador de la espada mágica estas condenado, mientras mas la uses mas serás consumido por la oscuridad, tu alma será poco a poco condenada a la oscuridad y la bestia dominara tu cuerpo, ese es tu destino guerreo, el destino que elegiste desde que partiste rumbo aquí, hoy me he dado cuenta de que la espada te llamo, se canso de su guardián y Eligio a otro, querías poder pues ahora lo tienes guerrero acepta tu destino acepta tu maldición —

— como la deshago — pregunto Edjer con el poco aliento que le quedaba

— es simple guerrero solo te diré esto lo único que puede combatir la oscuridad es la luz, recuérdalo, ahora mi turno a llegado dejo este mundo maldito para unirme al cielo con mis hermanos, recuerda guerrero solo la luz vencerá a la oscuridad, algún día lo entenderás — y con un ultimo resoplido el mítico dragón cerro sus .

amarillos ojos y dejo de respirar

Edjer no pudo procesar todo lo que escucho que volvió a caer rendido ante el cansancio, para cuando despertó el dragón no estaba, era como si se hubiese evaporado, solo ataba la espada en su lugar, el blanco la tomo, se vistió con unos ropajes que encontró entre los tesoros, tomo algunas monedas, envolvió lo que quedaba del muchacho en unas viejas sabanas que había llevado para la ocasión y de vuelta a descender esa montaña, nido de dragones.

El guerrero cumplió su misión y se llevo mas de lo que buscaba, tenia un gran poder, pero también una maldición

Gran precio a pagar por una espada pero bien ganado su nuevo titulo

El asesino de dragones

 




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