Un día, un niño caminaba muy feliz alrededor de su pequeño planeta. Pero al tomar conciencia de su entorno, se dio cuenta de que todo era diminuto. Le preguntó a su fiel amiga Nashi, una estrella:
—¿Por qué mi planeta es tan pequeño? ¿Por qué solo están las estrellas y la luna a mi alrededor? ¿Por qué la luna no es como ustedes?
Nashi, con una sonrisa, respondió:
—Porque estamos lejos de tu casa.
Al escuchar esto, el niño se llenó de más preguntas:
—¿Casa? ¿Dónde está casa? ¿Por qué no estamos en casa? ¿Qué tan lejos estamos? ¿Qué tiene que ver casa con lo que te pregunté?
Nashi no pudo responder, pero otra estrella, Tair, un tanto entrometido, intervino:
—Nadie, ni siquiera Nashi, sabe dónde está tu casa. Pero si me lo pides arrodillado, buscaré y te llevaré a casa. ¿Quieres que te lleve?
El niño, disgustado por la intromisión de Tair, lo ignoró. Aunque quería saber qué era casa, no permitiría que otra estrella interfiriera en su amistad con Nashi. Entonces, volvió a preguntarle:
—¿Nashi? ¿Qué es casa?
Nashi, confundida y estresada por la situación, gritó:
—¡Casa está muy lejos! ¡Demasiado lejos! ¡La luna nunca nos dejaría ir allí, así que no te hagas ilusiones!
El niño, sintiendo que su insistencia había causado el estrés de Nashi, se disculpó:
—Perdón, no volveré a hablar sobre casa.
Estaba triste, pero pensó que la luna debía ser la culpable. Decidido, corrió al otro lado de su pequeño planeta y le gritó a la luna:
—¡LUNA!
La luna, al escuchar al niño tan petulante, le respondió:
—¿Qué pasa? ¿Qué quieres, niño?
El niño, al ver que había captado su atención, le preguntó:
—¿Dónde está casa? ¿Por qué Nashi y yo no podemos ir? Y aunque suene un poco tonto, ¿qué es casa?
La luna, al ver sus dudas, se rió suavemente y respondió a cada una:
—Casa, mocoso, es un lugar donde vives con las personas que aprecias. Y eso quiere decir que esta es tu casa.
Al escuchar esto, el niño se llenó de más preguntas:
—¿Qué son las personas? ¿Por qué Nashi está enojada?
La luna, al verlo tan confundido, entendió sus dudas y explicó:
—Las personas son seres humanos; así se llama tu especie. Aquí no hay nadie como tú, pero en otro lugar, muy lejos, sí. Nashi no está enojada; solo piensa que, al ver esa "casa", te gustará y querrás irte con las personas, lejos de aquí, lejos de nosotros.
El niño, al comprender, salió corriendo a buscar a Nashi y le dijo:
—Nashi, aquí es casa. No me quiero ir.
Nashi, sin entender del todo y queriendo dejar el tema, dijo:
—No sé de qué hablas.
Pero antes de que pudiera continuar, el niño le declaró:
—Ustedes son mi casa, y no quiero ir lejos de casa.
FIN
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Editado: 04.09.2025