Cuentos de La Tata

Pesadilla

Me despierto con la respiración agitada, casi sin aire y de un brinco me incorporo para quedar sentado en mi cama. Otra parálisis del sueño de esas que siempre me torturan, me ha atormentado una vez más. ¡Mierda! Me gustaría saber por qué Morfeo se empeña en no concederme la dicha de dormir plácidamente.

Tomo varias bocanadas de aire para relajarme y calmarme. Intento llevar aire a mis pulmones mientras mi mente trata de traer recuerdos de la pesadilla que interrumpió mi descanso, pero no lo logra. Como casi siempre ocurre. 

Sin éxito por poder recordar, me dispongo a costarme nuevamente; sin embargo, noto que la puerta de mi cuarto está entreabierta. Mierda. Seguramente Luisa volvió a dejarla así. Me levanto, y camino dispuesto a cerrarla. No obstante, escucho que en el primer piso hay personas riendo y eso me inquieta. No son mis padres, de eso estoy seguro, tampoco tenemos visitas que se están quedando en casa. ¿Quiénes podrían ser?

La brisa que sopla desde fuera levanta las cortinas de la ventana, y hace que gire mi vista hacia ella. Noto que aun es oscuro. ¿Qué hora será? Sé que me fui a dormir a las siete de la noche, pero si hay visitas abajo, entonces seguramente no durmió mucho. Me acerco a mi mesa de noche para tomar mi celular y revisar la hora. Apenas son las dos de la mañana. Acaso, ¿mis padres se habrán quedado tomando algunas cervezas y es la razón por la que ríen de esa forma tan escandalosa?

Escucho pasos por las escaleras. Alguien sube por ellas. Me dirijo a la puerta de mi habitación para ir a ver a quien sea que esté por ahí, pero me detengo cuando escucho una voz que no es ni la de mis padres ni la de mi hermana. Esa voz pregunta "¿Dónde está el chico?".

Por alguna razón, mi instinto natural de supervivencia se activa y me alerta de que debo esconderme y refugiarme. Corro al armario de abrigos y me cubo cuidadosamente, asegurándome de poder ver hacia el interior de mi cuarto.

Los extraños entran a mi habitación. "Seguramente está en el cuarto de la hermana" dice uno de ellos. Son dos hombres. No hacen intento de buscar debajo de mi cama ni en el armario, lo cual es un alivio.

No se quedan mucho tiempo y salen de mi habitación. Despejo un poco los abrigos que cubren mi rostro para cerciorarme de que efectivamente no hay nadie, y lo confirmo. Necesito salir de aquí.

Me dirijo a la puerta, y asomo mi cabeza hacia el pasillo que da a la habitación de mis padres y mi hermana. Alcanzo a notar que están entrando a la habitación de Lu. 

Los gritos de mi pobre hermana mayor me sobresaltan, pero no me motivan a ir a su rescate. ¿Qué podría hacer? Absolutamente nada. Ella es más alta y más fuerte que yo, y creo que puede defenderse.

Opto por escapar. Debo hacerlo para poder pedir ayuda. Miro hacia las escaleras buscando la forma más rápida y segura de llegar a ellas, y emprendo mi huida.

He llegado al primer piso, y una escena horrorifica me paraliza.

Mis padres...

Mis padres están en medio de la sala, con varios cortes y golpes en el rostro, y demasiada sangre cubriéndolos. Los rodean cuatro sujetos vestidos con túnicas negras y máscaras 

De forma inesperada, una mano tapa mi boca y con la otra pone un cuchillo en mi cuello, y lo pasa lentamente, presionando y cortando mi frágil garganta. Caigo al suelo de rodillas. Intento agarrar mi cuello. Escucho un grito de mi madre. La sangre me ahoga, no puedo respirar, me ahogo, me aho…

Me despierto con la respiración agitada, casi sin aire y de un brinco me incorporo para quedar sentado en mi cama.

¡Maldita sea! 

¡Malditas parálisis del sueño! 

Las odio. Las odio. ¡Las odio! 

Siento mi frente altamente sudorosa. ¡Cómo odio tener sueños de este tipo!

Necesito calmarme. Inspiro y expiro fuertemente. 

Un momento.

Puedo recodar el sueño. Una absoluta pesadilla la que acabo de tener. ¿Cuánto habré podido dormir esta vez? Tomo mi celular de la mesa de noche y reviso la hora. Son las dos de la mañana. ¿Qué? 

La brisa que entra por mi ventana levanta las cortinas, y capta mi atención. Trago saliva.

Aun es oscuro.

Un escalofrío me recorre. giro mi vista hacia la puerta de mi cuarto... esta entreabierta... escucho risas escandalosas…



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En el texto hay: humor negro, realismo oscuro, terror suspenso y sangre

Editado: 10.04.2024

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