Cuentos de la vida misma

Lealtad

El amor al béisbol nació cuando tenía 9 años, pero en su ciudad natal no había equipo de beisbol profesional, por o que se hizo fanático de Tiburones ya que ahí habían varios jugadores que también eran de su ciudad; pero además, porque era un equipo menospreciado por las dos grandes potencias del deporte. A él le gustaba apoyar al débil; sin embargo, para sorpresa de todos, ese equipo menospreciado fue campeón ese año. A partir de ese momento amó a ese equipo, se hizo un verdadero fanático, aprendió la historia de la divisa, coleccionó camisetas y demás souvenir y hasta una pelota autografiada con esos campeones llegó a tener . Cinco años después nació el equipo Caribes, equipo de su ciudad natal, y él, confeso regionalista, se debatió entre estos dos equipos. Sus amigos se reían de él por esta dualidad, el siempre apelaba a la lealtad para justificar sus querencias, a la lealtad a su ciudad para apoyar a Caribes y a la lealtad al equipo que le hizo amar al deporte Tiburones. Cuando intentó dejar a Tiburones no pudo, porque este equipo entró en años malos y considero desleal hacerlo, pensaba que parecería que utilizó al equipo para sentirse ganador y luego los desechó. Ahora continúa apoyándolo por igual a los dos, con la pasión desbordada por cada uno, pese a las críticas de sus amigos, quienes no han logrado entender que cuando somos leales es para siempre



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En el texto hay: microrrelatos, aventura, vida cotidiana

Editado: 13.11.2024

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