El General Epifanio Machado, jefe de montonera en Barcelona, fiel partidario de Nicolas Rolando en su disputa por el poder ante Cipriano Castro, entra en Carúpano a finales de Julio de 1899. El pueblo está expectante ante lo que haga Machado, quien es un hombre sin formación, cuyo único mérito es haberse hecho jefe al frente de unos peones de hacienda, pero viene en nombre de Nicolas Rolando, caudillo oriental, quien hasta hace poco era el gobernador y hombre respetado por intelectual, era farmacéutico graduado en la universidad y también era un hombre de acción.
Machado es recibido con honores, fiesta pública y pasillo de honor, el jefe militar de la plaza le da la bienvenida y le dice que lo espera una recepción en la casa de Don Jesús Rivas, español y de los más prósperos comerciantes del pueblo. Don Jesús Rivas, era un hombre que no le gustaba la política y mucho menos la guerra, pero entendía que había que estar bien con el poder y en Oriente el poder lo tenia Rolando. Don Jesús, comerciante sagaz, entendía también, que los buenos negocios estaban en el gobierno, por lo que siempre estuvo dispuesto a ser anfitrión ante cualquier visita importante, pero en lo que vio al General Machado, se dio cuenta que era un hombre sin ninguna importancia, su misma tropa le llamaba “General roba gallinas”, era más peón de hacienda que General, con fama de raptar jovencitas por los pueblos en los que pasaba, para hacerlas su mujer.
Pese a todo esto, se realizó la recepción y esta fue todo un éxito, el pueblo admira y trata de ganarse la voluntad del caudillo oriental Rolando y se lo hacen saber a Machado y este se siente dueño del mundo, más aún con la fiesta que él cree que le hace el pueblo para mostrarle respeto. Baila con todas las mujeres bonitas, a todas les hace una promesa de amor, bebe, se emborracha y empieza a sancionar a sus subordinados para que todos vean como él manda. Nunca se había sentido mejor, primera vez que sentía que lo respetaban.
Al día siguiente, luego de pasar revista a las defensas del pueblo el General Machado se regresa a Barcelona llevándose con él, como premio, a la joven hija de Don Jesús Rivas, Rosario Rivas. Machado pensó que estaba haciendo lo correcto llevándose a la jovencita y que la familia se sentiría honrada por la elección que él había hecho. Don Jesús entró en colera, salió en busca del jefe militar,, compadre suyo, para que lo acompañara a buscar a su hija a Barcelona.
Cuando fue increpado por Don Jesús, Machado estaba atónito, no entendía porque el padre de Rosario estaba tan molesto, si él había escogido la familia Rivas para emparentarse con él. Cuando hablaron con Rosario, la muchacha manifestó que quería quedarse con Machado, ella, joven al fin, quedó deslumbrada por el General Machado. Su padre regresó a Carúpano, tratando de ocultar la vergüenza. que sentía. Rosario fue repudiada por su familia , ellos no podían aceptar a Machado ya que, por muy general que fuese, él era negro y un pobre campesino que la guerra lo llevó a ese grado. Machado le montó dos muchachos a Rosario y, cuando el devenir de la guerra lo hizo marcharse a Ciudad Bolívar, dejó a Rosario con sus dos hijas, sola y en la más grande penumbra económica. Más nadie supo de Machado, pero lo más probable es que regresó a su Barlovento natal con otra muchacha raptada