Cuentos de la vida misma

Vida

Me sentía aletargado, estaba totalmente desorientado. En la bruma del letargo vi a mi madre llorando a mi lado. Traté de hablarle, de preguntarle qué pasaba, de consolarla; pero, extrañamente, ella no lograba escucharme. Parecía que estuviese atrapado en un sueño y no tenia el control de mi cuerpo, el esfuerzo por tratar de despertarme también era infructuoso.

Cuando tuve un poco más de lucidez pude observar mi auto chocado, realmente estaba destruido; sin embargo, no recordaba porque estaba así. Intenté incorporarme, era extraño ya que sentí elevarme, pero no incorporarme como yo quería, porque al hacerlo, mi cuerpo pareció despegar del suelo como un cohete. Mi madre, a pesar de que estaba a mi lado, no se daba cuenta de lo que me pasaba, ella lloraba, estaba inconsolable volví a intentar hablarle, tocarle, pero todo esfuerzo fue en vano. La escena se volvió mas aterradora, vi llegar a mis hermanos y estos estaban visiblemente afectados, mi padre estaba cabizbajo viendo mi vehículo que ahora me parecía una chatarra de lo golpeado que estaba, mi madre no me soltaba, sostenía mi cabeza en sus piernas.

Yo no tenía capacidad de comprender que sucedía, pero ya sospechaba que me había pasado lo peor y que pronto me iría del lado de ellos, del lado de mi familia. Empecé a perder el conocimiento, me desmayaba y me despertaba casi que enseguida, mientras esto me pasaba el escenario seguía igual, mi padre, madre y hermanos inconsolables, mi madre no se despegaba de mi, lo único distinto era que había mas gente a nuestro alrededor, ellos estaban viendo ese espectáculo, trataban de determinar el momento exacto en que el último hilo de mi vida salía de mi cuerpo. Mi madre seguía a mi lado, besaba mi rostro.

Sentí que desfallecía, parecía que seria definitivo. Mi cuerpo inició su viaje a otro plano, inició el viaje astral y yo me dejé llevar, estaba triste por mi gente, por todos los que dejaba atrás, no sabía si volvería a estar con ellos, pero estaba en paz, aunque algo expectante por lo que me esperaba. Mi madre quedó en el pasado, los recuerdos de mi vida y de ella se fueron disipando y se volvieron un poco confusos.

Cuando desperté definitivamente, mi madre se veía muy joven, yo no la reconocía claramente, pero sabía que era ella. Traté de hablarle pero no articulaba palabras, solo podía emitir gritos, tampoco podía controlar mi cuerpo a mi voluntad. Vi a mi madre sudorosa y llorando, sentía que me estaba sosteniendo en sus brazos, pero ahora su llanto era distinto, este llanto era de felicidad, estaba contenta y yo no entendía el porqué. Mientras yo más intentaba hablar, más gritos salían de mi boca, quise abrazarla pero mis manos eran muy cortas y no la alcanzaba. Sentí que perdía la memoria y los sentidos, no controlaba mi cuerpo, solo quería comer, tenia mucha hambre. Mi mente se fue poniendo en blanco, me fui olvidando poco a poco de todo, no podía hablar, solo me salían gritos y gruñidos. De pronto mi madre me amamantaba, después solo quería dormir y estar al lado de mi mamá



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En el texto hay: microrrelatos, aventura, vida cotidiana

Editado: 13.11.2024

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