Cuentos de la vida misma

Hijo de Nadie

Miguel era un niño que intentaba ser feliz, era consciente de su pobreza económica, pero buscaba respuestas para su pobreza familiar, el solo contaba plenamente con su madre. No entendía porque sus primos lo despreciaban, porque no querían jugar con él o porque le decían “hijo de nadie”. No entendía porque su madre en muchas ocasiones era humillada por su propia familia. Él lloraba en las noches, en silencio, a causa de ese desprecio. A sus 6 años era consciente que le faltaba su papá, sus compañeros de clases y sus primos, mayores que él, siempre se lo recordaban. Su tío trató de ser esa figura paterna, le mostraba cariño y trataba de orientarlo y educarlo; pero Miguel sabía muy adentro, que pese al amor de su tío, él era solo su tío y ese tío tenía a sus propios hijos, quienes eran su principal preocupación. El quería un padre que se preocupara por él antes que por cualquier otro.

Muchas veces le preguntó a su mamá por su papá, ella siempre evadía responder, se notaba muy avergonzada por ese tema. El niño amaba mucho a su madre y no quería verla triste, por lo que él niño desistió de seguir preguntando, el sufrimiento de su madre era muy pesado. Miguel se volvió introvertido, reflexivo, se refugió en los estudios, pero también en ganarse a sus tios, abuelos y hasta a sus primos. Decidió que su madre tenía que ser feliz y él quería ser exitoso para que ella fuese feliz. Quería destacarse que su familia sintiera orgullo de él y no quedarse como un simple “hijo de nadie”.

A la larga el destino lo compensó. Su madre se enamoró y casó con un hombre que en todo momento lo trató como su propio hijo. Le dio su apellido, se preocupaba constantemente por él. Cuando la pareja tuvo hijos, el niño se convirtió en la guía de sus hermanos. Su padre lo premió en sus triunfos, le compró un carro cuando se graduó de bachiller, le pagó la universidad, le ayudó a comprar una vivienda cuando se casó y quiso a los hijos de Miguel como un abuelo quiere a los propios. Nunca nadie sintió que Miguel no era hijo de ese señor. El niño fue feliz con su padre.

Sin embargo, ya siendo un hombre, ya siendo un profesional universitario muy reconocido en su ciudad, siendo un hombre exitoso y el orgullo de su familia, Miguel buscó a su padre biológico porque el quería saber de donde venía y, por supuesto, quería explicaciones de lo que no tiene explicación. Su padre biológico fue un reconocido locutor y hombre de farándula qué vivía en una ciudad a 4 horas de ese niño que ahora era un hombre. Para sorpresa de Miguel, al conocerlo se dio cuenta que este siempre siguió sus éxitos, aunque nunca buscó contactarlo, él observaba desde lejos lo que ese niño hacía mientras crecía, pero siempre tuvo miedo de acercarse a él.

Miguel mantuvo sus encuentros en secreto, no quería ofender a su papá y a su mamá. Siempre le dejó claro a su padre biológico quien era su verdadero padre y a él lo trató como un amigo. A sus hijos les enseñó a amar a ese abuelo de corazón noble e infinito, a ese abuelo desprendido, a ese abuelo callado pero que siempre los cuidaba; esos niños, hijos de Miguel, nunca supieron nada del otro abuelo



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En el texto hay: microrrelatos, aventura, vida cotidiana

Editado: 13.11.2024

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