Cuentos de la vida misma

Vida y muerte

Cuando estaban a punto de operarlo él se sentía tranquilo. Había recibido una patada jugando fútbol, lo que le ocasionó una torsión testicular muy dolorosa. A sus 12 años no comprendía la gravedad de la intervención quirúrgica que iba a recibir; sin embargo, notó que cuando el médico indicó que había que operarlo, su madre estalló en llanto y poco después llegaron a la clínica sus abuelos y tíos.

Ante este movimiento a su alrededor le preguntó a su padre si lo que tenia era grave y este, haciendo un enorme esfuerzo porque su hijo no notase su preocupación, le respondió que era algo sencilla la operación, pero que, por supuesto, la familia se preocupa y querían estar todos ahí en ese momento.

La intervención salió bien y la recuperación física del niño, iba a ser muy rápida. Todos estaban contentos; sin embargo, José Antonio, que era el nombre del pequeño, cuando despertó luego de la operación, tenia una honda preocupación que le cambio hasta la personalidad. José Antonio trató de recordar si había sentido algo o había tenido algún sueño durante las tres horas en las que estuvo sedado. No podía recordar nada. Su papá, antes de la operación, le había dicho que la anestesia lo iba a dormir, pero él ahora interpretaba esas tres horas no como dormir, sino como estar muerto, ya que ni siquiera pudo soñar. Esto le preocupó.

A partir de ese momento estaba aterrorizado con la muerte, se obsesionó en encontrar testimonios de personas con muerte clínica, que luego revivieron, quería saber que sintieron en ese momento de muerte. Buscó respuesta también en las religiones, trató de conocer lo que decían de la vida después de la muerte, pero tampoco obtuvo una respuesta que lo tranquilizara. Hasta cayó en el mundo de la ufología, porque en determinado momento lo atrajo una teoría que decía que había una raza superior que nos dio la vida y nos envió a este plano terrenal, para luego, una vez expiada nuestras penas o pecados, ascenderíamos al plano o dimensión donde ellos se encontraban.

Todo su energía estaba concentrada en saber que había mas allá de la muerte, buscó afanosamente una respuesta, porque su deseo era seguir “vivo” después de morir. Esta obsesión le hizo perder parte de su niñez, de su juventud, lo apartó de su familia, de amigos, lo apartó de su propia vida.

Cierto día regresaba de la universidad a su casa, le estaba dando la cola un compañero de clases e iban con otro estudiante más. Jose Antonio estaba sentado en el asiento de atrás, cuando de repente el amigo, por impericia manejando o porque un carro se le atravesó en la autopista, perdió el control del vehículo, giró el volante a la derecha de forma brusca, pero al darse cuenta que le iba a dar a un coche que estaba de ese lado, volvió a girar el volante de forma brusca, pero en sentido contrario, con tan mala suerte que la isla que separaba las vías de la autopista era bastante pequeña y cuando el caucho del carro en el que estaba José Antonio pegó en esta separación de vías, la isla actuó como rampa y el vehículo salió disparado hacia el otro lado de la autopista, cayendo encima de otro auto.

Eso fue una locura. José Antonio siempre estuvo consciente, pero los dos amigos no. El salió del auto por una ventana, el carro había quedado de lado, con la puerta del piloto contra el asfalto. Los bomberos tuvieron que picar el carro con una sierra para sacar a los otros dos tripulantes y los paramédicos le prestaron los primeros auxilios en el sitio para salvarles la vida. El conductor del auto al que impactaron no corrió la misma suerte, murió en el acto.

Estando en el hospital, atendiéndose las magulladuras que tuvo en el choque, consciente que sus amigos estaban graves, pero vivos y que un señor que estaba por su vía tranquilo, pensando en llegar a su casa, ignorante del peligro y de su destino, había muerto sin siquiera saber el motivo o la circunstancia de su muerte, José Antonio, en una circunstancia un tanto parecida a cuando tenía 12 años, reflexionó, de otra manera, sobre la vida y la muerte.

Comprendió que la vida es frágil y es la única de la que tenemos certezas, es la que sabemos que vivimos, por lo tanto es en esta vida en la que tenemos que ser felices, no sabemos si en otro plano, en otra reencarnación, si en el paraíso o cualquier otro lugar, después de nuestra muerte física, podremos experimentar la felicidad. La reflexión a la que llegó y por la cual cambio su vida, es que la razón por la que estamos vivos es para ser felices en el presente, sino logramos eso, habremos perdido este poco tiempo en que podemos VIVIR.



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En el texto hay: microrrelatos, aventura, vida cotidiana

Editado: 13.11.2024

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