Argenis despertó feliz porque era su cumpleaños. Hacía mucho tiempo, tal vez desde que era un niño, que no se sentía ansioso al acercarse esta fecha. Estaba arribando a los 54 años, Tenía un año de haberse divorciado, no tenía hijos y ahora sentía que había perdido mucho tiempo de su existencia en la que solo se preocupaba por su trabajo y evitaba las relaciones afectivas. Sin embargo, desde su divorcio, quiso darle un giro a su vida, tanto así que él consideraba que estaba empezando una nueva etapa, se creía un hombre nuevo y eso lo motivaba. Luego de ese punto de inflexión, que no es otro que su divorcio, Argenis se esforzó en acercarse a familiares y a antiguos amigos; pero, en muchos casos, no sin razón, fue rechazado por ellos.
Y es que Argenis, por décadas, evitó a amigos y familiares. Mientras avanzaba en su carrera, considero que ellos lo que querían era aprovecharse de sus contactos o de su dinero para tener un beneficio, por este motivo los fue desechando y apartando, sin darse cuenta que el único que se aislaba era él mismo. Su esposa lo dejó precisamente por su actitud huraña, por su encierro constante en la casa; en fin, por su aislamiento social.
El cambio de actitud que había experimentado, en esta su nueva etapa de vida, fue drástico y, por lo tanto, todos lo que ya lo conocían no creían que este fuera real. Este nuevo Argenis se involucró en todas las actividades sociales que se organizaban en la empresa, celebración de cumpleaños, aniversario de la empresa, paseos, entre otros; él mismo organizó parrilladas en su apartamento, invitando a todos sus compañeros de trabajo y vecinos; se hizo miembro de la junta de condominio y organizó la cena navideña del conjunto residencial, para sorpresa de todos, ya que en todos los años que lo tenían de vecino, nunca lo vieron participando en ninguna actividad, ni siquiera como asistente. Pero no todo quedó ahí, Argenis caminaba en las mañanas en el parque, se había comprado un perro con el que hacía esta actividad, aunado a esto, llevaba alguna merienda al trabajo para compartir con compañeros, e insistió en llamar asiduamente a familiares y amigos. Además, se comprometió consigo mismo a salir de paseo por lo menos una vez a la semana, trataría de hacerlo acompañado, pero, aunque sea solo sí lo haría.
Tenía más de un año que inició este cambio de actitud y ante las reticencias de los viejos amigos, había logrado una que otra nueva amistad. Es por esto que, pese a que no lo anunció a nadie, esperaba muestras de cariño y afecto por su cumpleaños. Él sabía que necesitaba eso porque, pese a la gran cantidad de actividades que ahora hacía, él se sentía solo, extrañaba a su exesposa, extrañaba a sus padres ya fallecidos y a sus hermanos, estos estaban distantes física y emocionalmente de él. Con sus hermanos y su ex esposa redobló el esfuerzo para lograr un acercamiento; pero siempre fue rechazado o quizás él no fue tan abierto para pedir perdón por los desplantes pasados y para solicitar una oportunidad de estar en sus vidas. Abrir su corazón para la gente que quería no era la especialidad de Argenis.
La mañana de su cumpleaños, Argenis se dispuso a desbordar alegría y a recibir muestras de cariño, Esa mañana, se arregló lo mejor posible, él mismo llevó dulces al trabajo para compartir. Sufrió un golpe anímico temprano en la mañana porque nadie lo llamó, pero eso estaba dentro de lo que él esperaba para ese día; sin embargo, le afectó un poco que su familia siguiera ignorándolo pese al esfuerzo que él hacía.
Todo esto lo llevó a repasar su vida. Se dió cuenta que sus tíos y primos eran desconocidos para él. Desde que se fue a la universidad no compartió navidad o cualquier fiesta con ellos, en diversas ocasiones lo llamaron para invitarlo a la casa y siempre consiguió la manera de eludir el compromiso, incluso le propusieron ser padrino de alguno de los hijos de sus primos y este, a pesar de aceptar ser padrino, al final no asistió a ninguno de los bautizos. El trato con sus hermanos fue igual. Él los consideraba seres extraños con los que solo compartía el amor a sus padres y algunos recuerdos comunes, esa visión personal de sus hermanos había cambiado, pero no encontraba la manera de hacerles saber a ellos que realmente los amaba.
Cuando llegó al trabajo, todos parecían ignorar la celebración. Nadie lo felicitó, nadie se le acercó, él invito a todos a comer de los dulces que trajo, pero nadie se preguntó el motivo de ese pequeño compartir. El ánimo de Argenis se fue diluyendo a medida que pasaba el día. Para la hora de salida se encontraba claramente deprimido y recordando los viejos fantasmas de su cumpleaños.
Porque, si de traumas se trata, Argenis tenía uno profundo con su cumpleaños y es que siendo un niño de doce años, cinco días antes de su celebración, con el ánimo y la ilusión propias de un infante, con Argenis soñando con esa bicicleta que su padre le regalaría, con el balón que le traería su abuela y con el resto de regalos con los que sería agasajado, el destino le tenía guardado el primer golpe que recibiría en la vida: su padre, regresando del trabajo, tuvo un accidente de tránsito en el que perdió la vida.
Más allá del dolor por la pérdida de su protector y guía, a partir de ese momento el carácter dulce del niño Argenis se agrió, se volvió ensimismado y huraño, quizás esto ocurrió porque él asoció su cumpleaños con tragedia y es que dentro del dolor por la pérdida, la familia organizó las exequias, coincidiendo justamente su cumpleaños con el entierro de su padre, una imagen de la cual no pudo desprenderse, un sentimiento que lo hizo aborrecer el día en el que nació y con ello su propia existencia.
Camino a casa Argenis no pudo evitar las lágrimas, no pudo evitar tener las mismas sensaciones y sentimientos que tenía el día en que murió su padre, no pudo evitar pensar en su soledad física y espiritual, no pudo evitar el pensar en cómo fue alejando a todos lo que alguna vez lo quisieron. En eso estaba cuando reflexionó que sería digno de su trágica existencia, el culminar su vida justamente un día que el destino le llevó a aborrecer, justamente el día que comenzó su vida, el dia que le pasó la tragedia que lo marcó...