Cuentos de Navidad

El Viaje Mágico al Polo Norte

En la pequeña ciudad de Valledulce, la Navidad era siempre la época más alegre del año, llena de luces brillantes y villancicos en cada rincón. Para Lucí, sin embargo, la temporada festiva traía una sensación de soledad. Su padre, un hombre trabajador que viajaba constantemente, nunca estaba en casa durante las fiestas. Cada año, Lucí observaba cómo las demás familias celebraban juntas mientras ella se quedaba con su madre, sintiendo un vacío en su corazón.

Este año, Lucí estaba más desanimada que nunca. La casa estaba decorada con luces brillantes y adornos coloridos, pero su ánimo no reflejaba la alegría que la rodeaba. Una noche, antes de Navidad, se acurrucó en su cama, abrazando su osito de peluche. "Ojalá pudiera tener una Navidad feliz," susurró antes de quedarse dormida.

Esa misma noche, Lucí se despertó por un ruido extraño que venía de debajo de su cama. Con curiosidad, se asomó y vio una tenue luz azul que brillaba. Con cautela, se arrastró bajo la cama y, para su sorpresa, fue transportada mágicamente a un lugar lleno de nieve y maravillas.

Lucí se encontró en el Polo Norte, rodeada de elfos bulliciosos y renos juguetones. Asombrada, comenzó a explorar el lugar. Pronto se hizo amiga de un elfo llamado Elio, quien le explicó que estaba en la fábrica de juguetes de Santa Claus. "¡Bienvenida, Lucí! Estás aquí porque tu deseo navideño es muy especial," le dijo Elio con una sonrisa.

Elio llevó a Lucí a conocer a Santa Claus, quien estaba ocupado revisando la lista de regalos. Santa la recibió calurosamente y escuchó atentamente su historia. "Lucí, sé que extrañas a tu padre y que la Navidad no es lo mismo sin él," dijo Santa con voz amable. "Pero hay algo que puedo hacer para ayudarte a ver la magia de la Navidad de una nueva manera."

Santa Claus entregó a Lucí una bola de nieve mágica. "Esta bola de nieve te permitirá ver a tu padre, no importa dónde esté," explicó. Al agitarla, Lucí pudo ver a su padre trabajando en una ciudad lejana, con la misma tristeza que ella sentía. Comprendió que, aunque no estaban juntos, su padre también la extrañaba profundamente.

Lucí agradeció a Santa y a Elio por su amabilidad y ayuda. Con su nueva bola de nieve, fue transportada de regreso a su habitación. Al día siguiente, con el corazón más ligero y una nueva perspectiva, comenzó a disfrutar de la Navidad junto a su madre, sabiendo que su padre la amaba y pensaba en ella.

Ese año, la Navidad fue diferente para Lucí. La bola de nieve mágica le recordaba que el amor de su familia estaba siempre con ella, sin importar la distancia. Y aunque su padre no podía estar físicamente, compartieron momentos especiales a través de la mágica bola de nieve, haciendo de esa Navidad la más feliz de todas.




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