Cuentos de Oz

Códigos.

Año 2323, la humanidad apesta, la tecnología se apoderó de nosotros y no porque nos hayan
dominado, sino, porque dejamos que se hiciera parte nuestra. Antiguamente tu familia te
imponía una religión, ahora te implantan un chip en el cerebro cuando eres bebé y para
sacártelo debes pagar una fortuna y quién querría ser un desconectado.
Llevo años trabajando en una empresa donde no conozco a nadie en realidad, el famoso chip
hace que no puedas ver a las personas, sino, un avatar, a los únicos que conozco que se ven
como humanos son mis padres. Todo esto empezó por privacidad hacia las personas de alto
poder mundial, estrellas de música, cine, de todo tipo, pero en con el pasar de los años se hizo
tan popular y masivo que fue obligación para todos. Estoy harta de ver personajes ficticios,
quiero conectar con personas que se vean como humanos y no solo mis padres o hijos en un
futuro.
Se preguntarán como hace uno para tener pareja, pues bueno, lo ideal es conocer muy bien al
otro como persona y no físicamente, es absurdo, pero es lo que hay. Luego cuando ambos
están de acuerdo en formalizar introduces el código personal mediante una pantalla virtual en
tu brazo, sí, algo así como la película Depredador, mundialmente conocida ya que de ahí
sacaron la idea.
Lo malo de poner códigos es que una vez que se muestran como realmente son es que pueden
fotografiarte y bloquearte nuevamente para verlo con su avatar para siempre. El par de veces
que hice esto fue decepcionante, algunos chicos estaban todos sucios, desaliñados, no les
importaba su físico, solo lucir bien en su avatar. Por mi parte cuidaba mi cuerpo, lucía como las
modelos de la antigüedad y de ahí se me ocurrió vender mi ‘’Cuerpo humano’’ por internet.
Solo tenía que aceptar y enviar mi código y unas cuantas fotografías subidas de tono, me armé
de valor para perder el pudor y subir mi contenido a las redes. Fue cosa de horas y ya tenía
cientos de solicitudes de intercambio de códigos, solo pensé en la cantidad de dinero que me
haría en ese momento, no me importó nada más, quería quitarme el chip a toda costa.
Después del primer día de intercambios quedé exhausta, hice mucho dinero, no lo negaré,
pero empezó a preocuparme el hecho que mis fotos las tengan personas que ni siquiera
pagaron. Muchos de los hombres que vi eran raros y solo uno me llamó la atención, sí, mucho
más que las mujeres que me enviaron solicitud. Este hombre tenía un avatar de astronauta,
solo él, me causó mucha curiosidad, quise preguntarle cómo era posible, pero como el
intercambio es rápido y sin conversación, no pude.
Al tiempo mis padres estuvieron de aniversario y los oí hablar de cómo se habían conocido, me
quedé en silencio tras la puerta de su habitación y los escuché.
Mamá: Estaba nerviosa aquella vez, fuiste el primer hombre a parte de mi padre y hermanos a
quien vi físicamente como humano, dudaba de hacer intercambio de códigos.
Papá: Lucías tan linda en tu avatar que imaginé que en persona serías aún más bella.
Mamá: Que tierno eres, por eso acepté tu código, te amo.
Papá: Yo también te amo, No puedo creer que ya llevemos 25 años casados.

Mamá: El tiempo pasa volando y a todo esto, amor, ¿Aún sigues usando el avatar de cuando
nos conocimos?
Papá: Claro, el mismo traje de astronauta de toda la vida, así es como me ven todos, ja, ja, ja.
¡No lo podía creer, el cliente del avatar era mi padre! jamás lo había visto así, solo como
humano.
 



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En el texto hay: locura, suspenso, terror

Editado: 25.11.2023

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