Camila, asustada caminaba velozmente buscando refugio. Ya bajo un umbral revisa su celular y
que no haya nadie a su alrededor. Marca un número y le contestan.
+ ¿Aló?
- Hola, soy yo, ¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?
+ ¿Qué cosa? Podrías ser más específica.
- No puedo hablarlo por aquí, podrían estar escuchando.
+ Ah, ya recuerdo, nadie te está siguiendo ni escuchando, solo son paranoias tuyas.
- ¡No son paranoias! Necesito que no veamos ahora y en persona, debo contarte algo.
+ Bueno, ¿Te parece en la plaza de siempre en 10 minutos más?
- Perfecto, ve encapuchado, no quiero que te vean conmigo y que te expongas a un peligro.
+ En ese caso mejor nos juntamos en mi casa y no nos exponemos.
- No, así sabrían dónde vives y es probable que usen la tecnología de tu casa en nuestra contra,
nos podrían oír.
+ Ok, voy en camino entonces, bye.
- …
Ya en la plaza.
- Toma, ponte esta mascarilla.
+ ¿Para qué?
- Podrían leer tus labios.
+ ¿Quiénes?
- Mira esas cámaras, ellos.
+ Vale, está bien, ¿Qué ocurre?
- Primero apaguemos los teléfonos.
+ Ok.
- Ahora sí, el otro día estaba grabando unos audios a una amiga y pude escuchar una voz de
fondo, yo estaba sola, así que con una aplicación separé las voces y logré escuchar ‘’ Listo,
grabando ‘’.
+ ¿Estás segura? Déjame oír eso.
- No, no encenderé el teléfono, podrían llegar en cualquier momento, creo que ya saben que
sé sobre ellos.
+ ¿Ellos? Estás loca.
- Suenas como él. Aléjate de mí.
+ Camila, espera.
Camila corrió y se perdió entre la gente. De pronto su celular se prendió y le llegó un mensaje
de voz.
* No le cuentes a nadie o no te gustará saber la verdad.
Del susto, tiró lejos su teléfono y alguien se lo recogió y se lo devolvió.
* Tome señorita, ya sabe, shhhh.
Camila con el celular en la mano y sin poder creer todo lo que estaba pasando, gritó y salió
corriendo despavorida. Iba tan ensimismada que cruzó la calle sin mirar y un automóvil la
atropelló. Su teléfono volvió a volar por los aires mientras un mensaje aparecía en la pantalla
que decía: ¡TESTIGO ELIMINADO!