Todos los veranos cientos de turistas vienen a disfrutar de mi lago, no tendría problemas si
fueran más limpios y menos ruidosos, los he espantado del lugar, pero no hay caso, no son
capaces de obedecer a un viejo anciano.
El fondo del lago está lleno de latas y botellas de cerveza, la orilla de este manchado con hollín
de sus fogatas y colillas de cigarro por doquier. Debería tomar cartas en el asunto, pero nadie
toma en cuenta a un viejo hombre ahogado en el fondo del lago.